Arrojados como botín de piñata casi por cada acción ofensiva que realices, los corazones mágicos son el tipo de moneda que utilizas en Uprising. No sirven, como dicta la tradición, para recuperar salud, sino que se agregan a un contador que registra las cantidades acumuladas en el transcurso de un nivel para después invertirlos en beneficios, especialmente al comprar alguna de las docenas de armas que componen el arsenal disponible. Entre arcos, pistolas, espadas, mazos y más, sobra de dónde escoger, y hay que considerar que cada arma tiene atributos de daño y rango de tiro, tanto para los ataques a distancia para los cuerpo a cuerpo, además de que todas cuentan con algún efecto adicional, dígase la posibilidad de petrificar a los enemigos, un aumento en tu velocidad de disparo, o sencillamente, más cantidad de daño. También está la opción de fusionar dos armas para crear una versión mejorada; fuera del ocio que dediques a investigar en la cruza de armamento, es un hecho que tan sólo las recompensas que obtienes de las misiones son suficientes para asegurar un alto nivel de estrategia, ni se diga cuando te entregues de lleno a descubrir combinaciones.

Otra utilidad más de los corazones es la de pagar para reducir o aumentar la dificultad de cada escenario. Hacer tu tarea más fácil cuesta pocos corazones, pero debes pagar cantidades colosales para dificultar la misión, pues a mayor reto mejores las recompensas. Se postula como un sistema ingenioso que literalmente te obliga a apostar por tu habilidad, ya que añadir poder a los enemigos significa aminorar tus posibilidades de sobrevivencia, y considerando que al morir pierdes los corazones invertidos, el riesgo es contundente; claro, la retribución vale la pena y el sistema mismo te seduce a ponerte metas. Aparte, en todo capítulo encontrarás puertas de intensidad, es decir, portales impenetrables a menos que estés jugando en la dificultad especificada. Tras estos portones se esconden enemigos de gran poder, con ítems que te recompensan de acuerdo con el reto. Las anteriores características elevan la rejugabilidad a niveles casi adictivos, ya que tienes oportunidades infinitas para seguir intentando si es que te eliminan, pero alcanzar la verdadera gloria depende de tu habilidad y del grado de dificultad que elijas. Sobra decir que el puntaje en forma de corazones tiene real valor, a diferencia de la métrica utilizada en otros shoot'em up.

Una capa más de personalización se presenta con las habilidades coleccionables que se ajustan a cada estilo de juego. Puedes utilizar varias a la vez, aunque tienen una pequeña trampa: cada poder tiene una forma que debes encajar en una pequeña cuadrícula, muy similar al acomodo de una partida de Tetris, siempre fijándote que las figuras no se traslapen, pues de otro modo se cancelan. No pasa de dejar fuera algunos útiles beneficios, pero es seguro que estarás haciendo pruebas hasta crear la combinación ideal, sobre todo porque su función va de recuperar tu salud automáticamente en pequeñas dosis hasta apuntar automáticamente al punto débil de un enemigo o darte algunos segundos de invulnerabilidad tras ciertas condiciones. La idea de configurar los poderes es en sí mismo una especie de minijuego que te mantendrá entretenido en etapas avanzadas de la historia.

Ahora bien, otra de las razones ideales para recolectar toda clase de armas y poderes, es la capacidad de llevarlos a los enfrentamientos contra otros jugadores. En el multijugador, sea local o en línea, los atributos de tu personaje se basan completamente en lo que tienes equipado, y dado que aumentar su desempeño se da con diferentes armas, tendrás que invertir tiempo en la campaña si es que deseas lograr avances en el multiplayer. Resulta fortuito que ante la variedad de armamento, cada persona tendrá un perfil diferente, y con ello, se crean combates impredecibles. Pero no te preocupes si eres principiante o no has tenido tiempo suficiente para invertir en el modo de historia, pues una partida contra jugadores mejor equipados se balancea con el hecho de que si mueren, tus contrincantes deberán pagar más puntos que tú; esta elegante solución obliga a que todo participante demuestre que su habilidad está a la par con los ítems que usa. Como sea, tienes dos alternativas para competir: una batalla campal en la que el ganador se lleva una jugosa recompensa, y un duelo entre dos equipos, donde casi al final del combate aparecen Pit y su versión maligna, apoyando cada uno a su grupo correspondiente. El único pero del multijugador es que hay momentos de lag extremo, junto a caídas dramáticas del conteo de cuadros por segundo, algo que le resta valía a la experiencia

En términos argumentales, Uprising redunda en lo superficial, sin mostrar un verdadero desarrollo de personaje, y sólo se remite a contar los pormenores de una historia extensa y plana. Lo que rescata a la trama es el enfoque narrativo, que guía los eventos gracias a constantes diálogos entre personajes –en ocasiones incluso con participación de los jefes–, usualmente jocosos pero también recurriendo al humor forzado. El guión, por su parte, brilla por la inclusión de interminables referencias a otros juegos de Nintendo, y por supuesto, las primeras entregas de Kid Icarus, hasta el punto de mostrar imágenes de 8-bit para ilustrar la nostalgia. La realidad es que aunque tiende a lo carismático, puede ser un tanto fastidioso en un estado avanzado del argumento, y mientras los comentarios documentan lo que se observa en pantalla, a veces distraen severamente la atención; además, el audio viene en inglés, así que al leer los subtítulos pierdes noción de los ataques enemigos.

Como conclusión diremos que Kid Icarus: Uprsing es un gran título, que ofrece caudales de entretenimiento y opciones nunca antes vistos en una propuesta de este tipo, aún cuando ciertos defectos le impiden convertirse en un clásico. Jugarlo causa sentimientos encontrados: por un lado disfrutarás el frenesí de los combates y la complejidad que brinda, y por otro, el control puede ser desesperante y extenuante para tus manos. Y si consideramos el formato repetitivo de cada capítulo, la falta de variedad de enemigos, y que la acción satura la pequeña pantalla, las fallas pueden adquirir más peso; irónicamente las fortalezas de Uprising superan cualquier debilidad, pues resulta adictivo hasta el cansancio y su esquema se presta para regresar una y otra vez a los niveles que ya experimentaste incontables veces. Lo cierto es que la innovación tuvo que pagar el precio en forma de accidentada experimentación.