Tal como sucede con las consolas nuevas, en las que suele tomar tiempo antes de que los RPG dejen su marca, el 3DS ha tardado en beneficiarse con propuestas del género verdaderamente significativas y en este respecto Namco Bandai decidió tomar la delantera, lanzando Tales of the Abysss, un juego ingenioso y fresco que al igual que el resto de la saga a la que pertenece, da nuevos bríos a la fórmula clásica de franquicias más reconocidas –como Final Fantasy y Dragon Quest–, pero que aún si se presenta como una variante interesante, deja mucho que desear en varios frentes.

En inicio, la historia parece construida a partir de los clichés más canónicos, empezando por el protagonista, un adolecente engreído y petulante que por azares del destino termina involucrándose en una misión para salvar al mundo, y cuyo pasado está envuelto en un velo de misterio causado por amnesia. Sin duda se trata de una aventura repleta de melodrama, en la que reina el uso de términos inventados, que rara vez son explicados con detenimiento. Sin embargo, debajo de esta primera impresión se esconde un argumento de conflictos bélicos entre reinos y conspiraciones siniestras a gran escala, cuya narrativa te envuelve gracias a la participación de personajes bien diseñados, y el recurso de constantes momentos inesperados. Claro, no se trata de un drama constante y la seriedad que permea a la trama adquiere tintes de hilaridad con frecuencia, alcanzando un balance ideal que crea una atmósfera atrayente.

Pero más allá de las sorpresas argumentales, el aspecto más sólido del juego en términos narrativos es la interacción entre personajes. Mientras que la mayor parte del diálogo es poco relevante para el desarrollo de la historia, ayuda a complementar el contexto, y las secuencias en que se prestan estas conversaciones exponen personalidades complejas y motivaciones que se antojan realistas. Y aunque los interludios van de lo plenamente cómico al extremo de la frivolidad, es con la dinámica de estos matices que se complementa el perfil de cada personaje, sobre todo porque cada uno aparenta seguir un estereotipo, pero en el fondo resultan más complicados, como la ruda guerrera Tear que expone un lado sensible o el protagonista que es objeto de burla constante por parte de sus compañeros –debido a su mala actitud–, y es por los eventos que suceden se que ve orillado a madurar, lo que en consecuencia muestra un desarrollo sólido y orgánico conforme avanza la historia. El único punto lamentable es que las conversaciones se guían por texto y no por voz, sin embargo, lo importante es que en un género que se destaca por saturarnos de cinemáticos, este juego deja lo relevante para la línea principal de la historia y lo demás queda para tu libre investigación.

Otro aspecto que distingue a Tales of the Abyss de la generalidad de los RPG, es el combate. Este título cambia los clásicos menús y comandos predefinidos por una aproximación a la acción sin necesidad de esperar turnos, en la que los cuatros personajes de tu grupo se mueven libremente por el campo de batalla, lanzando ataques y hechizos en tiempo real, mientras esquivan o repelen con peculiar maestría los embistes enemigos. Es un ritmo de pelea fluido y frenético, basado en combos, que se beneficia con las habilidades que gana cada personaje y el ingenio que imprime el jugador para crear combinaciones. Y mientras estás sumergido en la batalla, puedes elegir al personaje que quieras y cambiar en cualquier momento para sacar ventajas de los poderes especiales de cada uno, en tanto el resto del equipo se dedica a dar soporte, impulsados por una Inteligencia Artificial bien programada. A esto se suma un sistema de poderes especiales que funcionan con un código de color del que debes estar muy al pendiente, y con el cual se agrega un elemento adicional de estrategia. El problema para configurar las habilidades de tu personaje o simplemente actualizarlas, es que mucho de la mecánica se da por entendido, pues supone que eres un fan de la franquicia y no necesariamente nueva audiencia, o peor aún, alguien que apenas incursiona en los RPG.

Para los amantes del rol, hay características de sobra, y entre atributos, poderes e ítems, tiene un amplio margen de personalización. Además, hay misiones en abundancia, que desde luego van de lo más trivial a objetivos importantes, y aunque el general de las tareas es poco excitante, ayudan a nutrir las recompensas de exploración; y hablando de explorar, hay veces que tendrás que cumplir ciertos requisitos para seguir avanzando, lo que inequívocamente te deja con la sensación de una experiencia lineal, aún si es sólo en momentos, sumado al hecho de que el mundo es un tanto estéril.

La decepción de Tales of the Abyss se encuentra en el apartado visual. Fuera de una estética llamativa, es de las pocas veces en que resulta provechoso apagar la estereoscopía, pues objetos y personajes lucen con frecuencia fuera de foco y la profundidad del escenario tiende a ser incómoda para la vista. Por otro lado, las gráficas están por debajo del estándar de la consola, con modelos poco definidos y texturas burdas que arruinan los atractivos escenarios. Y para rematar, las animaciones cinemáticas están creadas en 2D al estilo tradicional, lo que rompe abruptamente con el resto del juego. Podría argumentarse que las deficiencias visuales se deben a que el juego nunca se diseñó en consideración con el efecto 3D, sin embargo, tampoco Ocarina of Time y es a la fecha uno de los mejores ejemplos que explotan esta característica. Por el resultado, tal pareciera que el estudio no tuvo mucho presupuesto ni el tiempo para crear un mejor producto.

Namco aprovechó que el 3DS es una consola ideal para inyectar nueva vida en títulos de antaño, y así es como trajo de vuelta Tales of the Abyss, un juego que podría considerarse entre los mejores de los últimos años del PlayStation 2, pero que se vio aplastado por la fascinación de las consolas actuales, y junto a otras joyas de la época, pasó desapercibido. El problema es que como adaptación dejó mucho que desear, pues fuera de una implementación mediocre del efecto 3D, recibió nulas mejoras, incluso en el apartado gráfico, que luce igual que cuando se lanzó en 2005. Así, se trata de un exponente RPG de enorme calidad, que si se le hubiera invertido más tiempo e ingenio, hubiera terminado como una obra maestra, superior al promedio de rol e incluso de la propia saga Tales.