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Battlefield 3 es, sin lugar a dudas, uno de los escenarios de guerra más espectaculares que hemos visto gracias al motor Frostbite 2. Resulta impresionante cómo la iluminación y la física pueden cambiar por completo la percepción de un videojuego. Cada explosión es realista y genuinamente poderosa, mientras que lugares como París o la cabina de un F18 podrían pasar por reales.
Algunas veces se puede sacar provecho de dichas condiciones desintegrando la cobertura del enemigo; sin embargo, sólo cuando el guión así lo indica, podemos interactuar con las fuentes de luz, mismas que, por lo demás, sólo cumplen una función estética.
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DICE no escatima en momentos épicos dentro de la historia, algunos vivirán en nuestra memoria por mucho tiempo. Pero, para tratarse de un título que hizo tanto énfasis en los atributos de la nueva herramienta de diseño, son contados los instantes en los que la destrucción adquiere proporciones trascendentales y a menudo nos encontramos con situaciones donde adoptamos un rol de mero espectador, dejando que los desarrolladores presuman sus despampanantes creaciones. Esto nos deja con la sensación de que pudieron aprovecharse mejor ciertas situaciones desde una perspectiva de mecánica de juego, es decir, de qué sirve deleitarnos con un bello paisaje en caída libre, si no podemos hacer absolutamente nada con el personaje.
En otro rubro, tenemos la certeza de que DICE se embolsará varios galardones por diseño de audio, que además domina desde Bad Company. El tableteo de las armas es único y tan prístino que casi podemos determinar cuál es la distancia y dirección de donde proviene un disparo sólo con escucharlo, mientras que las detonaciones harán que los vecinos se pregunten si la Tercera Guerra Mundial realmente estalló al interior de tu habitación.
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No está de más recomendar para jugar una pantalla de alta definición, subir el volumen al máximo y deleitarse con una andanada de explosiones, deslumbrantes ráfagas de metralleta, jets surcando el cielo y más, pero como experiencia de juego, tristemente no se puede aspirar a otra cosa que no sea apretar el gatillo. Sin embargo, una novedad que también es importante mencionar es la modalidad cooperativa, donde unimos fuerzas con un amigo, que será nuestro hermano de armas en este ejército para dos; el alma y espíritu del equipo. Con él constituyes una entidad bélica cuyo objetivo es sobrevivir. Si bien el tiempo que toma completar todas las misiones es breve, se puede volver para mejorar el registro o simplemente el desempeño.
En el curso de esta historia alterna a la campaña, se nos pone a prueba en seis misiones. El repertorio de experiencias va del clásico juego por oleadas enemigas, pasando por la refriega contra un vehículo blindado, hasta la maniobra de un helicóptero, asistiendo a las fuerzas en tierra para asegurar un edificio en territorio hostil. Es precisamente en este nivel que la coordinación adquiere vital importancia, pues uno de los dos debe controlar el vehículo en forma tal que el compañero pueda abrir fuego con precisión.
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Existe una buena variedad en este tipo de operaciones cooperativas y lo más importante es que la dinámica de juego de dos refleja un diseño fluido y bien elaborado.
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Es así como llegamos al multiplayer, un entorno que aunque evolucionado, será familiar para todo aquel que haya jugado antes Bad Company o, para efectos prácticos, cualquier otro Battlefield reciente.
Antes de dar pie a los pormenores, vamos a dejar algo de lado. Si bien el tamaño de los escenarios en PC es considerablemente mayor al de los de consola, la experiencia se mantiene consistente y el despliegue gráfico permanece impresionante sobre toda plataforma, a no ser que la obsesión por lo visual les lleve a fijarse en cada superficie, rama, pasto y flor, en vez de disfrutar del juego mismo.
Existen nueve campos de batalla diferentes y cinco modalidades de juego, cada una con sus propias reglas. Se trata de: Caspian Border, Damavand Peak, Grand Bazaar, Kharg Island, Noshahr Canals, Operation Firestorm, Operation Métro, Sine Crossing y Tehran Highway; y los modos: Team Deathmatch, Squad Deathmatch, Rush, Squad Rush y Conquest, con la alternativa de jugarlos en modalidad Hardcore.
Es importante entender los objetivos de cada misión. Los principios básicos de juego permanecen igual, pero el propósito de Conquest es dominar los puntos de captura de las fuerzas opositoras, mientras que en Rush hay que destruir los artefactos encargados de la comunicación, o en su defecto, defenderlos. Una vez más, la coordinación y el trabajo en equipo resultan esenciales.
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