Review

Sonic: Lost World

Un esfuerzo honesto que no mantiene el alma de la serie
LEVELUP 6.5 Malo

PROS:

Diversas alternativas y perspectivas para completar los niveles

El juego recompensa al jugador hábil

Los cinematics y la historia son disfrutables y adecuados para la personalidad de la franquicia

CONS:

La velocidad máxima de Sonic es limitada

La implementación del parkour es superficial

Batallas con jefes poco inspiradas

Inconsistencias en el ritmo y diseño del juego

Diversas secciones y segmentos contradicen el concepto de plataformas de alta velocidad

Mecánicas de juego mal integradas

Mario está basado en la profundidad y el potencial lúdico de la interacción con los elementos de los niveles, unida a la precisión y la variedad de los saltos mediante un control flexible y variado. Sonic, en cambio, se basa en la velocidad, el flujo, la coexistencia de rutas y caminos y un control sencillo que permite, sin embargo, operar a velocidades hipersónicas. Por tanto, el diseño de niveles para ambos personajes es muy diferente: a Mario lo beneficia la discontinuidad, los cambios de pantalla, las secciones secretas, los pequeños rincones mágicos, la variedad agradable de enemigos, el disfrute lento con la opción de pasar de largo... a Sonic lo favorecen, en cambio, los niveles continuos, las bandas de Moebius, la coexistencia de caminos y rutas simultáneas, los bucles, la supresión de interrupciones innecesarias, el enemigo más como obstáculo que como personalidad, los momentos del nivel concebidos en relación con la progresión y no como valores en sí mismos. Mario tiene un enfoque puntual, Sonic, vectorial. El problema de esta experiencia es que cuando vemos a Sonic en ciertos ambientes de Mario, su potencial disminuye. Ver a Sonic rebotando lentamente entre nubes de algodón como si fueran brincolines, saltando de esa misma manera entre secciones bidimensionales que sólo tienen el piso y algunas plataformas en lugar de los complejos túneles y mesetas del Sonic clásico, o lanzándose de planetoide en planetoide apuntando un cañón, no sólo resulta tremendamente derivativo, sino que simplemente no casa con el concepto Sonic: un hámster no se divierte en el mismo lugar que un guepardo.

Lamentablemente, sólo hay una escena con el diseño de Casino
Lamentablemente, sólo hay una escena con el diseño de Casino

El juego carece de enfoque y de unidad en 2 aspectos. El primero corresponde a las mecánicas de los niveles: demasiadas dinámicas conviven dentro de los mismos, pero no siempre funcionan. Algunas veces me sentí como en una mala feria: escenas con 5 o más dinámicas diferentes que competían por mi atención, pero que en muchos casos eran decepcionantes o desiguales. El segundo punto, más grave a mi parecer, es la falta de unidad de la velocidad y controles de Sonic: según el tipo de nivel (o a veces incluso entre niveles diferentes del mismo tipo) Sonic alcanza velocidades máximas mayores o menores, y puede tener o no disponibles ciertos movimientos. Aquí de nuevo hay un problema: cuando conviven 5 o 6 dinámicas en un nivel, con Sonics que alcanzan altas velocidades, otros que parecen correr sobre papel matamoscas, unos que se pueden hacer bolita y otros que no, etc. El resultado es confuso e insatisfactorio. Dado que la dinámica de mundos tubulares es la que tiene más potencial y funciona mejor, considero que hubiera sido mejor enfocarse en esos niveles y sacar lo mejor de ellos, en lugar de presentar 6 o 7 tipos en un solo nivel, con poco sentido de progresión y unidad.

El juego a veces brilla, pero por muy poco tiempo
El juego a veces brilla, pero por muy poco tiempo

En cuanto a la dificultad, debo decir que es complejo y tiene la virtud de no fastidiarnos tomándonos por tontos, además de recompensar la habilidad del jugador: los mejores caminos sólo están disponibles para quienes sepan controlar bien a Sonic. Acostumbrarse al control y sacar lo mejor de él es complicado (el juego puede resultar sumamente frustrante para los amantes de lo intuitivo y lo claro), pero al menos adaptarse a los contratiempos iniciales tiene recompensas. Sin embargo, el problema no es la dificultad en sí, sino que la manera de distinguir al jugador hábil del principiante es más por una dinámica de restricción que por una de ruptura de límites.

[p]Sonic, como franquicia, tiende a una dificultad positiva (en esto se parece a los títulos de carreras): se trata de pasar barreras, conservar el impulso, manejar tu puercoespín fórmula 1 sin estrellarte debido a tu velocidad siempre creciente. Pero en este juego más bien se trata de una dificultad que opera por supresión, como en Mario: sólo cierto movimiento, cierta modulación de velocidades, cierto enfoque dentro de un máximo no demasiado elevado. El resultado es que Lost World tiene una dificultad adecuada para un amante de las plataformas y la corrección, pero la mayoría de las veces es frustrante porque pone un límite odioso a una capacidad que, en teoría, debería ser infinitamente creciente. En resumen: la dificultad de Sonic nunca estuvo en superar los niveles, sino en pasarlos a la mayor velocidad posible; es un asunto de optimización, de encontrar la distancia más corta entre 2 puntos, no la de hallar la solución a una sección de tipo casi puzzle dada dentro de ciertos límites: a este juego le falta el infinito, el mejor amigo de Sonic.

[/p]

Necesitarás muchas vidas para terminar Sonic: Lost World
Necesitarás muchas vidas para terminar Sonic: Lost World

En realidad, Sonic: Lost World tiene un gran potencial: cuando todas las piezas caen en su lugar es un gran título, que se juega de manera muy agradable, pero esa yuxtaposición caótica que lo caracteriza impide que vuele sin problemas, pues se mantiene atado a la tierra o dándonos vuelos muy breves en lugar de darnos ese Sonic Boom que los aficionados a la serie atesoramos. En lo personal, prefiero que un juego de Sonic se estrelle a que no arranque nunca, y en esa diferencia está la enorme debilidad de esta entrega. Sonic: Lost World es una mezcla extraña de momentos de bendición y mediocridad, gozo y fastidio. En sus peores instantes, recuerda a Somari y otros clones ilegales de Sonic The Hedgehog para NES, lleno de ripios y francos plagios; en sus mejores y muy breves momentos, es una experiencia coherente, agradable e incluso prometedora: hay una pizca diminuta de este juego que la franquicia podría utilizar con un enorme provecho en el futuro, pero definitivamente como elemento secundario incorporado a un marco más cercano al maravilloso Sonic: Generations. Lost World debe considerarse una experiencia disfrutable y honesta, pero plagada de inconsistencias y decisiones de diseño que no fueron óptimas: el resultado es algo que puede ser querido por algunos, pero no debe ser considerado de ninguna manera ejemplar.

Habrá que esperar otro título que capte mejor la esencia de Sonic
Habrá que esperar otro título que capte mejor la esencia de Sonic

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