Review

Steel Battalion: Heavy Armor

Una experiencia de combate única pero fatalmente imprecisa
LEVELUP 6.9 Malo

PROS:

Propuesta original y ambiciosa

Interacción con compañeros dentro del VT

Luego de mucha práctica y si Kinect no falla, la inmersión puede ser alta

CONS:

Esquema de controles demasiado complejo juega en su contra

Impreciso casi hasta el punto de la locura

Algunos aspectos gráficos pudieron ser mejores

El argumento es un licuado con pocos elementos genuinamente propositivos

Ahora bien, como mencionamos desde el inicio, lo que hace único al sello y a Heavy Armor en particular es que se trata de un simulador. Una vez al interior del VT, se despliega ante nosotros un panel de control integrado por ocho módulos, donde todo es interactivo con Kinect y tiene una función importante para el manejo del acorazado, aunque el movimiento en sí se hace con el control tradicional (stick izquierdo para movimiento y derecho para la dirección). De hecho, hace falta una silla, porque dentro del tanque vamos sentados y si queremos salir de él para ver lo que pasa en el exterior, habremos de levantarnos de la misma. Todo esto suena único y hasta cierto punto contribuye a una experiencia de máxima inmersión –cuando funciona bien–, pero al mismo tiempo, es aquí donde yace el problema más grave del juego.

Desde que Kinect salió al mercado, no ha sido ningún secreto que su precisión deja mucho que desear, pero tal parece que From Software nunca lo escuchó y es que si en ocasiones llega a ser difícil conectar con una gigantesca pelota en un título familiar usando el dispositivo de registro de movimiento, nada más imagínense cómo se traduce eso a un estrecho compartimento con decenas de botones, palancas e interruptores por todos lados.

Se puede decir cualquier cosa de Heavy Armor, menos que resulta aburrido o convencional
Se puede decir cualquier cosa de Heavy Armor, menos que resulta aburrido o convencional

Esto sería menos problemático si el juego fuera más simple, pero hablamos de un inclemente simulador de combate donde se tienen que tomar decisiones rápidas a cada segundo y como explicamos antes, no se limitan a apuntar y disparar, también hay que administrar el material técnico y humano que yace dentro del VT.

Por si fuera poco, el acorazado está expuesto a un sinnúmero de incidentes. Todo, desde encenderlo hasta ventilarlo o cambiar de munición, es responsabilidad del usuario. La cabina se llenará de humo y asfixiará a los tripulantes si no jalamos cierta palanca en cierto momento; el cristal frontal puede romperse e igual, de no cerrarlo, un proyectil puede entrar por ahí y convertir a la tripulación en salsa de tomate; para cambiar la marcha hay que mover otra palanca; para encender la luz en un túnel, debemos accionar un switch en un módulo retráctil; el periscopio es otra acción puntual también, etcétera, etcétera, etcétera.

Ahora imaginen eso con una constante dosis de urgencia y lujo de imprecisión. Tan sólo en el tutorial pasamos media hora tratando de aprender cómo extraer el humo del VT, y no por nuestra incapacidad o nuestra falta de pericia, sino porque al sacar el panel correspondiente, regresaba a su posición original sin que nosotros así lo indicáramos y antes de que pudiéramos interactuar con él. ¿La solución? Muy simple, al sacarlo tuvimos que salir del campo de registro de Kinect para que quedara en su posición, arrastrarnos de regreso y estirar la mano para finalmente poder cumplir con el mentado objetivo. Así de absurdo.

Tu tripulación podría desertar a media batalla si no haces algo al respecto
Tu tripulación podría desertar a media batalla si no haces algo al respecto

En defensa de Heavy Armor, podemos certificar que esta situación nunca más se repitió con ese grado de ridiculez y, a decir verdad, luego de una pronunciada curva de aprendizaje, las cosas fluyen y se disfrutan, pero lo cierto es que el juego no responde como debería y punto.

Frecuentemente nos vimos apretando interruptores y jalando palancas incorrectas en momentos de absoluto frenetismo donde un compañero estaba muriendo (o enloqueciendo), nos encontrábamos en llamas, cerca de ser pulverizados, con humo por todos lados o cualquier contingencia imaginable; todo por una mezcla fatal entre la imprecisión de Kinect y el apretado y complejo panel de control diseñado por From Software.

Insistimos, cuando funciona como debe, las situaciones pueden ser altamente emocionantes y por momentos se siente como si en verdad estuviéramos dentro de un tanque luchando por sobrevivir, pero eso está lejos de ser la constante en este título.

Steel Battalion: Heavy Armor no es un desastre. Su propuesta es única y también muchas de sus características. Quedamos fascinados con la forma de interactuar con nuestros compañeros dentro del VT. Entendemos perfectamente lo que el estudio quiso lograr y debemos darle crédito por el nivel de inmersión al que le apuntaron y que alcanzaron por instantes. Tomar una silla, empezar a apretar botones, jalar palancas y disparar cañones imaginarios, todo en tu habitación o sala, nos devolvió a capítulos de nuestra infancia donde esto lo hacíamos con la imaginación y dentro de una simple caja. El problema es que la interfaz es tan imprecisa que a menudo echa a perder la experiencia completa, generando desesperación y frustración. Los gráficos no son del otro mundo y, si bien la historia constituye una fusión curiosa de conceptos, se extiende hasta el punto en el que parece que no va a ningún lado. En síntesis y sólo por el original concepto que plantea –con todo y sus notorios errores–, nuestra recomendación es que rentes Heavy Armor un fin de semana, pero hasta ahí.

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