Prototype 2 ofrece una fórmula interesante: gameplay violento, increíbles poderes, enemigos peligrosos y un sinfín de elementos que trataremos de detallar a continuación, sin embargo, lo más interesante es que con esta entrega los desarrolladores buscan mejorar la fórmula presentada en el juego original. Todos los que hayan disfrutado el primer título se encontrarán ante una situación interesante: Alex Mercer, el protagonista original, toma el papel de antagonista cuando James Heller decide culparlo de la muerte de su familia.

La premisa del juego –y de la serie– es sencilla: eres el afortunado poseedor de una serie de superpoderes que te ponen a la cabeza de la cadena alimenticia y el mundo parece estar en tu contra. Al inicio conocemos la historia de Heller, un soldado que regresa a casa para enterarse de que una partida de mutantes sedientos de sangre asesinó a su familia y el culpable del nuevo brote viral que los creó no es otro que Alex Mercer. Después de un fallido intento por liquidar a Mercer con un cuchillo gigante –algo parecido a ver a una mofeta atacando a un rinoceronte con un pelador de papas–, Heller es catalogado como adversario valioso y Mercer decide infectarlo para convertirlo en lo que se conoce como un evolucionado.

Los poderes de Heller incluyen resistencia y fuerza sobrehumanas, pero también le permiten llevar a cabo una variedad de actividades que resultan por demás útiles al momento de tener que enfrentar a dos facciones enemigas al mismo tiempo. Sus habilidades más interesantes se derivan de la capacidad que le brinda el virus de transformar su cuerpo a voluntad, con lo que puede convertir sus brazos en espadas, garras, martillos y más; también posee la habilidad de lanzar tentáculos y otras mortíferas sorpresas. Algo que se agradece en este tipo de juegos de mundo abierto es la capacidad de saltar como canguro —si este viniera de Kriptón—, correr a lo largo de todo tipo de paredes (incluyendo estuco francés) e incluso planear cierta distancia como si fueras una ardilla voladora mutante postadolescente.

Por si eso fuera poco, el virus permite a los portadores absorber a otros seres vivos a través de su sangre y de esa manera obtener sus características genéticas dominantes, atributos físicos y conocimiento, lo que obviamente los convierte en una enorme amenaza para el mundo. Esta habilidad será fundamental a lo largo del juego, ya que constituirá la base de muchas cosas, desde adquirir nuevas mutaciones y ataques, hasta encontrar objetivos, descubrir conspiraciones y, básicamente, convertir a Heller en el monstruo más temible de Nueva York y prepararlo para pelear contra Alex Mercer en una sangrienta batalla.

El sistema de combate es sencillo: hay un botón para hacer agarres, después de lo cual puedes decidir entre lanzar a tu enemigo o consumirlo, y otros dos a los que les puedes asignar habilidades distintas desde un menú radial. Esto funciona muy bien, pues siempre puedes ajustar tu estrategia de combate al tipo de enemigo que enfrentes; esto es importante porque sus características podrían hacerlos invulnerables a alguno de tus ataques, pero después de que obtienes los puños de martillo y su ataque aéreo, todo lo demás pierde relevancia en el juego. Y si eso te parece insuficiente, siempre está la opción de recurrir a tu ataque especial que causa una potente explosión o bien, llamar a una manada de brawlers para que te apoyen.

Si recibes mucho daño en los enfrentamientos puedes atrapar y consumir a tus enemigos (o a los civiles inocentes), esto rellenará tus barras de vida y de masa, esta última indispensable para desatar tu ataque especial. Esta mecánica es interesante, ya que pone de manifiesto una característica del juego que resulta algo extraña en estos tiempos: una completa falta de consecuencias derivadas de tus actos. En un principio podrías morir algunas veces al pensar que es mejor no matar personas inocentes, sin embargo pronto se hace patente esa verdad incómoda: no importa lo que hagas o a quién mates, tus acciones no tienen ningún tipo de impacto sobre la trama o desarrollo del juego.