John Riccitiello: héroe y villano en un mismo trimestre

¿Por qué el director general de EA teme por su cabeza?


Cabe recordar que aquellos eran días en los que las sagas deportivas de EA eran descaradamente repetitivas, las licencias abundaban (caso concreto el de James Bond) y no había interés alguno por innovar, sino más bien por tener una mayor producción, dado que las cosas marchaban suficientemente bien. De hecho, en ese entonces, la distribuidora estaba lanzando al mercado alrededor de 70 títulos anuales.

Curiosamente, durante su tiempo lejos de Electronic Arts, Riccitiello siguió trabajando para conseguir el crecimiento de la distribuidora, invirtiendo –como parte de una firma– en la unión de los estudios BioWare y Pandemic, conglomerado que después sería adquirido por EA, y también empezó las negociaciones con LucasArts para lo que posteriormente se convertiría en Star Wars: The Old Republic. Una de las apuestas más riesgosas en la historia de EA y Riccitiello, y que abordaremos más adelante.

Valor de las acciones de Electronic Arts desde 2007
Valor de las acciones de Electronic Arts desde 2007

Pero regresando a fines de la década pasada, apareció el Wii y se suscitó el auge de los títulos musicales. EA no tenía participación importante en ninguna de las dos cosas y comenzó a quedarse alarmantemente atrás. Faltaba visión y se estaban desperdiciando recursos, así que Riccitiello decidió darse otra oportunidad con la compañía, en buena parte por amor al lugar que lo había proyectado al éxito: “No estaba completamente seguro de que lo roto tuviese compostura en ese momento. Nuestra calidad estaba por los suelos, y los costos eran altos. Veía venir una transformación digital a la industria para la cual no estábamos preparados. Lo más duro es que también estábamos en profunda negación.”

Así que lo primero que hizo como director general, fue convocar a los cerca de 200 líderes mundiales del corporativo en un solo lugar para hacerles ver la necesidad de transformación y focalizarla en tres pilares: menos juegos, más grandes y mejores; expansión del negocio digital; y reducción de costos. Lógicamente, la desconfianza se hizo presente y no ha abandonado a Riccitiello desde entonces. Con todo y los buenos números de venta, recaudación, ganancias y expansión, la confianza ha venido en picada, así como también el precio de los activos, mismo que se desplomó de $58 USD en 2007 a $16 USD en 2008, $17 USD en 2009, $16 USD en 2010, subió a $20 USD en 2011 y ahora está en $11 USD.

Bajo la nueva filosofía, EA comenzó a poner la creatividad y la diversificación por encima del volumen. Muestra de ello fue el apoyo a nuevos sellos como Dead Space, Mass Effect, Crysis, Dragon Age, Dante’s Inferno, Mirror’s Edge y Portal, por mencionar algunos. Simultáneamente, la participación en la esfera digital creció por numerosos frentes. El primero fue el robustecimiento de varias de las franquicias en lo concerniente a los componentes en línea, como por ejemplo FIFA, Madden o Battlefield. El segundo fue el del establecimiento de una plataforma de distribución digital propia, que fue Origin. Luego vino la adquisición de los estandartes del juego social PlayFish y PopCap, y por último el lanzamiento de Star Wars: The Old Republic.

Dos de las propiedades sacrificadas por Riccitiello buscando calidad, fueron James Bond y NASCAR
Dos de las propiedades sacrificadas por Riccitiello buscando calidad, fueron James Bond y NASCAR

De acuerdo con Riccitiello, lo que está pasando es que los inversionistas sencillamente no entienden su estrategia y menos ahora que la industria se está diversificando tanto. Prestan demasiada atención a los números de la NPD, firma que mide las ventas físicas, pero no se dan cuenta de que EA se está convirtiendo en una empresa de corte digital.

Dicho lo anterior, quizá la falta de confianza de los inversionistas en los planes de Riccitiello hasta la fecha ha sido poco justificada, pero en el caso concreto de PlayFish, PopCap y The Old Republic debemos reconocer la presencia de elementos de volatilidad enormes que, desde nuestra perspectiva, podrían ser los causantes de los temores bursátiles.

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