Xbox One: crónica de una muerte anunciada

El fin de los juegos como producto


Queda claro por qué Microsoft apostó por mejorar un servicio tan fragmentado y diferente en cada región: Xbox One busca ser el único aparato conectado a tu televisor (salvo tu Xbox 360, si todavía quieres jugar títulos para esa plataforma, y el decodificador de cable que deberás conectar a la consola para disfrutar de una experiencia interactiva mejorada). El discurso de venta suena muy parecido al de Sony en la generación anterior. El PlayStation 3 lo hace todo, ¿recuerdas? La lucha por dominar la sala de la casa, sin embargo, ya fue ganada desde hace mucho tiempo. Ver la televisión actualmente, significa también tweetear en tu celular lo que acaba de pasar en la telenovela, consultar Facebook en tu computadora mientras ves los comerciales, leer distraídamente una página de noticias en tu tablet, etcétera. Lentamente, la televisión se ha convertido en el ruido de fondo. Siempre está encendida, aunque la atención de la familia esté puesta en otras pantallas. Con Xbox One, Microsoft pretende unificar toda esa distracción y colocarla en un solo lugar. Ahora, mientras ves la televisión, también podrás hacer una llamada por Skype en la misma pantalla. Probablemente será posible conectar un teclado a la consola, así que también será factible tweetear o publicar en Facebook mientras juegas (o tal vez Kinect pueda reconocer tu voz y transcribirla directamente). El punto es que, al pretender unificar un rango tan diverso de formas de entretenimiento en un solo aparato, es imposible ejecutar todas esas tareas mejor que con dispositivos especializados.

Por otro lado, no me parece correcto desestimar la importancia del diseño de una consola. ¿Por qué? Porque todo en él grita la filosofía detrás de su comercialización. El Famicom, por ejemplo, tuvo un diseño completamente distinto en Norteamérica debido a la desconfianza que el público tenía hacia los videojuegos luego de la famosa crisis de 1983. Así, el Nintendo Entertainment System evitó un diseño que pudiera ser asociado con una consola de videojuegos. Para comenzar, emplearon nombres que no pudieran ser relacionados con el medio: "control deck" para la consola y "sistema de entretenimiento" para el paquete completo. De forma similar, Xbox One emplea una estética más apegada a dispositivos electrónicos de entretenimiento tradicionales. Su tamaño sugiere que no necesitas espacio para colocar ningún otro aparato —incluido el 360. La retrocompatibilidad, después de todo, es un paso hacia atrás. Xbox One no quiere compañía de otros servicios o productos (salvo tu televisión por cable y su codificador).

La presentación de Xbox One estuvo claramente enfocada en servicios adicionales a los videojuegos. Microsoft prometió dedicar su conferencia de E3 a mostrar los títulos que podremos jugar
La presentación de Xbox One estuvo claramente enfocada en servicios adicionales a los videojuegos. Microsoft prometió dedicar su conferencia de E3 a mostrar los títulos que podremos jugar

Escucharás diversas opiniones que hablarán de que Microsoft había dado claros indicios de que la presentación de Xbox One estaría enfocada en el entretenimiento y no en los juegos. Curiosamente, ese tipo de declaraciones pretenden defender la presentación, más que exaltarla: "Microsoft no mostró los juegos, pero ya sabíamos que eso ocurrirá hasta el E3", "¿alguien esperaba algo distinto?, no podemos quejarnos", etcétera. Sin embargo, es evidente la prioridad de la compañía luego de esta presentación. Así como Sony tuvo que mostrar que el entorno de desarrollo del PlayStation 4 no sería el mismo desastre que el del PlayStation 3, Microsoft hizo evidente que su prioridad en este momento es competir por un mercado más grande: los televidentes que ven deportes y juegan Call of Duty. El problema no es que la presentación haya consistido 80% en entretenimiento pasivo y 20% en juegos, sino que Microsoft considere que no necesita hacer algo para convencer a los consumidores interesados sólo en videojuegos para que adquieran su consola. Bajo esta perspectiva, más que un espacio para mostrar novedades, los jugadores verán E3 como un lugar al que Microsoft debe ir y pedirles perdón con juegos. La futura conferencia, no lo duden un momento, estará atascada de títulos y desarrolladores; sin embargo, me pregunto a qué público iba dirigida la presentación del 21 de mayo.

Con puntos clave tan fuertes como el nuevo control, que luce fantástico; la impresionante infraestructura dedicada a Xbox LIVE; la capacidad de delegar procesamiento a la Nube y un Kinect que tiene potencial para realmente impactar en los sistemas de juego, la conferencia habría podido tener una recepción más positiva. El problema, repito, es que Microsoft no entendió a qué público estaba dirigiendo su extraño mensaje. Seguro, en E3 nos volará la cabeza a todos con títulos y con nuevas formas de utilizar Kinect en un juego, pero sabemos de antemano, que la prioridad de la compañía es reunir el entretenimiento en un solo sistema. Después de todo, éste es el concepto que da nombre a la consola... perdón, al sistema de entretenimiento.

El rediseño conservador del control de Xbox One es un signo de que el esfuerzo de desarrollo principal fue puesto en el nuevo Kinect
El rediseño conservador del control de Xbox One es un signo de que el esfuerzo de desarrollo principal fue puesto en el nuevo Kinect

Ahora bien, el título del artículo refiere específicamente una cuestión: la desaparición de los juegos como producto. Microsoft ha sido intencionalmente oscuro para comunicar cómo será posible comprar y vender juegos usados. Todo comenzó cuando la compañía afirmó que todos los juegos, digitales o físicos, se instalarán forzosamente en el disco duro de Xbox One. A partir de ahí, el usuario en teoría, podrá disfrutarlos sin necesidad del disco. Pero, dado que lo anterior permitiría realizar copias ilimitadas de un juego, algún tipo de restricción debe ser implementada. Al respecto, Phil Harrison, vicepresidente corporativo de Microsoft, había señalado un sistema que involucraba introducir códigos que ligaban cierto título a nuestra cuenta de Xbox. Siempre y cuando iniciáramos sesión con esa cuenta, podríamos disfrutar el juego sin importar si estamos en otra consola. Se habló de una cuota que equivalía al juego completo para poder autorizar ese contenido en una cuenta distinta alojada en otro Xbox One; sin embargo, Major Nelson y un correo de Microsoft rápidamente señalaron que lo declarado por el ejecutivo de Microsoft era sólo un escenario posible. Nos quedamos, entonces, con que la única declaración oficial al respecto es que será posible comprar y vender juegos usados de Xbox One y que, por el momento, no habrá más detalles sobre cómo será posible hacerlo.

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