No es poco común encontrar un prejuicio relativo a las consolas y juegos de Nintendo, que los tacha de "infantiles" o simplemente demasiado sencillos para un jugador hardcore. Sin embargo, los desarrolladores del gigante nipón están convencidos de que los videojuegos no serían nada en sí mismos sin que los jugadores se sintieran identificados con ellos.
En una reciente entrevista, Yoshiaki Koizumi, productor de Super Mario 3D Land, habló sobre la relación entre desarrollador y jugador: "A diferencia de una película que se mueve hacia adelante con el paso del tiempo, un juego no puede avanzar sin las acciones del jugador; así que, en ese sentido, un juego es una historia incompleta."
"Debido a que queremos que los jugadores jueguen y completen la historia", continúa Koizumi, "hacemos nuestro mejor esfuerzo para construir un puente emocional entre nosotros [desarrolladores] y los jugadores, mientras tratamos de asegurar que podemos terminar el juego juntos."
Para lograr esto, hay una serie de caminos que recorrer: "Por ejemplo, preparamos enemigos que parece que deberían ser aplastados, o montañas que ruegan por ser escaladas, y princesas que parecen querer ser salvadas, pero son los jugadores quienes hacen todas estas cosas. En ese sentido, tal vez, nuestra relación es como la de un actor y un director."
Muchas veces nos encontramos con partes difíciles, incluso aparentemente imposibles, en las que nos preguntamos qué pensaban los desarrolladores al ponernos frente a esos retos; reaccionamos emocionalmente a través de la frustración o de la necedad para superarlos.
Pero también nos encontramos con ese sentido de gratificación y reconocimiento que tenemos al relacionarnos con nuestro pasatiempo favorito: el de una historia que desarrolladores y jugadores cuentan simultáneamente, y la cuál sería imposible de contar sin ambos elementos.
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