Hace un par de semanas, Ken Levine, la mente detrás de BioShock: Infinite anunció que el componente multiplayer del juego había sido finalmente descartado, pero no fue sino hasta hoy que profundizó en las razones, explicando que fue la falta de tiempo y de recursos lo que impidió la materialización de dicha modalidad.
Así que, como en todo, intentas ciertas cosas, y con el multiplayer, llegamos a ese punto donde dijimos todo o nada. Nos fuimos por nada porque sencillamente no estábamos en el punto adecuado explicó Levine. Pareciera que le falto al respeto a lo que hicieron los muchachos. No. De hecho, pienso que hicieron cosas extraordinarias, pero sentimos que no teníamos los recursos y el tiempo para terminar el experimento al nivel que queríamos. Y no íbamos a embarcar algo que no fuera consistente con el resto del paquete, agregó.
Cabe recordar que en el pasado Levine hizo hincapié en el hecho de ser originales, para no desperdiciar el tiempo de todos. Nunca estaremos interesados en crear un modo multiplayer que podrías simplemente jugar en otro juego, porque, A) no es creativamente interesante y B) financieramente, estás perdiendo tu tiempo. Van a ir a jugar Halo. Van a ir a jugar Call of Duty, señaló en su momento.
Para terminar, Levine subrayó que había ideas geniales que quizás en un futuro puedan retomarse, con lo cual se abre la puerta para la existencia de DLC.
Irónicamente, mientras Levine explica por qué no pusieron multiplayer en su juego, Naughty Dog ha tenido que salir a dar la cara por el multiplayer de The Last of Us, que algunos tachan de innecesario e impuesto.
BioShock: Infinite debuta el 26 de marzo en Xbox 360, PlayStation 3 y PC. En información relacionada, hoy se dio a conocer que el juego tendrá portada reversible y se puso en marcha una votación para elegir la cubierta alternativa.
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