Las similitudes entre juegos, lamentablemente, están en los defectos. La principal se refiere a la cámara, que si bien está mejor diseñada que la de cualquier otro exponente de la serie, hay momentos en que pierde el control y se coloca en una posición tan extravagante que es imposible ver los ataques inminentes. Otro contratiempo llega con el sistema de cobertura, indudable ayuda en situaciones precarias, pero su diseño es malo; el problema es que la combinación de botones es incómoda y te cansa al poco tiempo de usarla. Al menos desaparecieron los infames controles que caracterizaban a la serie para dejar en su lugar movimientos ágiles y fluidos. Ya no tienes que detenerte para apuntar, y a cambio la acción ya no se pausa cuando accedes al menú; un inconveniente menor si te limitas a hacer ajustes en la tranquilidad que sigue a un chekpoint. Por fortuna, aún si tienes que acceder al menú durante el combate, la administración del inventario es accesible, valiéndose del pad para que alternes entre armamento y demás utensilios.

Algo digno de elogio es la variedad de enemigos. La justificación de que encuentres tantos tipos de criatura a veces es inadecuada, pero al margen de argumentos válidos, hay toda clase de oponente, cada uno requiere de buena observación para poder eliminarlo de manera eficiente, sean zombis convencionales, que ya pueden utilizar armas y cuentan con un líder –a quien debes eliminar primero para descontrolar a sus seguidores– hasta los poderosos J’avo. Considerando que se trata de una nueva variante viral, los infectados reciben más y mejores atributos, como crecer una protuberancia en la extremidad que elimines; si es un brazo, les brota una especie de escudo, si es en las piernas, generan patas similares a las de una araña, y si es a la cabeza, pueden transformarse completamente en una bestia. Como survival –con poco horror–, nunca sabes de dónde vendrá el ataque, pero lo impredecible de dichas habilidades hace de la acción algo más táctico.

Y hablando de habilidades, una novedad importante de Resident Evil 6 es la personalización de personajes. A lo largo de tus aventuras encontrarás piezas de ajedrez, ya sea por destruir cajas o después de vencer enemigos, y dependiendo de la pieza tendrá un valor en puntos. Con esos puntos puedes comprar habilidades, desde mejor puntería y mayor defensa hasta aspectos específicos, como más poder de disparo con cierta clase de arma o incluso una que elimina la ayuda de tu compañero; hay más de 30 para escoger. Sólo puedes utilizar 3 a la vez, pero cuentas con 8 combinaciones que asignas a tu gusto, y que puedes intercambiar en cualquier momento de la acción. Es lamentable que se omitieran los ajustes a armas, pero este reemplazo resulta más conveniente, dado que todo lo que adquieras puede utilizarse con cualquier personaje, ya sea durante la campaña o en el multiplayer.

Para profundizar en la experiencia multijugador, diremos que los rumores hablaban de la llegada de numerosas novedades, en realidad Resident Evil 6 apenas tiene 2 modalidades en línea, comenzando por el ya célebre Mercenaries en donde puedes poner a prueba tu habilidad junto a un compañero en contra de interminables oleadas de enemigos. La verdadera innovación se llama Agente Hunt, que te da oportunidad de controlar un enemigo al azar y entrar en la sesión de otro jugador, en un intento por eliminarlo. Si bien es divertido obstruir los avances del resto de la comunidad, quienes por cierto deben iniciar su juego con la opción abierta para que los invadas, hace falta la presencia de numerosos jugadores para causar real daño a quien tiene posesión del héroe, limitando las posibilidades cuando hay pocos interesados en jugar como villanos.

Resident Evil acostumbra entretenernos con amenazas de crisis global y conspiraciones corporativas, que en esta entrega se hacen realidad mientras las confabulaciones alcanzan un nuevo nivel. Capcom promocionó casi desde el principio que el presidente de Estados Unidos moría en manos de su amigo Leon, pero más allá, el enfoque del argumento es muy ambicioso, centrándose en un complot a escala global donde los culpables son una verdadera revelación. Debemos decirte que incluso al terminar las 4 campañas, te quedarán muchas dudas, un evidente intento del estudio por causar expectativa de un nuevo capítulo en las crónicas zombi. Fuera de eso, la trama está muy bien escrita, y si bien hay una que otra situación ridícula, el guión fue diseñado para envolverte con cada hora que pasa.

La variedad de matices argumentales se complementa a la perfección con el amplio repertorio de escenarios. Es cierto que algunos carecen de identidad y contienen criaturas que no van de acuerdo con el contexto, no obstante cada locación brinda una experiencia diferente. La campaña de Leon es en la que mejor se nota, llevándonos por un tour desde Tall Oaks, ciudad que provoca nostalgia por su parecido a Raccoon City, hasta un enigmático laboratorio, pasando por un lúgubre cementerio. Si bien el ritmo de la acción y las situaciones apremiantes ya no provocan miedo en los veteranos de la saga, la ambientación genera un poco de ansiedad al limitar tu visión por la oscuridad de los espacios.

Por lo demás, la estructura del escenario es completamente lineal, con permiso de explorar mínimas desviaciones, mientras que los obstáculos más caprichosos, como un montículo de sillas, o las arcaicas paredes invisibles, impiden que sacies tu curiosidad, lo que resulta especialmente desconcertante cuando puedes brincar de un tren en movimiento a otro. Por cierto, escape del peligro es sinónimo de Resident Evil 6; sin importar si caes de un elevador o huyes de un gigantesco tiburón, la experiencia está atestada de momentos cinemáticos, de modo que si alguna vez te preguntaste en qué momento se notaría la influencia de las nefastas adaptaciones de Paul W.S. Anderson a los juegos de Resident Evil, esta entrega es la respuesta, aunque desde una perspectiva positiva. Las secuencias cinemáticas, como dicta la tradición, responden a quick time events, con la ventaja de que cada acción corresponde al momento; así, si subes la cuerda que pende de un rascacielos, tienes que apretar rítmicamente los hombros del control o si estás a punto de ser empalado por la pata de una araña gigante, presionas el botón de disparo y acción para esquivar con una acrobacia. Estos breves segmentos están intercalados en dosis equilibradas para que tomes un breve descanso entre los tiroteos y disfrutes la novedad.

Lo cierto es que algunos de nuestros argumentos serán herejía para muchos de los más fieles seguidores de Resident Evil, pero es importante reconocer que si bien la franquicia tiene el mérito de haber popularizado el survival horror, nunca fue el mejor exponente de su género, y desde las primeras secuelas se notó un cambio persistente buscando mejorar el arcaico sistema de control sumado a una evidente simplificación de mecánica. Es fácil hacer comparaciones con Operation Raccoon City, considerando el énfasis que ambos pusieron en la acción, sin embargo, la virtud de Resident Evil 6 es que la mayoría de sus componentes están bien ejecutados, y pese a la sospechosa similitud con otros juegos, son parte de la evolución conceptual de la franquicia. Atrás quedaron los ingeniosos acertijos, los momentos de claustrofóbica tensión y la lenta construcción del clímax, lo que confirma que Resident Evil jamás regresará a sus orígenes, algo que para mucha gente es causa de lamento eterno, pero que por otro lado, lo hace un juego sumamente divertido y un emocionante recorrido en compañía de memorables personajes.