El origen de las leyendas del desarrollo

Historias de éxito en los videojuegos


Como mencionamos antes, el mejor amigo y compañero de Kojima era su set de televisión. Por el osciloscopio desfilaron miles de imágenes que moldearon el que, sin saberlo, se convertiría en su bagaje de inspiración futura, pero cuando tocaba la suerte de que sus padres estuvieran en casa, ellos también lo obligaban a ver películas, así que creció con el séptimo arte frente a él y años después esto despertaría en su interior el gusto por escribir sus historias, algunas de cientos de páginas de extensión. Eso explica por qué Metal Gear Solid tiene ese toque marcadamente cinematográfico.

[p]Todd Howard, pieza clave en el organigrama de proyectos como Fallout o Skyrim, también hace referencia a filmes como Star Wars y juegos de mesa como Dungeons & Dragons en sus recuerdos de adolescencia, sin embargo, siempre tuvo la mira bien puesta en los videojuegos. “Definitivamente era uno de esos chicos que, desde muy temprana edad, estaba interesado en los juegos y en las computadoras, las matemáticas y todo eso (…) Convencí a mis padres de que necesitaba una Apple II para poder ser más listo y mejorar en la escuela, pero sólo quería hacer juegos, así que los escribía yo mismo.”

Dungeons & Dragons es un punto de convergencia entre todos los desarrolladores legendarios... quizá debería ser materia en algunas universidades
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De conformidad con los prejuicios que existían y aún existen respecto a tomar los videojuegos como carrera, ninguno de los personajes que hemos expuesto hasta ahora tuvo la oportunidad de estudiar desarrollo de entretenimiento digital per se. Optaron por otras carreras, para después dar el salto en forma inesperada. Así las cosas, Ken Levine estudió drama; Hideo Kojima estudió economía; Todd Howard, finanzas; Miyamoto, arte industrial; y los únicos de esta lista que se fueron por algo más relacionado fueron Wright, con programación y Schafer, con ciencia computacional.

Desde luego que ya inmersos en dicho mundo, todos tendrían que buscar trabajo en algo afín con su educación profesional, pero llegaría ese momento de iluminación, de emancipación o de fortuna, cuando se cruzarían con la oportunidad de volcar sus esfuerzos hacia los videojuegos, lo que también requeriría de mucho valor en una época donde estos empezaban a surgir como una forma aún informal y sospechosa de ganarse la vida. “Era parte de un seminario de economía durante mi cuarto año de carrera cuando le dije a mi profesor que me uniría a la industria del videojuego. Ellos me dijeron: ‘¡No puede ser! ¡Detente y piensa dos veces en lo que estás haciendo!” recuerda Kojima con un dejo de ironía.

En el otro lado del mundo, Levine batallaba para convertirse en escritor de Hollywood y pese a que uno de sus guiones terminó en manos de los productores, resultó en un fracaso absoluto. “Pasé siete años sobreviviendo de trabajos genéricos sin pasión o talentos particulares. Mi vida estaba perdiendo enfoque, pero los juegos ganaban inercia (…) Y entonces, un buen día, tuve una revelación. En la revista NextGen aparecía el anuncio de una vacante como diseñador de videojuegos en LookingGlass Studios.”

Aunque sus juegos nunca han sido éxitos de ventas, Tim Schafer es reconocido como uno de los escritores más creativos e hilarantes de la industria, lo que incluso le valió un premio BAFTA
Aunque sus juegos nunca han sido éxitos de ventas, Tim Schafer es reconocido como uno de los escritores más creativos e hilarantes de la industria, lo que incluso le valió un premio BAFTA

Pero si alguien sabe de malos empleos previos a encontrar su verdadera vocación, ése es Goichi Suda (creador de Killer 7), quien poco tiempo antes de toparse con una vacante de videojuegos en el estudio Human Entertainment a los 24 años de edad, se desempeñaba como enterrador de cementerio. Sobra decir que odiaba ese empleo, especialmente por el olor, pero asegura que eso le dio una perspectiva muy diferente de las cosas. “¡Soy probablemente uno de los pocos desarrolladores que ha visto un cadáver! Siempre he querido que la gente experimente la muerte en mis juegos en una forma poderosa,” asegura. En ese sentido, vale la pena señalar que Hideo Kojima también tuvo sus roces con esta innegable realidad ante la muerte de varios familiares cercanos cuando niño.

De vuelta en el plan de vida de Howard y pese a que estaba rodeado por un ecosistema financiero, antes de concluir con su preparación superior y aprovechando que las oficinas de Bethesda quedaban cerca de su casa, se acercó para pedir empleo, pero le cerraron la puerta arguyendo que aún era muy joven y ni siquiera tenía un título. “Así que me fui a esta pequeña compañía en Yorktown que hacía videojuegos pequeños e intrascendentes, pero mientras tanto, iba a convenciones y me paraba en el booth de Bethesda para recordarles lo geniales que eran y que deberían contratarme… eventualmente lo hicieron.”

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