Primero, un poco de historia. E3 surgió en 1995. Antes de dicha fecha, la industria de los videojuegos tenía un lugar en el Consumer Electronics Show, el cual, curiosamente, sigue con buena salud. Durante la bonanza de los 90, la industria de los videojuegos experimentó un rápido crecimiento. La industria abandonó el CES porque la organización creía que los videojuegos eran una moda sin importancia; de hecho, los colocaba en el final del pasillo, debajo de goteras y tras productos de dudosa calidad e importancia. El E3 surgió como una iniciativa de SEGA y otras compañías que estaban en desacuerdo con dichos malos tratos, logrando el apoyo de la recién establecida Asociación del Software de Entretenimiento o ESA, por sus siglas en inglés, recién creada en esa época. Pronto se establecería como la más importante convención de la industria, aunque no sin problemas: una pretendida expansión a Japón y otros países asiáticos fracasó, y durante 2 años (97 y 98) tuvieron que mudarse de Los Ángeles a Atlanta. Sin embargo, pronto regresarían a Los Ángeles y alcanzarían un éxito sin precedentes durante fines de los 90 e inicios de los 2000, lo que todos consideramos como la época de oro del E3.
Sin embargo, las cosas empezarían a cambiar para 2006-2007. La convención estaba sobresaturada, y el precio de un stand era exagerado. Pronto empezaría a descentralizarse y a disminuir de tamaño, con shows en otros centros de convenciones y menos asistentes. El plan no funcionaría. En 2009 la convención volvió a su tamaño original, pero a partir de entonces sólo especialistas acreditados de la industria o gente con mucho dinero podía ir. Es en esta etapa en que las inasistencias de grandes compañías empezaron. Blizzard abandonaría el evento. Nintendo y Electronic Arts dejarían de hacer presentaciones en vivo. La principal queja contra el evento sería siempre el precio: demasiado caro tanto para asistentes no profesionales como para las compañías que querían hacer un stand. Entre 2017 y 2019 E3 perdería la tercera parte de sus expositores. La convención estaba en crisis. Y luego, vino la pandemia.
Grandes cambios estaban planeados para el E3 2020, el cual nunca tuvo lugar. En marzo de dicho año, ocurrió la cancelación, el cual fue un golpe fatal: recordemos que la mitad del presupuesto de la ESA viene de los ingresos por el E3. Luego vino 2021: otra cancelación del evento físico. Luego, 2022: otra cancelación más. Tres años sin ingresos. La única oportunidad de la ESA es justo el evento físico de este año, 2023. Y entonces… este anuncio.
Se trata de una catástrofe, pero una catástrofe anunciada por todos los problemas estructurales y de logística del evento. El E3 es demasiado caro; la pandemia demostró la importancia de los eventos virtuales, mientras que el periodismo clásico, cerrado pero más autorizado, está dando pie a un mundo abierto de youtuberos, microbloggers y demás. En dicho ecosistema, las compañías ya no sienten que valga la pena gastar decenas de millones en un espectáculo que será para unos pocos, que muchas veces sólo les traerá mala publicidad si existe algún fallo imprevisto, y que de todos modos ni siquiera puede coincidir con los tiempos de desarrollo reales de sus productos. En resumen: cada vez más, el E3 pertenece al mundo de ayer.
VIDEO: ¿E3 2022 ha muerto? No, pero ya casi
¿El E3 ha muerto? No, pero casi. La pérdida de los tres grandes titanes de la industria, que al parecer no estarán presentes ni en piso ni en conferencias, es decisiva. Nótese además lo que hemos estado diciendo desde hace más de un año: que la industria está en período de consolidación, es decir, si Microsoft no está presente, entonces no estarán presentes Bethesda, ni Activision, ni qué decir Blizzard que ya estaba afuera, es decir, la pérdida de uno de los tres grandes implica mucho más que antes. ¿Y Sony y su red de estudios? ¿Y Nintendo? Es decir, incluso, si surge una nueva consola, nunca más será anunciada ni sus juegos exclusivos serán dados a conocer en E3. Comparen esto con el anuncio del Wii en 2004. ¿Qué relevancia puede tener el E3 ahora? Muchos titanes como Konami están prácticamente desaparecidos. Otros como Ubisoft, ¿querrán pagar una convención sobre-preciada en medio de una gran crisis laboral? No lo creemos.
En resumen, E3 es hoy por hoy, la crónica de una muerte anunciada. No carece de esperanzas, pero, si no vuelve ninguno de los 3 grandes al piso principal, el evento va rumbo al cementerio. Y es una lástima: era un espacio mágico, lleno de grandes recuerdos, aunque nunca logró del todo democratizarse, quizás por los exagerados costos de Los Ángeles. En fin, qué podemos decir… el mundo ha cambiado.
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