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Ya pasaron diez años de aquel 23 de noviembre de 1998 cuando salió a la venta The Legend of Zelda: The Ocarina of Time. Parece mentira, pero un juego que tiene una década de que salió al mercado sigue estando muy vigente en las discusiones de los diversos foros de videojuegos o las reuniones de jugadores que quieren nombrar a un juego con el inalcanzable título de mejor de todos los tiempos.
Definitivamente, este juego es polémico. Si, aún hoy. Mucha gente lo defiende a capa y espada como el mejor título jamás realizado, cuando es evidente que la evolución no se detuvo y hoy en día hay juegos mejores. Incluso, aunque Zelda: Twilight Princess no fué demasiado sobresaliente, si mejoró cada uno de los aspectos de este, su antecesor; claro, por lo menos a mi parecer, cada quien tiene su opinión.
Pero no voy a cuestionar la calidad del juego en si, porque de hecho aún hoy es muy bueno. Más bien, lo interesante es toda la leyenda que formó a su alrededor. Aún cuando existen juegos como Fable II u Oblivion en el mercado, gente que juega estos modernos títulos de vez en cuando entra en la clásica discusión sobre si Ocarina of Time es mejor que Final Fantasy VII, una batalla que se extendió a lo largo de los años y que parece no tener fin.
Me llama poderosamente la atención como esos juegos se metieron en el corazón de los jugadores (por más cursi que se oiga), ya que nunca falta el usuario que te diga que se le escapa una lagrimita al recordar esas épocas. Y no estoy mintiendo sobre esta vigente pasión, recientemente con el lanzamiento de Grand Theft Auto IV, se armó una pequeña revolución a lo largo de la red porque esa aventura de Link había abandonado el primer lugar de Gamerankings, para poner en su lugar el título de Rockstar; parecía que a nadie le importaba si lo quitaban o no, pero muchos veteranos sintieron que estaban insultando a un grande al despojarlo del primer lugar.
Definitivamente algún día algún juego se lo quitará, pero haber permanecido en el primer lugar del podio por tanto tiempo es algo difícil de repetir. No hago una reseña sobre lo que trata el juego, porque sería repetir algo que ya muchos vivimos y que las nuevas generaciones pueden gozar a través de servicios como la consola virtual. Más bien solamente fué darle su lugar, y recordar a uno de esos títulos que nos hicieron ver que un juego no solo es grande por aspectos como su historia, jugabilidad o arte, sino por todo el fenómeno que puede lograr a su alrededor.
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