Este ha sido un año especialmente difícil para la imagen pública de los videojuegos, debido en buena medida a los ataques terroristas en Noruega y los motines de Londres ambos, indirectamente asociados con las consolas-. Afortunadamente, desde entonces han seguido surgiendo nuevos estudios psicológicos que minimizan el rol del entretenimiento electrónico en la incidencia de actos violentos.
Uno de los más interesantes, efectuado por Patrick Markey de la universidad de Villanova, en Philadelphia, confirma lo que por muchos años sugirió la industria del videojuego: la personalidad tiene un mayor peso que la violencia en el entretenimiento electrónico. Esto quiere decir que quienes incurren en conductas agresivas supuestamente favorecidas por lo que ven en pantalla, están predispuestos de antemano.
Si estás preocupado por el que un videojuego convierta a tu hijo o hija en asesino, evítalo. Pero si tu hijo es temperamental, impulsivo o poco amistoso, entonces no es la mejor idea que juegue títulos violentos, sostiene Markey.
Para respaldar esta conclusión, el investigador tomó a más de 100 sujetos, la mitad de los cuales jugó propuestas violentas, y la otra mitad, propuestas relajadas. Los resultados arrojaron que los videojuegos no son simplemente buenos o malos para todos, sino que causan efectos negativos en quienes ya tienen ciertas disposiciones.
Pero no todo es precisamente alentador. Como ya se había deducido antes en otros documentos de corte científico, tal parece que la competitividad en ciertos títulos sí favorece la agresión. Encontramos que los títulos altamente competitivos producen conductas más agresivas que aquellos que no lo son, precisó Markey.
Así las cosas y tras efectuar una lectura rápida de lo que hemos visto a lo largo del año en materia de psicología y videojuegos, ha sido clara la recurrencia de resultados que apuntan a la competitividad como causante de agresión en el entretenimiento electrónico, mientras que la violencia como tal adquiere un rol secundario.
Este estudio, junto con varios otros, fue presentado en una reunión de la Asociación Americana de Psicología. Las demás investigaciones también sugirieron que los videojuegos relajantes hacen a la gente más feliz y amable; que las niñas entre 11 y 16 años son más saludables a nivel mental si juegan con sus padres, y que, naturalmente, la práctica de jugar desahoga estrés.
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