Kate Edwards es una reconocida desarrolladora. Trabajó en juegos como Halo, Halo 2, Fable, Jade Empire y Age of Empires. En diciembre del año pasado fue nombrada como la nueva directora ejecutiva de la International Game Developers Association. Recientemente, habló en una entrevista acerca del papel que tienen los videojuegos en la sociedad.
Cuando preguntaron su punto de vista acerca de la censura que sufrió un título de iOS para poder pasar las certificaciones de Apple, respondió: "Pura y simplemente, los juegos son una forma de arte. Como tales, deberían estar libres para expresar lo que sea. Aquí en los Estados Unidos tenemos la decisión de la Suprema Corte, que protege su derecho a la libre expresión. Así que no debería haber ningún límite impuesto en ellos, tal como los libros o las películas no lo tienen."
"El límite viene de las metas. Si tu objetivo es distribuir globalmente, probablemente vas a querer pensar sobre el impacto cultural. Si tu meta es realizar una declaración política, entonces debes hacer lo que sientes que es correcto. Una de mis principales labores, ahora que hago consultoría con los desarrolladores, incluso en mi nuevo rol en IGDA, es animarlos a ser proactivos y pensar sobre lo que quieren obtener. Pienso que los desarrolladores deberían sentirse libres de hacer lo que se les de la gana y de crear lo que quieran crear. Pero no pueden esperar que los consumidores en todos los mercados tengan la misma comprensión sobre la libertad creativa.
Mientras comprendamos eso, y para mí es una de las cosas que podemos hacer como IGDA, entonces podremos avanzar. Es como decirle a un pintor: 'no pintes ese cuadro porque podría ofender a alguien.' La mayoría de los pintores se reirían al escuchar eso debería ocurrir lo mismo con los desarrolladores de juegos. Los videojuegos todavía están progresando de la percepción que tiene la sociedad de ellos como un juguete, que puede tener defectos y necesita ser regulado, a la idea de que son una forma de arte."
Edwards comenta varios puntos importantes. La forma en que la sociedad piensa de los videojuegos determina el tratamiento que reciben. ¿Un mero juguete o una legítima forma de arte? Hasta el momento, tanto las regulaciones como la censura sugieren que todavía les queda un largo camino por recorrer antes de ser reconocidos como una expresión estética.
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