Mientras los AAA cojean ante la vorágine ejecutiva y financiera, los indies cargan con el peso de la innovación y lo diferente. ¿No puede existir algo en un punto medio? Justo esta es la oportunidad para probar suerte con propuestas que se alejan de los estándares actuales y que nos recuerdan que lo importante es divertirnos y más si hay un mundo pequeño, pero lleno de detalles, por explorar. Tal es el caso de There Are No Ghosts at the Grand, juego que pudimos ver durante gamescom 2025.
There Are No Ghosts at the Grand: un mundo con mucho por hacer
Ya te hablamos antes de There Are No Ghosts at the Grand, juego de Fruday Sundae que llegará en 2026 a Xbox Series X|S y PC, pero que también sera estreno de día 1 en Xbox Game Pass.
Esto fue antes de que lo viéramos en acción. Durante gamescom 2025 tuvimos la oportunidad de asistir a una sesión en línea donde se mostró el demo que se puede jugar en la sede del evento. En específico en el booth de Xbox pues es un hecho que la marca y el estudio unieron fuerzas para este lanzamiento.
El primer acercamiento con la jugabilidad de There Are No Ghosts at the Grand nos muestra el concepto central que le da vida. La herencia de un hotel en ruinas y la necesidad de repararlo para sacar provecho de él. La primera capa jugable es de exploración y restauración gracias a una pistola de bricolaje multiusos.
En una primera instancia, se trata de recoger, restaurar y personalizar. Darle nueva vida a este hotel en medio de una ciudad cercana al mar al más puro estilo británico.
Hasta esta parte, todo es intuitivo y digamos que cumple una función de presentación al juego y sus mecánicas. Acto seguido, el demo presenta un cambio repentino de planes, pues la señorita Green nos avisa de una extraña materia que apareció en la playa y habrá que investigar. No sin antes dar un paseo en motoneta por este pequeño, pero pintoresco lugar.
¿En qué momento se volvió de terror?
Quizá el principal gancho de There Are No Ghosts at the Grand tiene que ver con su definición: es un juego de horror, misterio y también musical. Esto significa que podemos pasar de una agradable reunión con música muy buena a tener los pelos de punta por aquello que se esconde en las sombras.
Justo ese viaje en una embarcación nos da la primera muestra de la banda sonora original y la manera en que interactuaremos en estas porciones de juego. Debo decir que fue de mi agrado escuchar esta fusión de ritmos con ska, jazz, un toque de pop, y una interpretación vocal que sorprende.
Después de este agradable momento, fue turno de la exploración en una vieja instalación que data de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Inesperadamente, resulta que el lugar está maldito y el ocaso avisa que las cosas se pondrán feas.
En un solo paso queda atrás la agradable experiencia de restauración hotelera para convertirse en un evento tenso capaz de elevar el pulso. Si algo llama la atención de There Are No Ghosts at the Grand es su capacidad para llevarte de lo agradable a lo aterrador.
Aún falta tiempo para el lanzamiento de There Are No Ghosts at the Grand, pero lo visto hasta ahora genera expectativa. En especial por la combinación de distintas experiencias de juego y lo que hasta ahora consideramos como una correcta integración de las mismas.
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