Reseña

A
Kingdom for Keflings es el primero de la nueva generación de Arcades donde podrás usar tu Avatar de Xbox como el personaje que
desarrollará las acciones dentro del juego, con un nivel de personalización e intimidad muy grande. Al comenzar, podrás
elegir entre jugar con un gigante genérico o utilizar ese avatar tan
cool que seguramente creaste ayer. El objetivo del juego es
ayudarle a unos adorables pequeñajos a desarrollar su civilización
y crear una ciudad en la cual puedan convivir de manera pacífica y
armónica, en la que con el fruto de su trabajo y la educación a la
cual pueden acceder eventualmente, su sociedad destaque y brille
como un faro de esperanza y bienestar social. Eso y tenerte como
idiota corriendo de un lugar para otro cargando partes de edificios,
ladrillos, piedras, troncos y demás.

He
de confesar que cuando JaDW me dijo que me tocaba hacer el review
de este título pensé que estaba siendo el blanco de una
cruel venganza, imaginé que estaba pagando el precio de haber
reseñado Quantum of Solace y FarCry 2. Sinceramente, la
perspectiva de llegar a mi casa y jugar con mi avatar en un mundo
lleno de pequeños aldeanos y construirles una ciudad para que sus
inútiles y digitales vidas transcurran en paz, me parecía
totalmente ridícula; tengamos en cuenta que estamos hablando de la
misma persona que ha dejado a sus hermanos en un campo de soccer durante un día
lluvioso, con tal de no perderse House M.D.

Al
comenzar, tendrás que construir poco a poco y lograr ciertos
objetivos que te permitan obtener Keflings adicionales, que a su vez
pueden ser usados para juntar más recursos y posteriormente
atender los talleres o edificios más avanzados. La mecánica
para obtener más enanitos es sencilla, construir una casa y después
darle un poco de amor, sí, amor. De inmediato pensé: ¿Dónde diablos
consigo amor? si lo supiera mi vida sería diferente. En A
Kingdom for Keflings el
gobierno te da amor, convenientemente distribuido en píldoras
gigantes en forma de corazón, las cuales aparecen en la plaza
central y debes llevar a tu recién construida residencia. Et
voilà!
dos Keflings dispuestos a trabajar y aprender para ayudar al
crecimiento de su amada nación.
