Los Souls llegaron para quedarse. La historia de la industria indica que cada vez que algún estudio da en el clavo, crea escuela y las bases sólidas del género se convierten en un lienzo en blanco para dar rienda suelta a la creatividad. Ese tipo de juego difícil tiene un nicho responsivo. La comunidad está al tanto del siguiente Soulslike en el mercado mientras FromSoftware saca otra joya.
Esta vez, toca el turno de Enotria: The Last Song, desarrollado por el estudio italiano Jyamma Games. Su propuesta apela al sol y al folclore, no a la oscuridad. Aunque ocurre dentro de una macabra obra de teatro donde buscamos liberar de una maldición a una tierra sumida en la locura. Este Soulslike debutó en 2024, pero recién estrenó versión física en PS5 y Xbox Series X. Tuvimos la oportunidad de jugarlo para contarte si merece tu tiempo y atención.
¿Qué es Enotria: The Last Song?
Enotria: The Last Song es el primer videojuego para consolas y PC de Jyamma Games. El estudio italiano se dedicó hace años al desarrollo de título para móviles hasta que decidieron dar el salto a otro tipo de propuestas.
Cualquiera pensaría que la opción sería un juego de aventura y acción, pero los italianos decidieron hacer un Soulslike, con todo lo que eso implica. Como mencioné, el género está bien posicionado en el mercado. Hay un dios que provee (FromSoftware) y también hay libertad para que cualquier estudio interesado aporte ideas y contenido.
Enotria: The Last Song tiene lugar en un mundo inspirado en el sur de Italia, lleno de color y vida e inspirado en la región que hoy cubre Cilento, Basilicata y Calabria, tierra de viñedos. Pasa poco tiempo para que descubras que algo no está bien. Esta tierra, alguna vez próspera, cambió para siempre.

El concepto que da vida al juego es la commedia dell’arte, una de las primeras formas de teatro en Europa en el siglo XVI. En el mundo del juego, entidades conocidas como los Autores convirtieron la realidad en el Canovaccio para crear la sociedad perfecta. Pero, tal como sucedió en BioShock, esto volvió locos a todos y Enotria pasó de ser la obra de teatro perfecta al drama más desquiciado posible. Detrás de cada máscara hay una percepción alterada de la realidad, existe la caída hacia la oscuridad del ser y el paso previo a la línea que delimita la cordura.
Dado el contexto, sólo hay una oportunidad para que el Canovaccio termine. Ésta reside en un guerrero llamado Sin Máscara, que es básicamente un avatar que controlas y al que podrás personalizar conforme avances en la historia.
Es ahí donde la obra inspirada en el folclore italiano da la bienvenida con una de sus primeras ideas originales. Enotria es un mundo cubierto por el brillo del sol, colorido, atractivo, contrario a las pesadillas surgidas en la mente de Miyazaki, que en algunos casos manifestaron a la perfección el concepto de castigo, dolor e infierno que pronostica el catolicismo. Aquí es diferente.
La iluminación y el color contrastan con lo que sucede en el lugar. Las personas ejecutan actividades del día a día mientras miran a la nada o hablan solas, al grado de la incoherencia. Son obras de teatro, musicales que celebran la desgracia y el canibalismo; banquetes espectaculares donde el platillo fuerte son partes humanas. De inicio, esta propuesta es atractiva porque muestra que no todo tiene que ser oscuridad, ruinas y devastación. Por supuesto hay calabozos, panteones y castillos derruidos, pero incluso en esos pasajes de penumbra hay una luz que te mantiene cuerdo.
Apostando por los Souls
¿Cómo se juega Enotria: The Last Song y hasta donde se aventura a construir sobre los cimientos del género?
En términos generales, estamos ante un RPG de acción en tercera persona. Como todo Souls, el enfoque está en el combate, la clase, el sistema de progresión y la gestión de estadísticas.
La propuesta de combate tiene como núcleo el uso de máscaras; hay decenas de ellas, incluso de jefes derrotados, con igual número de configuraciones. Cada máscara tiene fortalezas y debilidades. Puedes construir a partir de ellas en busca de un estilo que se acomode a tu forma de juego, lo que favorece, al menos en el papel, la experimentación con armas, hechizos y habilidades.
Como varios juegos de este tipo, pasarás algún tiempo en el menú para personalizar a Sin Máscara. Tienes 3 apariencias, cada una con su máscara y con un número impresionante de combinaciones. Lo mejor es que puedes cambiar en cualquier momento, incluso en batallas contra jefes, y una vez que tomes decisiones en la interfaz, tendrás acceso a lo que creaste con un simple toque de botón en la cruceta.
Quizás la única queja es la cantidad abrumadora de información y el hecho de que varios conceptos tienen nombre italiano. Es posible que esto te confunda si no estás familiarizado con el idioma, así que tendrás que aprenderlo sobre la marcha. Jyamma Games quiso dar ese toque nacionalista a su juego y no hay nada que hacer; es algo válido, aunque poco común.

El combate en Enotria: The Last Song – su sol, pero también su infortunio
Ya en el campo de batalla, Enotria: The Last Song tiene elementos esenciales de los Souls: un golpe normal, un golpe fuerte, una defensa y un movimiento para esquivar. La línea de vida y la que no puede faltar: la fuerza se consume con cada movimiento ofensivo o defensivo. Asimismo, tenemos un movimiento de parry que lo único que hace es mermar la defensa del enemigo hasta dejarlo vulnerable y listo para recibir un ataque feroz.
Sin embargo, la esencia del combate tiene que ver con la lógica de los elementos. Como todo RPG, hay beneficios y perjuicios elementales que rigen la interacción hostil con los enemigos y los jefes: Gratia, Fuoto, Viz, Mallano (blanco, rojo, fucsia y verde), cada uno superior al que sigue, pero débil ante el que le precede.
Decenas de armas, hechizos, habilidades y un sistema elemental: ¿qué tal resulta la experiencia de juego con todo esto? Una diversidad importante que es tanto buena como mala. El combate es rápido y fluido, sin embargo expone la falta de ajustes para dotar de equilibrio y lógica los encuentros en varios casos. Un duelo con un mismo enemigo en 2 secciones distintas puede resultar emocionante, pero también monótono e injusto. Las animaciones carecen de algunos cuadros y esto resulta en golpes conectados y recibidos que en una que otra ocasión te sacarán canas verdes. Los puntos de contacto de un mismo enemigo parecen cambiar cuando lo encuentras en otra parte y un golpe (o defensa) que dabas por hecho 一debido a su eficacia en un encuentro previo一 resulta diferente, incluso cuando colocas el cursor de seguimiento para fijar al objetivo.

No se trata de una experiencia que te arruine el juego. En varios sentidos es un Soulslike benévolo (si es que eso existe o se permite). Tampoco es como que un rival inferior acabe contigo de un solo golpe o que no tengas oportunidad de remontada en una misma pelea. Esto, aunado a una cantidad significativa de puntos de guardado, donde además puedes hacer cambios y mejorar estadística y equipos, ofrecen sesiones de juego muy digeribles en comparación con los mejores y despiadados exponentes.
Lo anterior se comprueba cuando descubres que una mejora considerable en ciertas armas te da la ventaja contra muchos enemigos y jefes. Sin embargo, esto limita la experimentación y las fases de acierto y error, mientras merma ese sentimiento de logro conseguido a pulso con tus propios medios.
Las batallas contra los jefes en Enotria: The Last Song padecen de lo mismo. Hay patrones tan extraños y en ocasiones ilegibles, que a veces el combate se torna en una situación de azar más que de talento. Claro que hay batallas épicas y memorables, pero también unas que pecan de fáciles y otras en que las decisiones de diseño juegan en tu contra. Por ejemplo, los duelos en espacios cerrados donde no se cuidaron las distancias ni la influencia del escenario y los objetos en la pelea. A esto hay que sumar algunos ángulos de cámara que te cuestan la vida e inevitablemente te harán rabiar por estar a un golpe de la gloria.
¿Puedo iniciar en los Souls con Enotria?
Virtudes y defectos aparte, Enotria: The Last Song equilibra sus carencias y errores con benevolencia. Repito que sus defectos no arruinan la experiencia, sólo te harán pasar uno que otro mal rato; después de todo, estamos hablando de un AA más cerca de lo indie que de los titanes del género.
El diseño de niveles es bueno y recompensa la exploración y el grindeo. Mejorar armas y encontrar gemas que tienen efectos diversos en tus estadísticas de ataque y defensa, así como pros y contras al portarlas, se vuelve una actividad interesante.
Asimismo, recorrer cada centímetro de este mundo al borde la locura y controlado por el Canovaccio vale la pena. No está de más decir que es en estos recorridos y descubrimientos donde conoces la historia, el contexto de cada persona y región, todo aderezado con el pasado italiano.
Pese a sus defectos y limitaciones, se trata de un Soulslike que cumple con lo básico y que puede servir de punto de entrada en el género. No te convertirás en un as para este tipo de juegos, pero sí conocerás las bases y sistemas en una experiencia que no te castigará tanto como otras. Eso sí, en caso de que no quieras meterte en problemas y desees conocer esta obra sin mucha dificultad, hay un modo Historia.

Conclusión
Considerando que el estudio trabajaba con juegos para móviles, este salto hacia un Soulslike es bueno. Enotria: The Last Song tiene puntos débiles evidentes, pero también brilla en momentos y apartados con el mismo sol que ilumina sus tierras. Si eres poco afín a este tipo de juegos, éste puede darte la bienvenida a un mundo lleno de retos y sufrimientos ampliamente satisfactorio. Quitando lo malo y cierta paja, Enotria es un juego decente, con alma propia y algunas ideas innovadoras, aunque sin duda será crucificado por los jugadores más exigentes.