Ghost of Yotei

PlayStation 5

El juego tiene lugar 300 años después de Ghost of Tsushima. Ambientado en las tierras que rodean el imponente monte Yōtei, en el corazón de Ezo —una región de Japón conocida hoy como Hokkaidō—.

Esta tierra se encuentra fuera del dominio de Japón y está llena de vastas praderas, tundras nevadas y peligros inesperados.

+Lo bueno

  • Impresionante dirección artística y cinematografía
  • Combate satisfactorio que combina precisión, estrategia y fluidez
  • Mundo abierto visualmente impresionante y diseñado para fomentar la exploración orgánica
  • Narrativa profunda con una nueva protagonista, Atsu, y temas de venganza
  • Mejora en todos los departamentos respecto a Ghost of Tsushima

-Lo malo

  • Repetitividad y monotonía en las misiones secundarias y actividades de mundo abierto
  • Uso innecesario y letárgico de la función táctil del DualSense

Reseña

Sucker Punch regresa para cautivar los sentidos y emocionaros con una nueva y hermosa epopeya samurái. Ghost of Tsushima, lanzado en julio de 2020, quedó en el pasado y lo recordamos como una grata sorpresa y una excelente piedra fundamental sobre la cual construir una secuela.

Esto lo sabe bien el equipo desarrollador ya que, si bien Ghost of Yōtei no es una continuación narrativa, representa una oportunidad dorada para redoblar esfuerzos en los departamentos más destacados de la obra samurái original.

¿Es todo lo que estábamos esperando? Te adelantamos que sí, pero tiene otros elementos que, nuevamente, alejan al juego de la grandeza absoluta.

Un cuento de venganza con inspiraciones impresionante

Lejos quedó la isla de Tsushima, y esta aventura nos transporta a la salvaje e indómita región de Ezo (actual Hokkaido), alrededor del Monte Yōtei en 1603. Ghost of Yōtei presenta a una nueva protagonista para la aventura de mundo abierto llamada Atsu, una mercenaria errante que regresa a su región natal con una sola palabra en mente: venganza. Y para cumplir su misión, Atsu adopta el manto de onryo, convertirse en un espíritu combativo y dar caza a los Yōtei Six, la fuerza antagónica de la entrega.

Como puedes apreciar, la premisa es poderosa y da la impresión de que se inspira en obras como Kill Bill de Quentin Tarantino, y en algunos elementos hasta evoca al cine de Sergio Leone y el subgénero spaghetti western. Dicho esto, lo que destaca enormemente es la impresionante dirección artística. Esta remota representación del Japón antiguo es poderosa cuando hablamos de cinematografía, y simple, pero impresionante cuando miramos al horizonte, donde vemos paisajes expansivos y pintorescos que van desde campos dorados de hierba hasta bosques neblinosos y costas escarpadas. Como la historia se ubica en el norte de Japón, hay momentos de reflexiones gélidas y letales en regiones nevadas.

Asimismo, la dirección artística se inspira en gran medida en el cine clásico de samuráis, particularmente en las obras de Akira Kurosawa, con una presentación cinematográfica auténtica e impresionante. Además, regresa el Modo Kurosawa y se añaden nuevas formas de vivir esta experiencia con un nuevo modo visual inspirados en las obras de Takashi Miike, donde figuran tiros de cámara sucios y cerrados. También se añaden acompañamientos sonoros lo-fi compuestos bajo la dirección del aclamado director Shinichiro Watanabe para entregar un deleite para los sentidos al estilo Samurai Champloo.

Combate dinámico y refinado

Por otro lado, el combate en Ghost of Yōtei es un punto culminante que ofrece una combinación satisfactoria de precisión, estrategia y fluidez. Para esta ocasión, se desecha la premisa del honor y el samurái caído en desgracia. Atsu es una guerrera determinada a hacer cualquier cosa para obtener la victoria, no es ningún samurái.

Dicho esto, el sigilo es opcional; enfrentar a los enemigos en combate directo se convirtió en nuestra actividad favorita. El sistema de combate de la entrega pasada permanece más o menos sin modificaciones en la secuela, salvo un nuevo esquema de control y una barra para romper la postura del enemigo empleando los nuevos armamentos. El elemento estratégico se ejecuta con un sistema de piedra-papel-tijera sencillo, pero muy efectivo. Es decir, en vez de posturas para empuñar la katana, Atsu carga todo un arsenal que refuerza su personalidad de mercenario. Para vencer a un oponente con lanza hay que emplear las katanas dobles y para vencer al que porta kama duales hay que utilizar la lanza, etcétera.

El sistema de combate es atractivo porque la acción de cambiar armamentos en pleno calor del combate se mantiene retador y sumamente satisfactorio cuando logras romper la guardia del enemigo. Es particularmente desafiante durante los duelos, que son enfrentamientos intensos que requieren un dominio del control, determinación y precisión para esquivar, desviar y cambiar de armamento en un instante; por supuesto, salir con vida de estos enfrentamientos genera una liberación poderosa e increíble. 

Mundo abierto con exploración orgánica e inmersiva

Por su parte, el mundo abierto del juego es visualmente impresionante y está cuidadosamente diseñado para fomentar la exploración. La adición más notable en relación con la entrega pasada es la introducción del catalejo. Con este artefacto puedes observar objetos a distancia que dejan una marca en el mapa; es útil para navegar las diferentes zonas cuando encuentras una posición elevada. De hecho, nos recordó a entregas como Tears of the Kingdom, donde el diseño del escenario fomenta momentos de exploración orgánica e intuitiva que evocan una auténtica sensación de descubrimiento.  

Por supuesto, regresa la mecánica de viento guía que te dirige a los objetivos y el ave dorada que te ayuda a encontrar puntos de interés cuando estás cerca de ellos. Descubrirás santuarios ocultos, guaridas de zorros, lobos, aguas termales, retos de espada, etcétera. Además, hay momentos de reflexión en actividades como practicar pintura sumi-e y tocar el shamisen. Asimismo, los Relatos regresan, junto con numerosas misiones secundarias que son historias pequeñas con desenlaces a veces positivos y a veces ambiguos.

En este sentido, Ghost of Yōtei refina la fórmula de mundo abierto que hizo de Tsushima un éxito. Si bien no es una desviación muy marcada, la sensación es de auténtico descubrimiento. A diferencia de las áreas cerradas de Tsushima, Yōtei permite explorar casi todo el mapa después del prólogo para seguir una estructura de misiones no lineales. Además, al sentimiento orgánico se añade un sistema de campamentos donde Atsu recupera salud, se alimenta y recibe la visita de aliados. Es así como el juego refuerza la idea de una manada de lobos que acompaña a Atsu en su búsqueda de venganza. En este sentido, la evolución está en aumentar la sensación de inmersión en el proceso de exploración del mundo y que sea menos estática y formal.

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Más que una historia de venganza

La historia de Atsu es una desviación de la lucha interna de Jin Sakai con el honor y su caída en desgracia como samurái. Ella es una mercenaria de bajo linaje y carente de estatus social; no tiene nada que perder, y lo poco que tiene lo arrebata a través del manto de onryo. Su aventura y crecimiento como personaje es mucho más profunda y menos vana, pues la venganza es sólo uno de los temas centrales de la narrativa, otro es superar el trauma del pasado. La historia colonial de Japón también se retrata con la presencia de los Ainu en Ezo, por medio de la recolección de artefactos que narran los usos y costumbres de este pueblo originario.

Dicho todo esto, Ghost of Yōtei es todo un éxito y una apuesta segura; sin embargo, el fantasma del pasado permanece en algunos departamentos. Por ejemplo, a pesar de que el mundo de juego es hermoso y su exploración se da de manera más orgánica, sigue pesando el fantasma de todo juego de mundo abierto: la repetitividad y la monotonía.

Lejos de la perfección

Muchas misiones secundarias siguen la misma estructura que culmina en duelos y combates, y se convierten en tareas predecibles. Lo mismo pasa con el resto de actividades que, para una segunda entrega, pierden más rápidamente su encanto. Esto es más evidente en actividades como la recolección de artefactos, la exploración de santuarios, la persecución de lobos y zorros y la resolución de otros acertijos ambientales; cuando has visto uno, lo has visto todos. Estas actividades son especialmente desalentadoras porque se apoyan con vistas hermosas; es una lástima que se conviertan en trámites para obtener mejoras marginales para el personaje.

Si bien la jugabilidad mejoró porque dejó a un lado el sigilo, este departamento sigue siendo simplemente funcional y poco satisfactorio, particularmente por el diseño desabrido donde todos los oponentes te dan la espalda. Asimismo, la variedad de enemigos es rápidamente predecible, especialmente cuando Atsu se vuelve más poderosa y sus armamentos más eficientes. Los combates cambian de ser desafíos a simples trámites. Las peleas contra jefes y los duelos son puntos destacados, pero los encuentros regulares contra enemigos se tornan monótonos.

Como ves, son quejas menores que no manchan esta experiencia inmersiva de duelos con espadas, pero hay otro departamento que no terminó por convencernos y es la incesante necesidad de utilizar la función táctil del DualSense. Ghost of Yōtei tiene algunas actividades en las que debes utilizar el trackpad y los controles de movimiento para, por ejemplo, simular que enciendes una fogata, cocinas alimentos, pintas los paisajes y tocas el shamizen. Lo desabrido no es su introducción, sino que sucede en los momentos de inactividad, lo que hace más letárgicos y aburridos esos momentos.

Afortunadamente, la gran mayoría son completamente opcionales; se pueden saltar presionando un botón y la experiencia no cambia. Por este motivo, cuestionamos la existencia de esas mecánicas desabridas.

Por otro lado, y a pesar de que el crecimiento del personaje de Atsu tiene diferentes matices, sentimos que es un tanto insufrible en sus interacciones con otros personajes, especialmente cuando tiene que lidiar con el trauma de su pasado. Sentimos que no encaja dentro de este período histórico turbulento y, finalmente, no logra proyectar la resiliencia y fortaleza emocional que se espera de alguien con su historia y en ese entorno. Ghost of Yōtei no se conformó con ser una historia impactante de venganza, también tuvo que incluir una historia con tintes modernos donde sea posible proyectarse para superar traumas emocionales.

Vestida de amariilo, Atsu evoca la imagen de La Novia de Kill Bill
Vestida de amariilo, Atsu evoca la imagen de La Novia de Kill Bill

La evolución de la epopeya samurái

Ghost of Yōtei es un tremendo triunfo audiovisual, de narrativa y de diseño de juego. Es una de las mejores experiencias que simulan el choque del acero japonés y lo hace con maestría. Sin duda, es una mejora en todos los departamentos respecto a Ghost of Tsushima, y la joya en la corona de Sucker Punch hasta el momento.

Aunque ofrece una experiencia de mundo abierto visualmente impresionante e inmersiva, su sistema de combate es accesible y profundo, y la narrativa tiene peso emocional, la repetitividad del contenido secundario y la estructura de mundo abierto familiar y repetitivo le impiden alcanzar la perfección.

A pesar de estas limitaciones, Ghost of Yōtei equilibra de manera encomiable la belleza y la brutalidad; es un viaje memorable a través de una visión meticulosa del Japón feudal atada por una historia de venganza y superación. Si bien no reinventa la rueda, la pule hasta darle un brillo deslumbrante, y se gana un lugar como uno de los títulos más destacados de la curiosa era de PlayStation 5.

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