El GameCube tuvo una biblioteca de juegos espectacular. Entre sus joyas se encuentra Kirby Air Ride, que al ser un spin off, pasó desapercibido para muchos jugadores. Sin embargo, quienes lo probaron saben que fue una propuesta única y sumamente interesante por parte de Masahiro Sakurai, creador de Super Smash Bros. Más de 20 años después, recibimos su esperada secuela: Kirby Air Riders.
Al ser tan anticipado por quienes crecieron adorándolo, es natural que la primera pregunta sea: ¿valió la pena haberlo esperado tanto tiempo? La respuesta es un rotundo SÍ, pues Kirby Air Riders rescata lo mejor de su antecesor, elimina varios de sus defectos y refina lo que estaba a medio cocinar. Es una entrega que desborda encanto, calidad y contenido.
En sus marcas, listos…
Primero, es necesario aclarar un detalle para quienes nunca jugaron Kirby Air Ride: a pesar de tener vehículos y pistas, es un juego de carreras fuera de lo común. En él, predominan los factores caóticos, explosivos y divertidos antes que cualquier otro con el que podamos salir victoriosos o ayudarnos a ser los más rápidos de la competencia.
Por lo mismo, hay varios modos y formas de jugar. Cada nave avanza automáticamente, y realmente sólo necesitamos apretar un botón para recargar, absorber y atacar. Entonces, para jugar Kirby Air Riders básicamente sólo necesitamos la palanca principal y un botón, ¿así que es un juego sencillo? Sí y no. Aunque los controles son simples, se necesita un poco de tiempo para perfeccionarlos. Tampoco decimos que se requieren 8 horas para agarrarle la onda, pero la jugabilidad varía muchísimo, según la nave que elijamos y otros factores.
Por ejemplo, los competidores dejan un rastro de estrellas y colocarnos detrás de él da una aceleración considerable. También nos da velocidad destruir a los NPC que hay en las pistas, ya sea absorbiéndolos o golpeándolos con las habilidades de copia o con nuestro ataque giratorio, que se activa al mover la palanca de un lado a otro. Aterrizar de manera perfecta también ayuda a obtener un gran impulso.
Estas mecánicas estaban desde el primer juego, pero aquí están refinadas; sin embargo, lo mejor es una nueva: los súper ataques. Al puritito estilo de Super Smash Bros., cada conductor tiene un poder especial relacionado lógicamente con su dueño. Por ejemplo, Kirby saca la espada gigante que vimos por primera vez en Return To Dream Land. El Chef Kawasaki lanza platillos de curry picante que dañan a quienes se atrevan a comerlo; todos son tan útiles que pueden hacernos ganar carreras que creíamos perdidas.
Las estrellas del show de Kirby Air Riders
Desde Kirby Air Ride, las naves eran las protagonistas del show, pues son numerosas y las estadísticas de cada una varía mucho. En Air Riders es igual, sólo que ahora hay aún más vehículos. Regresan todos los del primer juego y se agregan bastantes, así que el catálogo disponible es muy atractivo. Hay algunas básicas, como la Estrella Remolque, que está muy balanceada, pero hay otras enfocadas en aspectos específicos.
Por ejemplo, la Estrella Alada es extremadamente lenta en la tierra, pero es la mejor de todo el juego en cuanto a elevación y velocidad en el aire. La Estrella Mastodonte es muy tosca, pero su resistencia y peso son ideales para los trancazos. El Wheelie Moto es veloz y tiene muy buen manejo, pero para volar es casi inútil.
En general, cada nave tiene un efecto o estadística predominante que la hace destacar en ciertas pistas, modos y minijuegos, y descubrir lo que ofrecen es parte del entretenimiento. Pasamos horas probando cada una y eligiendo nuestra favorita, y nos parece que destacan la Estrella Jet, la Oscura, la Vampiro, la Metamórfica y el Carruaje, pero estamos seguros de que cada quien tendrá a su predilecta.
Los personajes también modifican las estadísticas, pero de manera más moderada. En realidad, pensamos que la elección del conductor depende más de su superataque y de lo mucho que nos guste. El roster es sorpresivamente amplio y hay de todo: desde las caras más conocidas de la saga hasta algunas selecciones muy de nicho que sabemos que muchos fans de Kirby adorarán.
Diferentes maneras de llegar a las estrellas
El modo principal es Air Ride, que son carreras llenas de adrenalina, caos y muchísima diversión. Son muy fugaces, nunca se alargan ni tienen tramos aburridos, pero lo malo es que a veces finalizan de forma un poco abrupta. Afortunadamente, podemos personalizarlas para que sean más extensas y tengan más vueltas.
En cuanto a las pistas, uno de los aspectos más criticados de Kirby Air Ride fue la escasa cantidad de escenarios, pero esta vez se agregó el doble para que la diversión nunca se detenga. Todas están inspiradas en la franquicia y su diseño varía muchísimo; algunas son muy cortas, otras parecen un laberinto, unas son muy largas e incluso hay unas con muchísimas curvas que las hacen parecer montañas rusas.
Otro modo es “A vista de pájaro”, donde vemos las carreras desde una vista asimétrica y en pistas más cortas. Su diseño tiene un enfoque mucho más Arcade; por lo mismo, además de las habilidades de copia, hay objetos especiales, como las alas de fuego, las paletas de invencibilidad, las minas automáticas, los cañones y muchos más que hacen más frenéticas las partidas.
También hay muchas más pistas que en el título original, y aunque toman prestada la estética de las del modo Air Ride, tienen un diseño distinto y elementos únicos, por lo que ninguna se siente como un copy paste. Por ejemplo, en Vapor hay unas palancas como las de las máquinas de pinball que nos ayudan a ganar impulso, y en Cibernético hay portales que nos mandan al otro lado del mapa.
Un paseo por la ciudad
Los OG que pasaron cientos de horas en el juego original estarán de acuerdo en que las carreras pasaban a segundo plano gracias al modo “Prueba Urbana”. En Kirby Air Riders, está de vuelta y mejor que nunca, gracias a que podemos vivirlo hasta con 16 personas. En él, recorremos una ciudad enorme con múltiples biomas diferentes, como bosques, volcanes, centro comerciales y estacionamientos en búsqueda de ítems que mejoran nuestras stats.
Al finalizar el tiempo seleccionado, pasamos al Estadio, en donde hay retos y actividades para poner a prueba las estadísticas que obtuvimos durante la Prueba Urbana. Están las misiones que vimos en el título original, como el test de planeo de altura y distancia, el tiro al blanco y carreras en línea recta, pero se agregan algunas nuevas, como apretar el mayor número de interruptores y la caída libre.
Tanto la Prueba Urbana como el Estadio son fabulosos porque ofrecen algo que ningún juego de carreras tiene. En la primera, hay tantos secretos, que cada partida se siente única, porque también hay actividades a mitad de cada ronda, como peleas contra jefes, carreras pequeñas, cajas misteriosas y hasta un OVNI que sobrevuela la ciudad. A eso se suma la posibilidad de conseguir las naves legendarias: Dragoon, Hydra y una nueva.
Hay 2 factores que hacen sumamente gracioso y entretenido al Estadio: la diversidad de los minijuegos y el hecho de ver si nuestra nave es apta para cada uno. En ocasiones, mejoramos nuestro vehículo de manera perfecta, así que salimos triunfantes en este apartado, pero a veces nos confiamos y resulta que nuestra moto es inútil debido a que la prueba es de planeo, y entonces todos los buffs que obtuvimos sólo sirven para dejarnos en último lugar.
Un pequeño escape en Kirby Air Riders
Todos los modos del título de GameCube están presentes y muy bien pulidos, pero hay uno nuevo: Escape, que sirve como el “modo historia” de Kirby Air Riders, pues nos cuenta la razón por la que todos los habitantes del Planeta Pop conducen naves y cómo llegaron ahí.
Escapada está dividido en fases, cada una con varios retos que debemos cumplir para avanzar. Estos van desde terminar carreras Air Ride o de A vista de pájaro en primer lugar hasta competir en los minijuegos del apartado Estadio. Aquí es donde aparece otra similitud con Super Smash, pues la estructura de este modo nos recordó mucho al modo Clásico de algunas entregas de pelea de Sakurai, principalmente a la del 3DS.
Al superar los retos obtenemos recompensas, como boosts para nuestras estadísticas, monedas que podemos usar en las tiendas y unos cristales que sirven para avanzar en la historia. A la mitad y al final de las fases hay jefes que enfrentamos en una carrera o en una pelea en donde, literalmente, debemos hacerlos estallar. En el inicio, estos combates nos parecieron fascinantes, pero honestamente, son muy sencillos. Algunas veces ganamos en cuestión de segundos, así que se volvieron repetitivas después de un rato.
De hecho, los únicos defectos de Escape son justamente la monotonía y dificultad. Sí: hay un sinfín de retos y minijuegos, pero en este modo hay muchas fases, por lo que, incluso intentando elegir la mayor variedad de actividades posible, las repetimos en múltiples ocasiones. Escape hace lo posible para fomentar la rejugabilidad, con escenarios que es imposible ver en una sola partida y hasta un final secreto, pero creemos que llegar a él puede sentirse una obligación.
Más conectados que nunca
Con excepción de Escape, todos los modos de Kirby Air Riders pueden jugarse de manera online, lo que los hace un millón de veces más divertidos y un sueño para todos los que crecimos jugando el original. Se pueden hacer lobbys privados para que juguemos con amigos o entrar en salas globales para que se nos empareje con cualquiera interesado en pasar un rato extremadamente agradable.
A pesar de que consideramos que la dificultad de la CPU está muy bien lograda (sobre todo del nivel 7 al 9), estar con personas reales es algo incomparable, y más si es con nuestros seres queridos a través de GameChat.
Lo mejor de todo es que el performance de Kirby Air Riders es espectacular. Con todo y 16 jugadores en Prueba Urbana o 8 participantes en las carreras, la tasa de cuadros por segundo siempre es estable. Ésta es una prueba del excelente rendimiento del Nintendo Switch 2 y de la calidad de Sora, el estudio de Sakurai, pues lo que lograron en este apartado es impresionante.
Lleva registro de tus logros en Kirby Air Riders
Otra razón por la que hemos estado fascinados jugando la mayoría de Kirby Air Riders es que todos los modos tienen un tablero con 150 desbloqueables. Al puro estilo de Super Smash Bros. Brawl y Wii U, cada cubo se rompe al obtener un logro, que pueden ir desde “consigue 15 veces terminar en primer lugar” hasta “derrota a Mecha King Dedede” en Prueba Urbana. Al hacerlo, obtenemos a todos los personajes, sus diferentes apariencias, las naves, los escenarios y, en general, todos los secretos del título.
Además de las naves, las pistas y los personajes, otros desbloqueables son las estampas y partes para tunear nuestros vehículos y otros stickers y patrones que sirven para personalizar nuestra licencia de conductores. Estas tarjetas se muestran cuando jugamos en línea, y hay centenares de elementos que sirven para expresarnos en estos apartados. En cuanto a los vehículos, igualmente se pueden hacer un montón de diseños bien locochones.
En general, comenzamos Kirby Air Riders con muy pocos personajes, naves y pistas, y por eso cumplir los requisitos de los tableros fue sumamente satisfactorio, porque así, poco a poco empezamos a llenar el roster y las pistas disponibles, y el título se amplió considerablemente. Además, es de muchísima ayuda observar lo que necesitamos para conseguir a cierto personaje que nos morimos por usar o los niveles que nos faltan.
Veredicto de Kirby Air Riders
Kirby Air Riders es una masterclass de cómo hacer una secuela. Toma todo lo que tuvo su antecesor, respeta las bases que sentó, las pule y añade una cantidad absurda de contenido. Además, la mayoría de los desbloqueables valen mucho la pena y tienen un valor alto, por lo que conseguir cada uno se siente excelente. El nuevo modo tiene imperfecciones, pero hace que jugar de manera individual sea mucho más interesante que en el primer juego.
Tiene todo el sello del maestro Masahiro Sakurai, desde una estética y mecánicas similares a las de Super Smash Bros. hasta una calidad incomparable y que ya quisieran tener muchísimos estudios más grandes. Kirby Air Riders siempre motiva a seguir jugando; tanto así, que llega un punto en el que creemos que nunca lo terminaremos, y lo decimos en un sentido más que positivo.
