Todos los que disfrutamos de juegos de fútbol, conocemos Pro Evolution Soccer. Esta vez incluye nuevos modos de juego, entre los cuales destaca Champions League, donde podemos disfrutar del evento más grande de fútbol en Europa.
Una de las partes básicas de cualquier juego, y aún más en los de deportes, es el control; esta franquicia siempre ha mantenido un control sencillo pero bastante sólido, y simplemente se le ha dado un retoque al de la versión anterior, lo que dio como resultado una respuesta bastante buena.
La parte triste es que esos son unos de los pocos aspectos que brillan dentro de nuestra versión 2009, las gráficas son bastante regulares y tienen varios defectos, incluso en la interacción entre jugadores. Por ejemplo, un jugador le ayuda a un rival a levantarse tras una falta, le ofrece la mano y éste la acepta, pero lo hacen por medio de telekinesis, ya que no llegan a tocarse jamás.
Para complementar el aspecto visual, tenemos jugadores con movimientos robóticos, que carecen de la agresividad necesaria para poder ganar un partido, o del sentido común necesario para patear la pelota en la dirección correcta. Al parecer, todos ellos tienen una fobia al fuera de lugar, lo cual provoca un juego encerrado en la media cancha y genera una sensación lenta y poco dinámica.
Cuando logras pasar ese punto en el que los mediocampistas roban cámara, te enfrentas a un portero con dificultad de copa mundial, puedes sufrir cada tiro que no logre entrar al grado de frustrarte, pero un solo tiro de suerte puede ser suficiente, ya que simplemente un gol tiende a marcar una gran diferencia; claro que para lograr ese tan preciado tanto, tus estrategias deben ser un poco conservadoras.
La moral de los jugadores es inquebrantable, al parecer ir perdiendo no afecta el desempeño de nadie, tal vez esto sea algo bueno, si lo ves en el sentido de que el juego es más justo, pero todos los que hemos jugado en carne propia un partido de fútbol, sabemos que no es así; por lo tanto, esto le da un toque aún más plástico e irreal.