Hay veces en que lo único que necesitas es un buen juego de estrategia para salir de todo aquello que abruma, incluso en la industria misma. Tal como se hacía antes resolviendo una sopa de letras, un acertijo, jugando ajedrez o distintos juegos de mesa, la mente necesita distraerse con un reto que estimule el análisis y el pensamiento estratégico. Justo ahí es donde el gaming sigue cumpliendo con propuestas como Reus 2, tan adorable como profundo; un juego donde nos toca ser dios e interceder para que la humanidad se desarrolle… ¿O no?
El papel de la deidad y su control sobre el todo
Reus 2 es la nueva entrega de la franquicia creada por Abbey Games. Recientemente, debutó en Switch y Xbox, y pudimos jugar una copia para Xbox Series.
Por si no conoces la IP, te cuento brevemente. Se trata de un juego de estrategia y gestión donde tomas el papel de dios, mientras ves el origen de la humanidad en los planetas de un sistema solar. Aunque eres todopoderoso, no puedes tener control directo a través de tu mano divina, sino de un grupo de gigantes que se convierten en representaciones de tu poder.
En el inicio de Reus 2 controlas a 3 gigantes… luego vendrán más. Las primeras incursiones planetarias permiten controlar a un gigante encargado de todo lo que tiene ver con los bosques y las plantas. Otro es responsable de los desiertos y el tercero se encarga del mar.
Jugando un poco con la idea del destino, este título da una opción inicial para seleccionar el tipo de objetivos de nuestro experimento con humanos. Sí, en el inicio serán hombres y mujeres de las cavernas, pero su desarrollo desembocará en sociedades interesadas en el desarrollo científico, en alcanzar la plenitud alimentaria, en la creación de objetos o incluso en la ambición desmedida, siempre en busca de riqueza.
El juego nos da la bienvenida con un planeta en solitario, así que podemos terraformarlo a nuestro gusto. Debo decir que mi experiencia inicial fue satisfactoria porque noté que no se trata de un escenario con vista isométrica, sino circular. Básicamente, hay que girar el planeta según nuestros intereses con cada gigante y podemos hacer zoom o alejar para admirar y administrar nuestra obra.
Digamos que ya tenemos bosques, desiertos y el tan necesario mar. Cada uno verá el nacimiento y crecimiento poblacional con un líder. Los humanos reconocen a los gigantes como esa expresión de divinidad que dio origen a su realidad, así que reaccionarán de distintas maneras a las decisiones que tomemos respecto a su territorio.
Cual Big Bang, esas decisiones iniciales desatan toda una estructura compleja con su propia lógica. Cada acción de los gigantes, ya sea para crear porciones territoriales con condiciones específicas y establecer la base de cada bioma, o para nutrirlo en su especificidad, provoca una serie de eventos que, curiosamente, atraen la atención y generan expectativa por ver qué harán los nuevos habitantes de este diminuto planeta.

¿La paz? Ni siquiera se logra en un videojuego
Uno de los aciertos de Reus 2 es brindar opciones para cada tipo de jugador. Podemos seleccionar un modo libre sin límites y restricciones o seguir el camino tradicional con objetivos específicos mientras creamos vida en cada planeta.
El sistema de progresión está bien logrado y el ciclo de acción y consecuencia, aunque confuso en el inicio, invita a la experimentación. Es ahí donde el juego luce su mejor cara, en especial al seleccionar líderes de población con contrastes marcados.
En mi planeta tenía un pueblo camino a la prosperidad basado en el cuidado de la naturaleza y otro más allá del mar donde se desarrolló un asentamiento liderado por una joven con tendencia a las gestas piratas. Al estar en busca de la riqueza, no tanto del desarrollo, la consecuencia inevitable fue el conflicto.
Los ánimos pueden subir de tono entre líderes, pues cada uno tiene objetivos en común, pero en ocasiones, sus perspectivas de crecimiento son incompatibles. Quieren más porción territorial, tienen peticiones sobre desarrollo tecnológico que pueden ser bueno para ellos pero perjudiciales para el resto del planeta. El detalle es que no te pedirán permiso para actuar. En ese sentido, el juego tiene un sistema dinámico y bien equilibrado de IA que suma a la diversión vía lo inesperado. El mundo puede estar en un buen día, pero los chicos del desierto pueden cambiar todo de repente al salir en busca de riqueza, para lo cual saquean otros territorios.
¿Qué hacer? Ponerse en el papel de dios y actuar u omitir premeditadamente a través de los gigantes. Cada uno tiene su propio desastre natural listo para poner orden o dar una lección, así que, si lo deseamos, podemos poner fin a una guerra con un terremoto o un tornado, y también está la opción de tomar la justicia y castigar a quienes atacaron. Claro que esto tendrá consecuencias en cuanto a recursos y bajas, así como en la idea que los pobladores tienen de cada gigante y, por ende, de dios. No está de más decir que pueden amarnos u odiarnos con la misma intensidad, según sea nuestra relación con ellos.
La propuesta de juego se torna adictiva y entretenida dado que, aún en su complejidad, la estructura es menos profunda que la de los títulos más destacados del género. En ese sentido, Reus 2 cumple su cometido como videojuego de estrategia y gestión, pues será común que regresemos una y otra vez por una partida.

Reus 2 es adorable, pero la experiencia en consola se queda corta
El diseño de arte de Reus 2 es congruente con su propuesta más accesible y abierta a distintos sectores. Los gigantes, los planetas, los humanos, cada planta y animal aportan a su manera algo de vida hasta lograr un mundo que funciona y sobrevive. No se trata de los grandes desarrollos históricos, pero a lo largo de cada era se nota el camino que tomó cada población y el efecto de tus decisiones.
La banda sonora es algo a destacar porque es relajante cuando debe y se torna emotiva ante cada hecho relevante. A la par, los sonidos se vuelven característicos y pronto sabrás qué está sucediendo en alguna parte del planeta y quién necesita algo.
Lamentablemente, no se trata de una experiencia perfecta e, irónicamente, su debut en consolas expone los límites del proyecto.
Uno de los grandes temores cuando se portean este tipo de videojuegos a consolas es que, de inicio, tienen un diseño propio de PC o móviles con una interfaz pensada para el uso de mouse o controles touch. En el caso de la versión para Xbox fue complicado adaptarse al control porque falta una propuesta adaptada a la experiencia de consola. Al juego le faltan atajos y configuraciones específicas que lo lleven a buen puerto en consolas que usan un control.
Los datos y las ventanillas en pantalla, así como cada opción, pueden ser abrumadores y lo peor es que el paso de un marcador a otro tiene diferentes resultados si usas la cruceta direccional o el stick. Si bien es posible familiarizarse con el mando y las acciones del juego pasadas algunas horas, es una experiencia incómoda que resalta para mal, precisamente porque se trata de un lanzamiento en consolas.

Una puerta de entrada al género
Al final, Reus 2 sale bien librado. Pese a las deficiencias que tiene como port de consolas en cuanto a la falta de adaptación ideal para un control tradicional, es un buen juego de estrategia y gestión. Dado su nivel de dificultad, curva de aprendizaje y elementos audiovisuales, considero que es una buena puerta de entrada al género, si es que no lo has probado o no quieres sumergirte en un mar de menús, opciones e información en pantalla. El estilo simplista, pero efectivo, aunado a las horas de diversión que brinda y las posibilidades de creación, lo convierten en una opción interesante para pasar el rato, ejercitar la mente y, por qué no, relajarse un momento.
