Cuando lanzas una tecnología como Move, hay un juego que tiene que sobresalir, llevar la estafeta, y uno en el que el personaje principal usa una silla para escapar del Yakuza por las calles de Japón parece ser el elegido para llevarse el premio. Puedes creer todo eso cuando te cuentan de un título como ese, pero una vez que lo juegas, se acaba la ilusión.

La historia del juego es demasiado simple, estás escapando de la mafia japonesa mientras montas en una silla, andadera, aspiradora, etc. El concepto está lleno de esa rareza que hace que un título como Katamari Damacy funcione de maravilla; cuando lo ves te encanta y te gana de inmediato, pero el control te impide tener cualquier tipo de diversión.

Con Move giras, saltas y aceleras; hasta este momento es muy sencillo, pero la complejidad alcanza un nivel ridículo cuando tienes que usar todos los botones para patear, agacharte, esquivar o hacer alguno de los tantos movimientos de Kung Fu, y cuando vas a toda velocidad por las calles de Japón esquivando todo lo que hay en el ambiente esa complejidad y lo mal que reacciona el control, te impiden pasar un buen rato.

Todos los niveles son sencillos en extremo, y si de repente sientes que estás jugando por la misma calle una y otra vez, es porque estás corriendo por la misma calle una y otra vez. Kung Fu Rider habría sido menos ofensivo si fuera un demo de Move incluido como una descarga gratuita, en vez de un juego de precio completo. Es una lástima, pues el concepto es muy bueno y pudo ser divertido en extremo.