Review

The Dark Pictures Anthology: House of Ashes

Un pelijuego de terror con matices sobre la guerra y la naturaleza humana
LEVELUP 7.8 Regular

PROS:

Los personajes son muy redondos

Buenos valores de producción

Visualmente luce muy bien

La historia fluye excelente

Explora temas complejos

Tiene un terror propio del cine slasher y lo presenta bien

CONS:

El gameplay es escaso y podría tener mejor rítmo

Desperdicia el potencial de su discurso antibélico

Sus quick time events reducen situaciones tensas a minijuegos

Las interacciones aparecen de manera arbitraria

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Los videojuegos tienen un gran potencial como medio narrativo. Desde profundas obras de texto como Hotel Dusk hasta el trillado hollywoodense de Beyond Two Souls, los videojuegos han pisado la línea divisoria entre sí mismos y el cine. Parándose en esta línea es como llega la tercera entrega de The Dark Pictures Anthology, House of Ashes, una película interactiva de terror que explora los matices de la guerra moderna, los mezcla con ocultismo lovecraftiano y los presenta como el cine slasher. En LEVEL UP ya tuvimos la oportunidad de probarlo. A continuación te contamos nuestra experiencia con esta cuarta entrega de los creadores de Until Dawn.

Un escenario moderno para un terror ancestral

House of Ashes está consciente de lo que es: una película interactiva, y por ello se enfoca en el flujo de la narrativa y el desarrollo de sus personajes. El escenario es relevante para la sociedad occidental moderna: el Irak ocupado por Estados Unidos en 2003. Luego del discurso de “misión cumplida” del presidente George W. Bush, la prioridad del ejército era encontrar armas de destrucción masiva para justificar el ejercicio militar. En House of Ashes, la historia principal sigue a un grupo de soldados en un operativo para encontrar un silo de armamento. Tras verse envueltos en un enfrentamiento, terminan hundidos junto con el enemigo en un antiguo templo sumerio. Al adentrarse en los milenarios pasillos de ese lugar, los soldados se dan cuenta de que los insurgentes iraquíes son el menor de sus problemas; en las sombras habitan unos aterradores seres que empiezan a cazarlos uno por uno.

Naram-Sin, el rey que condenó a su imperio
Naram-Sin, el rey que condenó a su imperio

House of Ashes está basado en sucesos reales pero no se limita a la guerra de Irak. El templo está relacionado con Naram-Sin, un rey mesopotámico del imperio acadio que aparece representado en los primeros momentos del juego. De acuerdo con la mitología mesopotámica, el rey robó estatuas divinas de un templo y una diosa envió una plaga para destruir al imperio. House of Ashes retoma la plaga del mito y plantea que aún acecha las entrañas del antiguo templo.

El título pone al jugador en control intercalado de 5 personajes, 4 son soldados del ejército estadounidense y el otro es un soldado iraquí. Todos son personajes bastante redondos, sus personalidades, aspiraciones, objetivos y complejos están muy bien planteados. Los diálogos son muy congruentes y hacen que la historia fluya sin sentirse trillada. Crean empatía con el jugador, demuestran el contexto en el que viven y reflejan la humanidad detrás de personas entrenadas para matar, con todo y la doble moral que eso supone. El juego se presenta como un título de terror, pero de fondo su discurso es antibélico.

Las decisiones del jugador afectan la personalidad de los protagonistas y su relación mutua, a veces incluso afectan si alguien vive o muere. La mayor fortaleza de House of Ashes es el ritmo de la narrativa, y su mayor debilidad es el ritmo de su gameplay.

Una experiencia cinemática que podría ser más profunda

House of Ashes es un juego desequilibrado. Se trata de un título que bebe mucho de la escuela de David Cage y, sin embargo, no entiende la gamificación de sus obras cinemáticas. El ejemplo más claro es Heavy Rain, cuya propuesta se resume en que si un personaje debe realizar una acción humanamente compleja, entonces al jugador le debe costar trabajo en el control. Heavy Rain es una experiencia cinemática que reta la capacidad del usuario para ejecutar combinaciones con los botones; si el personaje está tranquilo y sobrio es sencillo controlarlo pero si está nervioso o se emborracha se vuelve toda una tarea; es un título que que quizás glorifica los quick time events, pero también los replantea: pasa de sólo machacar botones para golpear una piedra a tener que deslizar con suavidad el stick para acomodar la vajilla sin romperla. House of Ashes no tiene nada de eso y su gameplay es tan profundo como un libro de la SEP.

Un momento de tención reducido a un minijuego
Un momento de tención reducido a un minijuego

El juego consiste en ver cinemáticas hasta que la interfaz diga que se puede hacer algo con el control. Las acciones se reducen a elegir entre 2 opciones de respuesta o quedar en silencio, apuntar con un arma en bullet time para darle a algún objetivo, reaccionar a alguna serie de quick time events, caminar un par de minutos por alguna sección lineal y, de vez en cuando, examinar objetos del escenario. El mayor problema es que el título no equilibra estas partes. Los personajes actúan por minutos largos de cinemática sin pedir interacción del usuario; luego, de pronto, toca elegir alguna respuesta o caminar por un pasillo y ahí, justo cuando parece que va a ocurrir algo, hay que seguir viendo cinemáticas. El título se toma la libertad de quitarle el significado a tener un control en las manos y presenta sus segmentos interactivos de manera arbitraria, sin embargo, si se le percibe como una película de terror del subjénero slasher, House of Ashes hace las cosas de forma descente.

La guerra y el potencial perdido

Puede que Night Trap, un juego de 1992 sobre revisar cámaras y trolear vampiros, tenga más gameplay que House of Ashes, sin embargo, no todo son malas noticias. Las animaciones lucen muy orgánicas. Gráficamente, es un título bastante decente con algunos problemas ligeros en la iluminación; hay momentos donde los personajes lucen muy vivos y otros se ven como muñecos de cera, sin embargo, los contrastes de luz lucen excelente.

Es posible ajustar la dificultad de los quick time events, de manera que la interfaz de los botones aparezca por más tiempo. A diferencia de los 2 títulos anteriores de The Dark Pictures Anthology, donde se usaba una cámara fija, en House of Ashes es posible moverla con libertad en los breves segmentos de exploración. Aunque los escenarios son monótonos y obtusos, todos rebosan detalles; es entretenido explorarlos cuando el juego lo permite y aportan mucho a la atmósfera de incertidumbre por lo desconocido. El terror en House of Ashes se limita al suspenso, mostrar sangre y presentar jumpscares, algo simple pero efectivo.

Examinar objetos siempre recuerda a <em>Shenmue</em>
Examinar objetos siempre recuerda a Shenmue

Las partes históricas del título, principalmente las relacionadas con el conflicto en Irak, asumen una posición muy crítica con la actuación de los Estados Unidos. Es interesante ver cómo la guerra ha moldeado la personalidad de los protagonistas, cómo ha afectado sus relaciones interpersonales, cómo justifican su papel en la invasión y, en el caso del personaje iraquí, cómo es la paz armada en el contexto del derrotismo. Todos estos matices, que podrían presentar un discurso profundo sobre la lógica humana en el marco de la guerra, quedan sepultados bajo una historia superficial sobre una maldición en ruinas antiguas. Es como tomar el monólogo de Meryl cuando recibe un disparo de Sniper Wolf en el primer Metal Gear Solid, cuando decía que ella era ingenua al glorificar ser un soldado, que la guerra es fea y ponerlo a mitad de la película La Momia.

En conclusión

House of Ashes tiene valores de producción elevados, pero eso es insuficiente para explotar su potencial como obra. Se trata de una película interactiva que podría ser profunda pero que se esfuerza en ser superficial. Sus mayores debilidades son, por una parte, balancear mal su gameplay y, por la otra, ser indeciso entre ser político o una película de serie B.

Los segmentos de exploración son breves pero se sienten muy orgánicos
Los segmentos de exploración son breves pero se sienten muy orgánicos

No es un mal título. Es un pelijuego bastante entretenido y se nota el esfuerzo detrás de su desarrollo, pues a pesar de sus debilidades logra ser interesante. Los primeros planos de los rostros de los personajes y sus animaciones son un dulce a la pupila, las actuaciones son destacables y es respetuoso con la suspensión de la incredulidad que presenta. Lo particular de House of Ashes es que sus puntos fuertes son muy elevados pero sus puntos bajos se notan demasiado. Si alguien es fan de las experiencias cinemáticas este es un juego que vale la pena probar. Las partes sólidas de su discurso, el mundo en el que se desarrolla y sus diálogos son gratificantes, sin embargo podría haber hecho más para ser memorable. Como obra, está igual que el rey Naram-Sim: sepultado por el peso de su ambición en esas ruinas sumerias.

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