El sensor de movimiento nativo de Xbox 360, Kinect, está siendo utilizado por la Universidad de Minnesota para diagnosticar con mayor eficiencia el autismo infantil. El experimento consistió en utilizar cinco dispositivos Kinect dentro de un salón de clases con grupos de niños de entre tres y cinco años de edad; posteriormente, la información de los movimientos que arrojó el Kinect se relacionó con algoritmos que contrastaban una serie de patrones que pueden revelar síntomas de autismo, como la hiperactividad o, por el contrario, el permanecer quieto mucho tiempo. A partir de estos datos, los médicos pueden prestar especial atención a los niños y buscar otros indicios de autismo.
El diagnóstico clásico del autismo consiste en que un médico experimentado observe por largos periodos de tiempo al niño en su "entorno" normal, es decir, mientras juega o realiza actividades diarias. Si Kinect pudiera efectivamente identificar comportamientos específicos, el diagnóstico sería mucho más eficiente y rápido.
El investigador Guillermo Sapiro comentó que "la idea no es reemplazar el diagnóstico [con el Kinect], sino llevar el diagnóstico a más gente. Del mismo modo en que un buen maestro identifica a un niño problemático, el sistema automáticamente identificará [a los niños con posible padecimiento autista] y nos dirá 'oigan, este niño necesita ver a un experto'."
Se cree que 5 de cada 10 mil niños presenta síntomas relacionados con autismo, pero al ser una condición tan difícil de identificar, "el diagnóstico termprano es crítico para ayudar a que la gente con autismo obtenga la ayuda que necesita", según Caroline Hattersley de la Sociedad Nacional para el Autismo en Londres. Con todo, no será infalible: "Aunque esta tecnología pueda identificar potencialmente algunos signos del autismo, hay algunos factores como el retraso en el lenguaje y el contacto visual limitado que no necesariamente detecta."
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