Dicen por ahí que la noche es más oscura antes del amanecer y más vale que el refrán le haga justicia a Nintendo, compañía sobre la que ha llovido bastante durante los últimos meses, primero por el mal arranque del 3DS y ahora por la natural debacle en las ventas del Wii, de cara al debut de su sucesor. Esto ha obligado a la compañía a recortar en 20% los bonos de verano de sus empleados, incluidos los de los altos mandos, reporta la agencia noticiosa Nikkei.
Pese a la relativa recuperación de la plataforma portátil autoestereoscópica misma que ha vendido ya más de 13 millones de unidades, el panorama financiero del gigante corporativo permanece desalentador y de hecho, este tipo de medidas se han venido tomando ya desde hace varios meses, asegura la misma fuente.
Como dato relacionado, cabe recordar que 2012 fue el primer año en el que Nintendo reportó pérdidas, las cuales ascendieron a poco menos de $500 millones de dólares, algo que seguramente también tiene que ver con estos sacrificios.
Ahora, la esperanza de la multinacional acuartelada en Kioto es que su próximo sistema de sobremesa, el Wii U, tenga un impacto trascendente en el mercado hacia fines de este año. Su presentación durante el E3 fue algo desangelada, pero Reggie Fils-Aime, mandamás de la empresa en América, asegura que Nintendo está listo para sorprender a propios y extraños con la calidad y valor de su producto.
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