Review

Destiny

Un mundo atractivo pero estéril
LEVELUP 7.7 Regular

PROS:

Control perfecto

Combate contra jefes emocionantes

Multijugador balanceado

Las opciones de personalización para personaje son atractivas

Fomenta la experimentación con las clases

CONS:

Ambientación desabrida

Carece de herramientas para la interacción social

Los mundos están vacios y estáticos; no hay motivación para explorarlos

El conflicto de luz vs. oscuridad es un cliché

Ghost no es un personaje y el resto del título carece de estos

Demanda excesiva de tiempo para progresar

El gran pecado de Destiny es recurrir a la repetición de acciones, este aspecto es de naturaleza controversial dado que puede ser atractivo para unos jugadores, pero para otros resulta excesivo. Bungie quiere que te cases con el juego y abandones otros títulos, ya que después de agotar el contenido narrativo, aguarda la extenuante tarea de progresión final de personaje; se trata de un aspecto sumamente cuestionable que demanda mucha dedicación y tiempo. En pocas palabras, el diseño recompensa a los jugadores que dedican su vida a Destiny.

También es posible progresar en el Crucible y es la opción más atractiva, dado que la recompensa de las partidas es proporcionalmente mayor a la que brindan las agotadoras misiones en los planetas. Una partida de 15 minutos suele brindar el mismo botín que una misión Heroica, la cual puede durar hasta 45 minutos.

Los enfrentamientos multijugador son de primer nivel
Los enfrentamientos multijugador son de primer nivel

Y ya que hablamos del Crucible, las mecánicas detrás del multiplayer son confusas. Bungie no explica en ningún momento que cuando se juega en el apartado competitivo, las armas de los jugadores poseen los mismos valores de daño ―la decisión es acertada puesto que favorece la habilidad, pero tiene el potencial de ahuyentar a los jugadores, quienes descubren con asombro que el nivel de sus armas ha disminuido—.

Ahora bien, al terminar una partida, únicamente podrás ver tu desempeño general y el progreso de las armas subclase y armaduras. Destiny carece de un desglose detallado de la participación de cada jugador, como las medallas que obtuviste durante una partida. 

Queda claro, entonces que Bungie descuidó el aspecto competitivo a fin de resguardar la experiencia de los jugadores menos dedicados. Evidencia de esto es la delicadeza con la cual el estudio trata a los perdedores: al final de la partida no ves si ganaste o perdiste.

Sin embargo, seguimos jugando

A pesar de todas las deficiencias que exhibe y las carencias de diseño, hay algo en Destiny que nos llama de vuelta una y otra vez; nos pone a soñar despiertos imaginando a nuestro personaje usando la mejor armadura e ideando nuevas combinaciones de habilidades para dominar en el Crucible.

Creemos que se trata de una amalgama perfecta de elementos sutiles que mantienen viva la experiencia, así como la capacidad de asombro en los jugadores; aspectos que generalmente pasan desapercibidos, tales como el elemento psicológico que yace detrás de una recompensa y tan delicados como la sensibilidad correcta de la mira al apuntar.

Uno de estos elementos es la configuración del control. Como suele funcionar correctamente y es el pilar fundamental de la experiencia de un FPS, éste es un aspecto que pasa desapercibido, pero toda la experiencia de Bungie depende del pequeño artefacto que sostienes con las manos.

La acción de apuntar, disparar y hacer blanco en los objetivos es una tarea muy satisfactoria. Los valores de aceleración, sensibilidad y asistencia de puntería están calibrados a la perfección. Encontramos gran placer en el uso del Hand Cannon y en la ilusión de ser pistoleros del Viejo Oeste dirigiendo balas a la cabeza sin parpadear. Este nivel de precisión convierte al DualShock 4 en una extensión de tu propio cuerpo.

También hay algo de magia tras los elementos que confieren personalidad a los guardianes y que aderezan la empatía que sientes por el personaje que creaste. Las armaduras de vanidad, los trozos de tela que cobijan la espalda del Guardian y la cadera ―en el caso de Titán―, terminan por imprimir identidad a tu creación.

Phogoth, the Untamed
Phogoth, the Untamed

En nuestro caso, para complementar a nuestro pistolero del Viejo Oeste, no encontramos mejor elección que un manto hecho trizas. Sucede que estos elementos de personalización, como los colores con los que puedes teñir el armamento y hasta la nave en la que te transportas, son símbolo de estatus, pues conseguirlos no es tarea fácil.

Las peleas contra los jefes son geniales y son el tipo de contenido que más disfrutamos. A pesar de carecer de mecánicas especializadas, Bungie compensa con la gran cantidad de enemigos que acompañan al jefe. Es imposible quedarse quieto en un lugar debido a que los enemigos siempre te superarán. Un gran ejemplo de esto es The Summoning Pits y la pelea final con Phogoth. Aquí combatirás a una cantidad absurda de rivales mientras el jefe no deja de abrir fuego. Después de unos sólidos 25 minutos de intenso tiroteo, el temible jefe cayó y soltamos un suspiro de alivio, pero también de victoria.

Phogoth y el resto de los jefes demandan de los jugadores movimiento constante, dañando al jefe cuando sea posible y eliminando a los enemigos el resto de la sesión. No hay descanso en estos enfrentamientos, todo es adrenalina y acción. Esto también se presta para organizar una estrategia de Ping-Pong, donde un jugador dispara al jefe, llama su atención y se esconde detrás de una pared a recargar su arma. Acto seguido, otro jugador tendrá que salir para llamar nuevamente su atención mientras un tercero descarga toda su munición al jefe. Durante este efímero instante, queda expuesta una exquisita orquesta de trabajo en equipo que no cualquier jugador llega a entender; es un momento satisfactorio, imposible de encontrar en otras modalidades.

Buscando un destino

Lo que ofrece Destiny ahora es apenas la punta del iceberg. Los rumores apuntan a un diseño de largo plazo ―una década incluso― y tiene todo el potencial para alcanzar esa meta. Lamentablemente, el título brinda poco contenido en su estado actual e incluso puede aburrir a los jugadores con poco entusiasmo por una progresión final; es una pena que la aventura tenga una duración relativamente corta ―nos tomó alrededor de 16 horas terminar el contenido narrativo y un par más, completando la progresión a nivel 20―. Sin embargo, no dejamos de jugarlo; quienes anticipan una gran recompensa al final del oscuro túnel de la repetición lo seguirán jugando por el resto del año, y apreciarán la exquisitez en el diseño de los mandos en el aparatado competitivo. Te recomendamos Destiny si eres parte de ese pequeño grupo de jugadores que comparten una mentalidad de progreso y conquista sin importar la cantidad de horas de juego que tome; de lo contrario, habrá quienes queden rezagados rápidamente.

Los paisajes de Destiny

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