Paper Mario: The Thousand-Year Door: la mejor entrega del Mario de papel

Cuando las secuelas hacen polvo a sus predecesores


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El universo de Mario, como el de los videojuegos, está en constante expansión. Con el paso de los años hemos podido ver al icono de Nintendo hacer su aparición en títulos de todos tipos. Estoy hablando de los que se salen de la saga canónica, como los de deportes o los educativos, por ejemplo. Más allá de decidir si estos juegos en contextos alternativos valen la pena o no, el hecho de que existan es una muestra de lo adaptable que es el plomero, así como su entorno y los personajes que lo acompañan.

Aunque los orígenes oficiales del juegazo que hoy nos ocupa están fechados en la generación del Nintendo 64, creo que más bien se remontan un poco más atrás, específicamente en 1996, cuando la obra maestra titulada Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars apareció en el horizonte. Si bien ni su nombre ni su estética llevan la marca de Paper Mario, sin duda esta colaboración entre Square y Nintendo sentó las bases para lo que se vio en la consola de 64 bits y en el legendario cubo. Sin embargo, desde su salida en 2001, la saga Paper Mario nos presentó otra dimensión de nuestro entrañable personaje a pesar de su estructura plana.

Como ya lo he dicho, pasé medio de noche la generación de los 64 bits, aunque jugué lo más representativo de la misma en su momento. Paper Mario fue uno de los títulos que dejé pasar y que pude probar muchos años después. Mi puerta de entrada a este maravilloso universo de papel fue a través de la entrega de GameCube. Recuerdo que compré Paper Mario: The Thousand-Year Door con la plena confianza de que sería una experiencia similar a la de Super Nintendo o incluso mejor. Aunque a la fecha sigo pensando que Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars es el mejor RPG del estandarte de Nintendo, en segundo lugar sin duda alguna tengo al juego que hoy protagoniza esta sección.

Esta fabulosa aventura desarrollada por Intelligent Systems y distribuida por Nintendo inicia en Rogueport, dentro del Mushroom Kingdom. Peach compra una caja que contiene un mapa del tesoro, el cual le envía a Mario para invitarlo a la búsqueda. Para sorpresa de absolutamente nadie, la princesa es secuestrada por los X-Nauts. Durante su investigación, Mario descubre que el mapa es la clave para encontrar las 7 Crystal Stars, con las que se puede abrir la Puerta de los Mil Años que le da título al juego. Hasta ahí no parece nada nuevo en la franquicia, pero la narrativa es mucho más intrincada que la ya consabida historia de rescate de la doncella en peligro. La intención de los X-Nauts, comandados por Grodus, es despertar a la Shadow Queen, para lo que se necesita un cuerpo que sirva como recipiente. Es por eso que el villano decide secuestrar a la princesa.

Personajes tanto conocidos como totalmente nuevos
Personajes tanto conocidos como totalmente nuevos

Como siempre sucede en juegos del género, la sal y la pimienta de la historia se encuentran en los personajes y en cómo estos interactúan y llevan al protagonista a crecer y aprender. Mario sólo puede estar acompañado por un patiño a la vez, pero eso no impide que veamos el desarrollo de cada una de las personalidades involucradas en la historia, ya que en algunos casos es indispensable profundizar en sus motivaciones y emociones para desenmarañar los eventos. No estamos hablando de una narración tan profunda como la de un Xenoblade o un Final Fantasy, pero sí se trata de una trama muy bien escrita estructurada con personajes entrañables que sin duda logran que te encariñes con ellos. Si eres de los que le sacan la vuelta a la lectura, déjame decirte que en Paper Mario: The Thousand-Year Door tendrás que consumir grandes cantidades de texto si quieres conocer a fondo la historia.

Aunque la mecánica de batalla de un RPG siempre es esencialmente la misma, Nintendo no podía permitir que su franquicia del género fuera una más del montón, por lo que incluyó tácticas de combate y defensa que le dan un toque muy especial a cada enfrentamiento. Lo más importante es que tengas un buen timing tanto al ejecutar un ataque como al recibirlo. En la medida en que domines esta estrategia, podrás abrirte paso más fácilmente. Soy fanático de los juegos de ritmo, por lo que encontrarme con esta forma de juego en Paper Mario: The Thousand-Year Door fue todo un deleite. No es una mecánica nueva, pero sí alcanzó una dimensión muy especial en este título.

Al atacar a los oponentes debes considerar también si están a ras de suelo o flotando en el aire, ya que la efectividad del arma que utilices para atacarlos depende de esta característica. También hay ocasiones en las que tu adversario tendrá algún tipo de protección puntiaguda, por lo que los ataques aéreos no serán opción. Es por eso que, como lo exige el género, debes planificar muy bien los pasos a seguir en cada pelea y aprovechar cada habilidad que vayas obteniendo. En este aspecto, lo que más me gusta son los movimientos especiales que puedes utilizar al acumular Star Power. Más allá de eso, me encantó el detalle de que cada pelea tiene público. Mientras más espectadores se acerquen a verte pelear, más rápido podrás llenar tu Star Power y ejecutar un movimiento especial.

Si no tienes cuidado, algunas peleas te dejarán picado
Si no tienes cuidado, algunas peleas te dejarán picado

Los comandos son de lo más intuitivo y resulta muy sencillo aprender a usarlos, sobre todo porque el mismo juego se encarga de darte un tutorial cada vez que obtienes una nueva habilidad. Obviamente, al ir avanzando en la aventura las batallas se irán complicando, pero antes de que eso pase tienes tiempo suficiente para familiarizarte con cada opción del menú e incluso para desarrollar estrategias con las cuales podrás derrotar a los jefes más poderosos. Otra forma de obtener nuevas habilidades es a través de las insignias, con las que podrás mejorar las técnicas aprendidas o bien adquirir nuevas. Es muy divertido recolectarlas e ir descubriendo sus cualidades, además de que son muy útiles para darte ciertas ventajas en cada pelea. Se parece un poco a lo que puedes hacer en Castlevania: Symphony of the Night, aunque con sus proporciones guardadas. Otra mecánica de juego que hace que Paper Mario: The Thousand-Year Door sobresalga es que Mario puede ser “hechizado” con la habilidad de doblarse y convertirse en un barco o en un avión de papel. Con esto se abren posibilidades de exploración y se pueden alcanzar puntos del mapa que antes eran inaccesibles.

Desde el primer momento en que le puse las manos encima a esta propuesta quedé maravillado con los entornos, la paleta de colores y el relieve que se utilizó para delinear a los personajes. La forma en la que exploras cada nivel es simplemente exquisita, haciéndote sentir en una especie de diorama que gira según tu posición y te permite ver cada espacio desde una perspectiva diferente. Hablando de perspectivas, el uso de la cámara en este título es impecable. Va girando automáticamente según la ubicación del personaje, pero también realiza acercamientos para enfatizar ciertos puntos de la historia. Me gusta sobre todo cuando se da una combinación de giro con acercamiento, ya que los ángulos que se forman te hacen sentir más inmerso en la atmósfera del juego que de por sí es muy envolvente.

A Nintendo le encanta la autorreferencia, por lo que Paper Mario: The Thousand-Year Door tiene varios guiños a otras entregas del universo del plomero. Por ejemplo, cuando me di cuenta de que las peleas tenían espectadores, no pude evitar pensar en Super Mario Bros. 3. Incluso el telón que se utiliza es similar. Otro aspecto que recuerda a los títulos canónicos es la forma de mover al personaje, ya que sigue siendo estilo plataformas aunque la exploración y el avance se den de forma distinta. Sin duda alguna la gran cereza en el pastel es que Peach y Bowser sean personajes jugables en ciertos puntos, sobre todo en el caso del villano, ya que debes superar niveles que se asemejan mucho a los del primer Super Mario Bros. Es un auténtico placer visual y un agasajo en cuanto a jugabilidad. Son esos detalles que te hacen recordar quién es Nintendo y cómo le gusta sorprender a sus seguidores.

¿Lo derrotará el mismo Goomba de siempre?
¿Lo derrotará el mismo Goomba de siempre?

Paper Mario: The Thousand-Year Door es un manjar en todos los sentidos. Tal vez los juegos de este estilo no sean lo tuyo, pero estoy seguro de que te divertirás si le das una oportunidad. Es una de las más grandes exclusivas del GameCube e incluso formó parte del selecto grupo de Player’s Choice. Es una experiencia de lo más gratificante llena de color, personajes dignos de recordar y una historia que te mantiene interesado(a) todo el tiempo.

Recuerda que cada viernes tenemos una cita en #ViernesRetro y que espero tus comentarios. ¡Hasta la próxima!

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