Videojuegos: ni abrazos ni balazos, Armando Samaniego, Diputado de Morena, prefiere carterazos

Videojuegos: ni abrazos ni balazos, Armando Samaniego, Diputado de Morena, prefiere carterazos

UPDATE: el diputado nos envió un correo para compartir su versión

Por Pedro Pérez Cesari el 31 de octubre de 2025

UPDATE

Tras la publicación de nuestro reportaje sobre el impuesto a los videojuegos, el diputado Armando Samaniego envió un comunicado para aclarar su postura. En él asegura que la propuesta proviene del Ejecutivo Federal y reconoce que los videojuegos no son culpables de la violencia. Aun así, reitera que el gravamen fue aprobado por mayoría en la Cámara.

En cumplimiento con el derecho de réplica solicitado por el diputado federal José Armando Fernández Samaniego, compartimos los puntos que señala en su correo electrónico:

1. Niego categóricamente que en mi vida personal, profesional y pública me haya conducido dentro de la ilegalidad. Por ello rechazo totalmente los señalamientos que se realizan en su artículo, los cuales, por carecer de algún sustento ético y profesional de la labor periodística, evito reproducirlos.

2. Aclaro que la Ley del IEPS 2026 qué contiene un gravamen de 8% para algunos videojuegos no es responsabilidad mía. Es una iniciativa del ejecutivo federal qué fue aprobada por 349 diputadas y diputados. En ese dictamen también se incluyó incrementar un peso este impuesto por litro de bebidas azucaradas. La oposición siempre ha tenido el sueño de ponerle impuestos a la comida y a las medicinas, yo estoy convencido de que esa medida es inflscionaria y afecta a la economía familiar, sobretodo a los más pobres. No lo vamos a permitir.

3. Reconozco que faltó un acercamiento con grupos de personas que pueden ser afectadas con este impuesto y sobrerodo dejar claro que los videojuegos no son culpables de la violencia. Pero repito, esa iniciativa es del Ejecutivo Federal. Yo no soy ni siquiera parte de la Junta Directiva de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, ni de la Coordinación de la fracción parlamentaria. 

LEVEL UP mantiene su postura y sustento editorial en torno al impuesto del 8% a los videojuegos. Consideramos que esta discusión es de interés público y forma parte del diálogo necesario sobre las políticas que afectan a la comunidad gamer en México.

Artículo Original

Una noticia está sacudiendo a todos los videojugadores en México en los últimos días: el paquete económico impulsado para 2026 incluye un impuesto de 8% a todos los videojuegos que las autoridades cataloguen como violentos. Con esto, el gobierno comandado por Morena busca recaudar fondos directamente de la cartera de todos los videojugadores en territorio mexicano

Se trata de un gravamen que ha dado la vuelta al mundo por una simple razón: viene de un desconocimiento total de la industria de los videojuegos y los impactos positivos que tienen estos productos. Se ha hablado mucho al respecto, pero ¿quién es el principal responsable de que este proyecto de ley haya avanzado? Tiene nombres y apellidos: José Armando Fernández Samaniego. Vamos a explorar sus argumentos y su perfil político para intentar entender de dónde viene este injustificado impuesto. 

¿Por qué quieren ponerle impuestos a los videojuegos en México?

En LEVEL UP lo hemos dicho una y otra vez, y no nos cansaremos de repetirlo: los videojuegos no generan violencia ni mucho menos son los responsables de la ola de crimen que las autoridades mexicanas han sido incapaces de resolver. 

Nuestra pasión por el gaming e interés en la industria de los videojuegos nos han permitido encontrar argumentos respaldados por estudios científicos que demuestran la inexistencia de un vínculo entre los videojuegos y los actos violentos. Entonces, ¿por qué Armando Samaniego piensa que es una buena idea ponerle un impuesto específico a los videojuegos?  En sus palabras: 

“Gravamos a los videojuegos violentos con contenido para adultos y no es ningún tipo de censura, es justicia social. Quien genere adicciones y violencia  a través de la pantalla también debe contribuir con el Estado que atiende estas consecuencias.  No es un castigo al entretenimiento ni al consumo. Es un acto de congruencia con la cuarta transformación; poner la salud, la equidad y la vida por encima del negocio”, dijo Samaniego en la Cámara de diputados. 

En pocas palabras, Samaniego cree que los videojuegos generan adicción y violencia, razón por la que deben pagar un impuesto específico. Como mencionamos, ambas ideas están equivocadas y carecen de  argumentos sólidos, científicos y robustos.. 

Según el diputado, el impuesto a los videojuegos en México no afectará la economía familiar porque “una persona que paga $400 MXN  puede pagar $430 MXN”, demostrando la poca idea que tiene sobre el precio de los videojuegos en México. También, asegura que ayudará al país porque el dinero recaudado se destinará a “programas de prevención y educación digital”, pero sin dar detalles sobre su operatividad, alcance u objetivos. Entonces, hasta que se demuestre lo contrario, queda como un impuesto meramente moral que busca utilizar los videojuegos como chivo expiatorio de la violencia y los crímenes que ocurren en México y, de paso, sacar una buena cantidad de dinero de la cartera de todos los que tienen interés por el gaming. 

Con todo esto, queda claro que la postura del diputado ignora las características de esta industria multimillonaria que permite la existencia de un medio que entrega beneficios que rebasan el ámbito del entretenimiento. Eso queda claro, pero ¿hay algo más allá? 

¿Quién es Armando Samaniego? Una carrera cerca del porrismo político y lejos de los videojuegos 

José Armando Fernández Samaniego es un político de Baja California que, según su currículum vitae, ha ejercido en puestos públicos desde 2008. Lo que llama la atención es la poca relación que existe entre su carrera profesional y la industria del gaming, la tecnología o incluso el entretenimiento digital. 

Por ejemplo, en 2009, cuando la industria del gaming de países como Estados Unidos o Japón estaba suficientemente desarrollada como para entregar títulos de la talla de Fallout 3 o New Super Mario Bros. Wii, Armando Samaniego organizaba la primera marcha Pro-AMLO en Mexicali, pues 4 años antes coordinó la Red Nacional de Jóvenes con AMLO en Baja California. Si hay más información, la desconocemos porque esos son los impresionantes logros que decidió compartir en su perfil oficial en el sitio de la Cámara de diputados.

Ahí también nos dimos cuenta de que existen contradicciones en su pasado profesional. Mientras que la Cámara de diputados indica que de 2008 a 2011 trabajó como coordinador de proyectos del Centro Histórico de Mexicali, el currículum que publicó como secretario para el Manejo, Saneamiento y Protección del Agua indica que de 2009 a 2011 fue coordinador de proyectos para el Gobierno de la Ciudad de México. 

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En años recientes, José Armando Fernández Samaniego enfocó su carrera política en temas relacionados con los servicios públicos. En 2018, ejerció como subdirector de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali, de 2019 a 2022 fue director general de esta misma Comisión entre 2022 y 2024. Compartimos estos datos y enfatizamos las inconsistencias porque nos parecen importantes la claridad y transparencia en el desempeño de los funcionarios públicos, en particular los más vocales en un tema como el que tiene tanto valor para nosotros.

Cabe mencionar que parece que Samaniego no busca que su estadía como diputado federal sea muy larga, pues diferentes medios de comunicación de Baja California apuntan a que está interesado en convertirse en el alcalde de su ciudad natal, Mexicali. Para su mala fortuna, todo indica que difícilmente conseguirá este puesto con el voto popular, puesto que una encuesta de Fuerte Noticias le dio únicamente 2.2% de las preferencias.

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Desconocemos las intenciones políticas de Samaniego, pero pensamos que vale la pena hacer la pregunta, ¿será que este ataque sin razón ni fundamento fue diseñado simplemente para aumentar su notoriedad y reforzar su postura política para llegar a la alcaldía de Mexicali y de allí catapultarse a otros cargos más relevantes? Solamente él lo sabe. Lo que podemos decir es que, de ser esa su intención, le salió el tiro por la culata al intentar meter su cuchara en una industria y una forma de entretenimiento que claramente desconoce, está lejos de entender y también parece importarle poco. 

Los videojuegos no son el problema: son parte de la solución

En LEVEL UP defendemos al gaming porque nos gusta, pero también por muchas otras razones. Lo hacemos porque lo vivimos y creemos en él precisamente porque sabemos, por experiencia propia, que los videojuegos pueden ser todo menos un foco de violencia.

Muchos crecimos con un control en las manos y jugar nos ayudó en momentos donde la vida se sentía cuesta arriba. Los videojuegos nos enseñaron a perseverar después de perder, a intentarlo una y otra vez hasta pasar ese nivel imposible. Nos ayudaron a conectar con otros, a encontrar amigos que comparten las mismas pasiones, incluso a construir comunidades enteras donde la empatía y la colaboración importan más que la competencia. También nos conectaron con diferentes partes del mundo y sus historias, con el arte, la mitología, la música y mucho más, todos componentes y visiones que nos llevaron a descubrir nuevas pasiones.

También hay un lado práctico que muchos ignoran: los videojuegos fomentan habilidades reales: enseñan a trabajar en equipo, a coordinar el ojo con la mano, a resolver problemas, administrar recursos y tener pensamiento estratégico y hasta crítico; caray, algunos juegos hasta te ayudan a mejorar habilidades al volante. También hay juegos que despiertan vocaciones; conocemos historias de diseñadores, artistas, programadores, periodistas, músicos y guionistas que encontraron su primer impulso frente a una consola o a su PC.

Así que no: los videojuegos no son el enemigo. Más que un entretenimiento, son una herramienta poderosa para aprender, crear y conectar. Castigarlos con un impuesto moralista es injusto y una muestra clara de que quienes impulsan estas medidas nunca se han detenido ni por un segundo a intentar comprender qué significa jugar. 

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