Resulta que el último remake de SEGA, Sonic Colours: Ultimate, es un desastre: decenas de jugadores han compartido bugs absolutamente incoherentes, con colores estrobodélicos que te dejan ciego.
Una copia de Super Mario Bros. para NES se vendió 2 millones de dólares y todo indica que el precios de los juegos retro están por las nubes... ¿o no? ¿Qué tal si estas subastas excéntricas son en sí mismas fraudulentas o sospechosas?