El movimiento Stop Killing Games sigue adelante y su eco llegó hasta Reino Unido. La lucha para evitar que los videojuegos dependan de una conexión a Internet y desparezcan una vez que termina el soporte fue tema de conversación en el Parlamento británico. La buena noticia es que varios legisladores apoyaron la idea de hacer cambios para que el consumidor no quede atado de manos ante las decisiones de las compañías. La mala es que el gobierno británico prefiere apoyar a la industria y no al usuario.
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Legisladores dicen que la pérdida de videojuegos es una tragedia cultural
La iniciativa Stop Killing Games llegó a los legisladores de Reino Unido quienes en su reciente sesión (vía VGC) trataron el tema de los videojuegos digitales y lo que sucede con la propiedad del contenido.
Tras reconocer que las casi 200,000 firmas resonaron en el Parlamento, los diputados trataron el asunto con seriedad. Al respecto, la diputada Pam Cox de Colchester señaló la importancia de reconocer la propiedad digital. Esto pondría a debate el asunto del goce de licencias, que es una renta, a final de cuentas:
“El movimiento Stop Killing Games destaca la creciente frustración entre los jugadores porque ven desaparecer sus compras. Está claro que se debe respetar la propiedad digital. Los editores deben proporcionar rutas para que los jugadores conserven o reparen los juegos, incluso si finaliza el soporte de servicio oficial”.
Por su parte, Henry Tufnell, diputado por Pembrokeshire resaltó la pérdida de obras creativas por esta situación:
“Estoy de acuerdo sobre la medida en que los juegos tienen una identidad cultural. Eliminarlos borra un patrimonio cultural y artístico que es vital para la sociedad y también para la industria en general. Como han argumentado correctamente los activistas, si se destruyeran todas las copias de un libro, película o canción, lo veríamos como una tragedia cultural. Deberíamos ver la pérdida de videojuegos bajo la misma luz”.
El gobierno británico piensa que obligar a las compañías a tener versiones offline sería negativo
Si bien los representantes se mostraron a favor de lo que propone Stop Killing Games y exponen la necesidad de actualizar la legislación, el gobierno británico dio un revés a sus intenciones.
Mediante una respuesta oficial, el gobierno de Reino Unido reconoció la importancia del tema desde varias perspectivas, incluyendo la de la industria.
En ese sentido, recordó que la licencia de videojuegos no es algo nuevo, pues desde la década de los 80 aplica a escala legal:
“Es importante tener en cuenta que los juegos siempre se han licenciado a los consumidores en lugar de venderse directamente. En la década de 1980, rasgar el envoltorio de una caja en un cartucho de juegos era la forma en que los jugadores aceptaban los términos de la licencia. Hoy, eso sucede cuando hacemos clic en ‘aceptar’ al comprar un juego en una tienda digital. La concesión de licencias de videojuegos no es, como algunos han sugerido, una práctica comercial nueva y desleal”.
Asimismo, el gobierno consideró que cada videojuego tiene su especificidad y no pueden hacerse cambios que impacten en lo general:
“… tal cambio tendría impactos técnicos negativos en el desarrollo de videojuegos. Es cierto que hay algunos para los que sería relativamente sencillo parchar un modo offline después de su lanzamiento inicial. Sin embargo, para los juegos cuyos sistemas han sido diseñados específicamente para una experiencia en línea, esto no sería posible sin una remodelación importante. Exigir un plan de fin de vida para todos los juegos cambiaría fundamentalmente la forma en que se desarrollan y distribuyen”.
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