Si bien es cierto que los videojuegos casuales han traído consigo una serie de cuestionamientos en torno a la calidad del entretenimiento electrónico, así como las tendencias creativas para el futuro, indudablemente han acercado este sofisticado pasatiempo a sectores de la población poco comunes.
Para muestra de lo anterior está Ed Vaizey, ministro de cultura, comunicación y creatividad de Inglaterra, quien se ha hecho fama como promotor de los estudios de desarrollo en su país, así como también ávido jugador.
En entrevista reciente con la publicación EDGE, Vaizey confesó haber solicitado a la casa de representantes del Reino Unido que se le permitiera tener una consola de videojuegos al interior de su oficina, petición que fue rechazada ante el riesgo de que la gente pensara que perdía el tiempo en vez de atender asuntos de gobierno.
Y sin embargo me permiten tener una TV debí haber sido más insistente. Quizás seré más firme y diré que quiero una consola para presumir lo mejor de los juegos británicos ¡lo haría con gusto!-, aseguró y fue más allá. En lo que respecta a abrir un salón de juegos, ¿por qué no habríamos de tener uno?, sentenció.
La actitud de este funcionario contrasta marcadamente con la de muchas figuras públicas, especialmente el activista Jack Thompson, detractor entusiasta de los videojuegos en los Estados Unidos. Dicho lo anterior, no es la primera vez que un político se muestra en favor del entretenimiento electrónico.
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