Muchos de nosotros hemos sido testigos de algunos de los más grandes errores de la mercadotecnia de los videojuegos, como cuando Capcom decidió que era buena idea dejar brazos, piernas y cabezas de utilería, posando como miembros de humanos cercenados, a lo largo de Trafalgar Square, en Londres, para promocionar el lanzamiento de Resident Evil 5. Ahora Sony demostró estar dispuesto a luchar por el primer lugar en publicidad fallida, ya que, para promocionar Killzone 3 en Munich, decidieron vestir a un a persona como soldado Helghast y soltarlo a pasear por la calle.
El problema surgió cuando las autoridades, que jamás fueron puestas sobre aviso, comenzaron a recibir informes de que un hombre con casco, máscara antigás y lo que parecía ser una ametralladora, se encontraba paseando por las calles de la apacible ciudad alemana. Afortunadamente para él, las fuerzas del orden se dieron cuenta de inmediato de que el arma era de juguete y le ordenaron quitarse el casco y la máscara.
Al final todo esto terminó en una reprimenda, a pesar de que portar armas falsas en público es una violación al Acta de Armas de Alemania y esto se sanciona con una multa equivalente a $13,500 USD. Esta situación debería servir como ejemplo a las compañías distribuidoras y de marketing, ya que nunca está de más asegurarse de que las autoridades locales estén informadas de actividades similares y así evitar tragedias, como en aquella ocasión en que la policía de Nueva Zelanda estuvo a punto de abatir a tiros a un actor que paseaba por las calles disfrazado de Sam Fisher, portando no un arma de juguete, sino una réplica, diferencia que casi le cuesta la vida durante la promoción de Splinter Cell: Conviction.
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