Kim Jong-il, el recientemente fallecido mandatario de Corea del Norte, ha dejado en clara sucesión dictatorial a su hijo, Kim Jong-un, en un extraño eco que predijo casi con precisión el juego Homefront, pero que cualquier persona informada en geopolítica podría predecir.
Pero además de aparecer en el mencionado juego, Kim Jong-un fue descrito recientemente en un cable de Wikileaks como un "playboy" más "interesado en los videojuegos" que en el gobierno de un país.
Kim Jong-un estudió en un internado suizo bajo un alias; puede hablar alemán, francés e inglés, y de acuerdo a sus compañeros de escuela, su comportamiento era tímido e incómodo con respecto a sus contrapartes femeninas. Además de todo, Jong-un es un fanático del manga japonés y de los videojuegos.
Por desgracia, gobernar a un país no estaba entre los sueños del "Gran Sucesor", como se conoce a Jong-un en su natal Corea: sus compañeros afirmaron que su sueño era convertirse en jugador profesional de basketball para los Bulls de Chicago.
¿Qué tiene que ver esto con nuestro pasatiempo favorito? Bueno, que estamos en una posición inmejorable para atestiguar lo que tal vez sería una victoria de los videojuegos en el terreno político. El gobierno de Corea del Norte suele incluir en su propaganda oficial anatemas contra Japón y Estados Unidos, enemigos jurados de Kim Jong-il. Siendo que su sucesor conoce e incluso admira estas culturas, podríamos pensar que la paz con estos países será una opción viable en el futuro. Esto, por supuesto, es mera especulación: Kim Jong-un es sólo el probable sucesor del régimen y su programa político no ha sido discutido aún públicamente.
Corea del Norte se encuentra técnicamente en guerra con Corea del Sur, pues la guerra entre ambos países (que tuvo lugar entre 1950 y 53) no fue formalmente clausurada con un tratado de paz. Los ojos del mundo están puestos en esta nación, que cuenta con un numeroso ejército y numerosas armas nucleares. Lo que desea inferirse a partir de datos como el perfil psicológico además de los hábitos de Kim Jong-un, es si puede esperarse que sea un líder tan "sui generis" y abiertamente hostil a Occidente, como lo fuera su padre.
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