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Pasemos a la segunda dinámica, un requisito fundamental al momento de combatir: la estrategia. Sin temor a imitar la fórmula de la series Tales de Namco Bandai, Ni no Kuni apuesta por libertad de movimiento en el campo de batalla. Con ello, tu desafío es asignar tareas a los Familiars dependiendo de sus fortalezas: defensa, poder físico, ataque mágico, curación u otros, siempre considerando también sus debilidades y ventajas en el terreno. A la vez que dictas órdenes, puedes ir de un lado a otro recogiendo el botín que arrojan los enemigos derrotados, pero más importante tu ubicación te ayudará a evadir ataques o ejecutar hechizos desde un punto menos vulnerable.
El ritmo de los encuentros está orquestado por largas animaciones y la necesidad de que se reinicien los lentos contadores de habilidades, pero aún con estas limitantes, la emoción de dirigir a tu pequeño batallón y de correr todo el tiempo hace del combate una experiencia gratificante. Por otro lado, el potencial de personalizar a tu ejército hasta el mínimo detalle garantiza convertirte en adicto, dado que si bien sólo puedes utilizar 3 Familiars a la vez en la pelea, no hay límite para tu colección de criaturas, cada una con una identidad propia, lo que cambia radicalmente las condiciones de cada batalla.
Dejando atrás las ambiciones bélicas, Ni no Kuni se construye sobre un gigantesco mundo repleto de interesantes sorpresas y maravillas por descubrir. Si eres muy meticuloso, disfrutarás del intrincado sistema de alquimia que demanda recolectar infinidad de ingredientes, sin mencionar que la economía es tan balanceada que estarás administrando dinero e items casi tanto como si se trata de un minijuego. Sobre la misma línea, el encanto radica en la esencia de las misiones y en la relación del protagonista con cada personaje, pues aunque está presente el cliché de vencer cierta cantidad de criaturas o de recolectar un número de objetos, el enfoque se da en sanar corazones rotos y en enmendar vidas fracturadas, dando coraje, amor o compasión a aquellos que no lo tienen.
Resulta fascinante que todos esos elementos cohesivos en la experiencia de juego se sustentan en una de las presentaciones gráficas más espectaculares de PlayStation 3 en años recientes, y tal vez dentro de todo el género. La mano de Ghibli es evidente en cada rincón, desde que inicias el juego hasta la inesperada conclusión, donde vemos destellantes volcanes o frondosos bosques; la estética es hermosa, al grado de hipnotizarte, pues cuando crees que has visto el escenario más impresionante de la aventura, te transportan a otro aún más extraordinario. En combinación perfecta, la astucia musical del compositor Joe Hisashi quien ha prestado su talento a todas las películas de Ghibli termina por dar la sensación de que estás jugando un anime.
La maestría de Level-5 para fascinar a su audiencia es incuestionable, sin embargo, no es un estudio libre de defectos y aunque son casi insignificantes, resultan enormes. Al igual que Dragon Quest IX y la saga de Professor Layton, Ni no Kuni tiene una curva de dificultad inconsistente y lenta. Ahora, no hace falta incurrir en el molesto grinding, frente a divertidas misiones y sencillas tareas alternas que se suman a los objetivos de la historia principal, el problema es que a veces atraviesas zonas complicadas en exceso, sin que tengas tiempo de prepararte con provisiones. Y es que el combustible mágico, así como la comida que restaura salud y los consumibles para tus Familiars escasean, lo que te obliga a reabastecerte con tanta frecuencia que rompe el perfecto ritmo de la narrativa.
Ni no Kuni no es la figura redentora que sacará a la industria japonesa de su aparente bache creativo, pero se impone como una excelente muestra de lo que el talento puede lograr, acompañado de apasionado trabajo y la intención de crear una experiencia memorable. No es un título perfecto, y a decir verdad, es una ventaja que así sea, pues en sus deficiencias brilla aún más la gran cantidad de proezas. Tampoco es un juego que traduzca la esencia de Ghibli al pie de la letra, pero estuvo cerca, además de que toma su propio rumbo creativo. Lo cierto es que es una obra maestra, una aventura divertida y emocionante a la que tienes que darle la oportunidad de seducirte con su impresionante estética, su robusto sistema de juego y su fantástica historia, que te transportará a un lugar de ensueño del que probablemente no querrás escapar en mucho tiempo.
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