Review

Assassin's Creed: Origins

El maravilloso Antiguo Egipto con sentimientos encontrados
LEVELUP 8 Bueno

PROS:

Asombrosa recreación del Antiguo Egipto

Enorme mundo abierto

Ajustes positivos al sistema de combate y a la progresión de la serie

Buen protagonista con destacable actuación de voz

Campaña disfrutable llena de elementos míticos y cotidianos

CONS:

Retos repetitivos y sin creatividad

Siguen presentes los bugs

Aunque no es pay-to-win, subir de nivel armas y armamento puede sentirse como una motivación para pagar microtransacciones

La serie Assassin’s Creed ha sido una máquina del tiempo para permitirnos jugar con la historia. A lo largo de una década luchamos en las Cruzadas en Tierra Santa, recorrimos Italia durante el Renacimiento siguiendo los pasos de Ezio Auditore, encendimos las llamas de la libertad en Estados Unidos y Francia, participamos en la Revolución Industrial y hasta fuimos piratas en el mar Caribe.

La popularidad de la serie creció hasta llegar a las pantallas de cine y a Ubisoft le fue tan bien con la franquicia, que su formato de mundo abierto se contagió a la mayoría de sus juegos porque consideran que es el género más importante de la industria.

Esta década de Assassin’s Creed nos dejó claro que Ubisoft tiene talento para recrear lugares, pues todas las entregas son un deleite para el turista virtual que quiere viajar en esa máquina del tiempo. Ubisoft también nos hizo notar lo que pasa cuando hay sobreexplotación de una fórmula en entregas anuales: la incertidumbre del consumidor ya no considera a la franquicia una apuesta segura año con año.

El estudio descansó un año la franquicia luego de que Syndicate pagara el precio de la mancha que dejó Unity y ahora vuelve buscando los orígenes de los Asesinos en el Antiguo Egipto, pero la pregunta es ¿fue capaz de redimir a la franquicia?

Más de 27 horas es lo que se necesita para terminar la campaña del juego sin detenerte mucho fuera de lo necesario, pero hay muchísimo más por ver entre las arenas del desierto egipcio o bajo las cristalinas aguas del Nilo y sus lagos. Assassin’s Creed Origins deja claro que la serie ha buscado transformarse en varios sentidos para ofrecer algo mejor y me parece que logró entregar uno de los mejores juegos de la franquicia en muchos años, aunque me entristece —como seguidor de la serie— que tenga errores fuertes que no le permitan colarse entre lo mejor del año.

Assassin’s Creed Origins me dejó sentimientos encontrados porque hay elementos frescos que le sientan de maravilla a la fórmula, pero también hay debilidades que arrastra de títulos anteriores.

La herencia de la serie

Desde sus inicios, la saga ha tenido una línea: Assassin’s Creed se trata de una orden que vive a las sombras para eliminar a miembros clave de una orden rival que busca dominar a la sociedad y oprimir a los que menos tienen. El conflicto eterno entre Asesinos y Templarios es la lucha entre libertadores y opresores, entre la sociedad y los malos gobernantes.

En todos los juegos hay una pirámide de objetivos rivales, la campaña suele tener un par de misiones que te preparan para los asesinatos principales o para descubrir a las piezas clave de la organización opresora y después de progresar un poco y mejorar tus habilidades estás listo para escalar entre los objetivos hasta llegar a la cabeza del mal.

Otra constante de la serie es que no todo ocurre en el momento histórico en turno; siempre se nos ha presentado a protagonistas en el presente que, a través del Animus, ingresan en los recuerdos genéticos que les permiten vivir las historias de gente del pasado y usan todos esos datos históricos para enfrentar en el presente a la empresa Abstergo.

La historia en el presente une a todos los juegos de la franquicia, pero es una lástima que cuando concluyó la saga de Desmond Miles en Assassin’s Creed III todo lo sucedido en entregas subsiguientes se sienta insípido e irrelevante, incluyendo el nuevo título.

En Assassin’s Creed Origins hay una nueva protagonista que encontró la manera de usar un Animus para acceder a los recuerdos de memorias genéticas ajenas; aunque son pocos los momentos en que la campaña te lleva al presente, tiene segmentos interesantes, sobre todo si lees los archivos que te ayudan a conectar personajes y conocer más sobre quien accede a los recuerdos de Bayek de Siwa en el Antiguo Egipto.

Un Assassin’s Creed que vuelve a experimentar con cambios

El paso del tiempo ha sentado bien a la franquicia; me refiero a que cada vez hay mejor hardware o herramientas de desarrollo que permiten la existencia de juegos más ambiciosos, grandes y mejor logrados a nivel técnico.

Por otro lado, la experimentación no siempre ha sido positiva para la serie. Cuando jugamos en el mar en Black Flag tuvimos uno de los momentos más memorables de la franquicia, pero al cambiar el sistema de combate, el parkour y la densidad de las masas de gente en Unity el resultado fue casi un desastre.

Luego de que Syndicate regresara a la fórmula conocida de la trilogía de Ezio con ligeros cambios como el uso del gancho y otras herramientas derivadas de su época histórica, Assassin’s Creed Origins intenta reformar algunos elementos medulares de la franquicia, como el sistema de combate, la estructura de las actividades en el mundo abierto y la forma de progresar. No todos los cambios son perfectos, pero la mayoría ayudan a que el juego sea más divertido, variado e interesante. En los siguientes apartados desglosaré cada novedad y su manera de impactar en el juego.

El mágico Egipto y sus misterios

El mejor acierto de Assassin’s Creed Origins es su representación de Egipto. Casi todos los juegos de Ubisoft suelen brillar fuerte en la representación de sus entornos y aquí el trabajo es asombroso; entre lo mejor del publisher en los últimos años.

Desde las huellas sobre la arena hasta los reflejos sobre el agua, el juego llega a verse espectacular; como un sueño hecho realidad para cualquier amante de la historia y, en específico, de la egiptología.

La etapa histórica es muy interesante. La leyenda de Cleopatra se materializa frente a tus ojos mientras revives la época en que los pueblos del Nilo se mezclan con las tradiciones griegas para dar paso a la imponente Alejandría. Se retrató de forma maravillosa un pueblo egipcio que vive sobre las ruinas de ciudades y gigantes monumentos que ya eran místicas curiosidades del “viejo Egipto”.

Es interesante encontrar tumbas dentro de las pirámides que tienen un sabor tan agradable como cuando exploraste catacumbas en ciudades italianas durante la trilogía de Ezio.

El mapa es enorme y es una buena representación de gran parte del país completo con zonas muy pobladas y grandes extensiones naturales con enigmáticas ruinas por explorar. Además de todo lo que ves, puedes explorar una gran extensión de ruinas que quedaron en entornos subacuáticos y el interior de muchos edificios como casas, palacios y templos.

Me gustó que la campaña está empapada de la mitología y tradiciones del Antiguo Egipto. Muchas de las misiones secundarias son repetitivas, pero algunas tienen mucho jugo en cuestiones de cosmovisión del pueblo y la forma en que se vivía en esa importante etapa histórica en la región.

La campaña tiene grandes momentos, Bayek de Siwa y su esposa Aya son muy buenos protagonistas y tienen una gran actuación de voz que fomentan su carisma. Entre todos los juegos de la serie, Origins es uno de los que más me ha atrapado con los recursos que aprovecha para hacer creer que realmente el Animus te está llevando al Antiguo Egipto.

Por cierto, tiene modo fotografía para que el viaje virtual sea todavía más placentero.

El nuevo sistema de combate: no es perfecto pero sí más personal que en el resto de la serie

Hay constantes que se repiten en la manera de aproximarse a la acción dentro de la serie. Assassin’s Creed Origins sigue siendo un juego donde es mejor planear una estrategia de aproximación al conflicto y, de preferencia, acabar toda una sección sin alertar al enemigo con clásicas tácticas como esconderse en la hierba, ejecutar asesinatos sigilosos, sorprender al enemigo con asesinatos aéreos y tratar de escabullirse entre la multitud o los edificios cuando sabes que no podrás contra un buen número de enemigos. El ritmo es similar al de cualquier otro título de la franquicia.

Uno de los cambios más marcados es la manera de enfrentar a los rivales, pues mientras que en pasados juegos la acción se resumía a machacar 1 o 2 botones para formar combos de forma automatizada, aquí tienes un control mucho más directo. Los botones de ataque ya no los frontales en el control, sino el gatillo y el hombro derecho para ataques fuertes y débiles, respectivamente.

Es posible fijar enemigos y cambiar entre ellos con el stick análogo; puedes poner defensa, hacer varios combos dependiendo del arma que estés usando, hacer ataques cargados, usar ataques para romper la defensa rival, esquivar con saltos laterales y hasta ejecutar habilidades especiales una vez que se ha cargado una barra de adrenalina.

En general, me parece que es un sistema de combate funcional. Tiene ligeras similitudes con todos los Souls-like del mercado, pero no es tan severo con el usuario porque el juego apuesta más a la acción, la exploración y otros desafíos.

Lo que extrañé fue una barra de resistencia que volviera más estratégica la ejecución de los combos; de igual manera, la precisión de los ataques deja mucho que desear con todo y la fijación de los rivales: hay ocasiones en que las irregularidades del terreno y otros factores externos a la pelea tienen un impacto negativo en un sistema de combate funcional, pero poco pulido. Definitivamente, disfruté mucho más este sistema de combate personal; me parece que es un cambio que ha llegado para quedarse en la franquicia, pero Ubisoft debe saber que hay muchas asperezas por pulir.

En el tema del combate entra la variedad de las armas. Además de tener montones de espadas que encajan con el período histórico que se representa, hay una diferencia notoria en la forma en que se manejan armas ligeras ágiles pero poco dañinas respecto a hachas o mazas que generan enormes daños pero son lentas y pesadas; experimentar con la opción que más se adapte a tus necesidades en este nuevo sistema de combate es algo que te dará muchas horas de variado gameplay.

Merecen mención también los arcos que llegan a ser fuertes protagonistas al aproximarse a la acción o resolver conflictos a distancia; entre los aportes más sobresalientes de este tipo de armas está el hecho de que, igual que las armas y escudos, hay variedades que te permiten hacer disparos a grandes distancias con precisión o cercanos pero con daños extendidos al tener más de una sola flecha por tiro.

Elementos de RPG y un extraño sistema de recompensas

Aunque la serie siempre ha coqueteado con el RPG y en general todos los juegos de mundo abierto de Ubisoft ofrecen puntos de experiencia, subida de nivel y prácticamente el mismo árbol de habilidades, hay características específicas de Assassin’s Creed Origins que nos dejan ante el juego con más elementos del género.

El árbol de habilidades te permite gastar puntos que ganas cuando subes de nivel en 3 ramas que van mejorando las habilidades activas o pasivas de Bayek; no es muy diferente a lo que vimos en Watch Dogs 2 o Ghost Recon: Wildlands, por poner sólo un par de ejemplos.

Los botines son el principal elemento que dan un toque RPG más interesante a Origins, pero desconcierta un poco su forma de funcionar que no escapa de buscar que pagues microtransacciones.

Bayek tiene piezas de armadura que no pueden sustituirse, únicamente las mejoras con materiales para potenciar áreas como la precisión, la capacidad de carga de municiones, la barra de salud y la potencia de los ataques, entre otras. La búsqueda de estos materiales requerirá que explores, caces o arrebates los preciosos recursos a los opresores.

Mentiría si digo que es difícil conseguir lo necesario para mejorar esas partes de armadura. Gracias a Senu, el águila/drone que te ayuda, es fácil ubicar las fuentes de material que necesitas, pero si eso no te agrada, tienes la opción de pagar por paquetes de recursos con créditos que compras con microtransacciones.

Fuera de esas partes fijas, todas las armas, los escudos y los trajes que cambian la apariencia estética de Bayek se consiguen como recompensa de las misiones, botín por vencer rivales o compras en las tiendas con dinero del juego.

Todos los escudos, las armas y los arcos tienen grados de rareza (común, raro, legendario) y un nivel que va de la mano de tu personaje en el momento de obtenerlas. Un factor en un número te indica cuánto aporta a tu potencia y defensa.

Conforme vas progresando recibes recompensas proporcionales al nivel de tu personaje, de manera que una fea espada común puede fácilmente superar el aporte que te otorga la carísima espada legendaria que compraste en una tienda o que se te otorgó como recompensa exclusiva de tener la versión Deluxe del juego. El sistema te indica que no hay de qué preocuparse porque puedes mejorar cualquier pieza con los herreros para que sea proporcional a tu nivel, el problema es la enorme cantidad de dracmas que tendrás que pagar.

Es un poco frustrante que, si decides subir de nivel alguna pieza que te gusta mucho por sus características —algo que sucede con facilidad al tener armas muy raras con interesantes habilidades únicas— no pasen 30 minutos de juego antes de que recibas algo mejor y tus más de 2000 dracmas pagadas al herrero prácticamente no valgan la pena. Este sistema te orilla, más bien, a no encariñarte con piezas de equipo para evitar pagar para mejorarla. En este caso, todas las piezas legendarias y raras se convierten en un gancho para estar pagando al herrero en lugar de ser algo útil que te ayude permanentemente en tu aventura.

Como se veía venir, es posible comprar con microtransacciones monedas del juego bajo la etiqueta de “ahorradores de tiempo”. Más de algún desesperado podría comprarlas para subir de nivel todo su equipo legendario, pero luego se llevará la sorpresa de que todo eso quedó obsoleto ante las más humildes recompensas que recibe porque son más efectivas al tener un nivel más alto. Habiendo tantos RPG con sistemas de recompensas similares, ¿por qué no se integró un sistema de infusión de equipo en lugar de los caros pagos a los herreros para mejorar piezas legendarias?

Dinero no te falta porque recibes dracmas por cumplir misiones secundarias o participar en actividades como luchas en la arena o carreras en el hipódromo, pero me parece que los caros pagos para subir de nivel el equipo son un intento de motivar al usuario a participar en los microtransacciones para ahorrarse el grinding.

Nadie te obliga a comprar con microtransacciones, pero definitivamente este sistema de progresión te orilla a que todo tu equipo sea desechable y te adaptes a las mejores piezas que el juego te va soltando al progresar en tu aventura. Esto es algo que definitivamente tiene que mejorar en futuras entregas si quieren integrar un sistema de recompensas similar.

Queda completamente claro que los nuevos toques de RPG y su forma de recompensar a los usuarios son cambios importantísimos para la serie. Tanta variedad en los botines motiva más a jugar y experimentar con las opciones, aunque la manera de administrar y subir de nivel esas recompensas no parece lo mejor entre juegos que funcionan de forma similar.

Los tropiezos de Assassin’s Creed Origins

El principal talón de Aquiles de la serie es su repetición. Assassin’s Creed Origins hace mucho por dar variedad mediante distintas actividades, pero no escapa de sentirse repetitivo como el resto de juegos de la saga.

A su favor, Origins cuenta con misiones secundarias que cuentan una que otra historia interesante para enriquecer el enorme detalle del mapa. En su contra tiene que esos relatos son sólo un disfraz que envuelve el mismo tipo de actividades que la serie ha ido arrastrando a lo largo de una década.

Limpiar fuertes y saquear tesoros, rescatar un prisionero y matar objetivos específicos son acciones que se repiten una y otra vez; hay escasa creatividad en los acertijos o el uso de los elementos ambientales para resolver situaciones, momentos fugaces que únicamente se viven dentro de las tumbas.

Assassin’s Creed Origins sigue siendo un juego de seguir marcadores por todos lados, lanzar el drone (el águila Senu) para identificar los objetivos y llegar a ejecutar rivales de forma sigilosa o con tus habilidades en combate.

Juegos de mundo abierto que salieron este mismo año nos han entregado experiencias de cientos de horas con actividades creativas y retos inteligentes hacen evidente que esta fórmula de Ubisoft que se repite una y otra vez en la mayoría de sus juegos mucho tiene que cambiar para ser relevante de nuevo. Sí, agradecemos las maravillosas recreaciones y que impactan a la vista, pero hace falta más, el turismo virtual o unas cuantas buenas historias para destacar en el medio.

Assassin’s Creed Origins tiene muchas deficiencias en las inteligencias artificiales. Cuando te toca participar en alguna misión con un aliado notas de inmediato que hay mucho qué mejorar en la forma en que se desenvuelven. Del lado de los enemigos me tocó varias veces que me escondía en un montículo de paja, sabían que estaba ahí y se quedaban disparando a la barda detrás de mi sin causarme daño.

El juego implementa un sistema de viaje automático donde tu montura sigue el trazo de los caminos mientras puedes apreciar lo que te rodea, sin embargo, es incómodo que siempre hay gente que se atraviesa o que chocas contra cosas, lo que evidencia que esa función tuvo que haberse pulido.

No es novedad que un juego de este tipo con las ambiciones de un enorme mundo abierto tenga bugs. Estoy seguro de que no se hablará tanto de estas fallas como cuando Assassin’s Creed Unity se convirtió en blanco de burlas, pero quizá es porque todos sabemos que el estándar de calidad de Ubisoft incluye esas fallas.

Gente flotando, la cabeza de mi montura atravesando una barda y hasta una carreta que se lanzó a sí misma al aire sin motivo fueron algunas de las cosas que vi en mi viaje de casi 30 horas por el Antiguo Egipto. Más incómodo fue quedarme atorado en un carro frente a un árbol o que los enemigos se trabaran y tuviera que reiniciar el juego.

Es una lástima que todo lo que comenté sobre la exquisita recreación del mundo que se presenta se vea manchada por este tipo de descuidos. Si el juego fuera impecable a nivel técnico y se hiciera un mundo más pequeño, pero relevante en cuanto a retos creativos, me parece que sería fuerte candidato a estar entre lo mejor del año.

Veredicto

Assassin’s Creed Origins es un deleite para el turista virtual o el amante de la historia; sus cambios dejan ante el mejor juego de la serie en años, no obstante, importantes fallas lo convierten únicamente en una buena experiencia, a secas, que sigue cediendo un lugar que podría corresponderle en las listas a lo mejor del año.

Disfruté su sistema de combate —que no es perfecto pero aporta a una serie en la que las peleas eran muy automáticas— que con un poco más de trabajo puede ser una de las estrellas en el futuro de la serie. Sus botines y recompensas, aunque funcionan de manera poco convencional, me motivaron a explorar su vasto mundo abierto, otro cambio que sienta bien a una serie que ahora ha tomado más elementos del género RPG.

La recreación de Egipto es fantástica, su mundo es peligroso y salvaje, es un fabuloso campo de aventuras contenido en uno de los mejores mapas que ha tenido la serie y, afortunadamente, hay misiones secundarias que enriquecen la ambientación con sus historias míticas y sobre el estilo de vida de los egipcios.

Las debilidades pueden resumirse en falta de la chispa creativa en un juego al que siguen faltando desafíos que hagan pensar al jugador en lugar de llevarlo de la mano siempre con sus montones de marcadores. La repetición es un depredador que mata la emoción de explorar su exquisito mapa. Es una lástima que siga teniendo bugs y que ese sea el sello característico de gran parte de los mundos abiertos del publisher.

Si te gusta Assassin’s Creed, disfrutarás esta entrega y si no eres fan de la serie pero te gusta el momento histórico en que se inspira también encontrarás una buena aventura. El título tiene un gran protagonista con muy buena actuación de voz y la campaña es, en términos generales, satisfactoria.

Ten cuidado con las microtransacciones y no te apegues a tu equipo legendario, pues usar todo tu dinero en las mejoras podría hacerte sentir mal. Fuera de eso, quizá su tono repetitivo no te motive a ver todo lo que su enorme mapa ofrece, pero seguro pasarás un buen rato en el Antiguo Egipto.

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