Review

Wizard with a Gun

Mucho más que un roguelite
LEVELUP 8 Bueno

PROS:

Una jugabilidad amplia, profunda y muy basta

La libertad que nos da el sandbox es grandiosa

Los elementos de crafteo y looteo se combinan a la perfección con los de un roguelite

Mundos muy interesantes de explorar y con muchos recursos para explotar

Jefes y enemigos con un diseño genial y que deben de ser combatidos de diferentes maneras

Soundtrack glorioso

CONS:

Balance muy desproporcionado entre la dificultad del modo individual y la del cooperativo

A veces es poco claro todo lo que podemos hacer con nuestros recursos

Menús incómodos de navegar y explorar

Problemas técnicos cuando hay mucho en pantalla

Lo grandioso de los tiempos modernos es que los géneros de los videojuegos están mucho menos encasillados. Ahora un juego de golf puede tener elementos RPG, a uno de estrategia se le puede agregar simulación de citas y hasta un roguelite puede fusionarse con crafteo. Esto y más es Wizard with a Gun, una entrega demasiado ambiciosa que cumple en varios campos y en otros se enreda con sus ganas de destacar.

Galvanic Games, un estudio de Seattle que en sus lanzamientos pasados se enfocó en la experiencia colaborativa en línea, y que su más reciente creación demuestra que son expertos en este tipo de entregas, es el encargado de desarrollar Wizard with a Gun. La nueva entrega puede jugarse en solitario o con un amigo y, afortunadamente, ambas formas son geniales.

Es el fin del mundo como lo conocemos (y me siento bien)

En Wizard with a Gun somos un mago con una misión: salvar al mundo de la destrucción. El universo está amenazado por una especie de caos y, según la profecía, es nuestro turno de detenerlo con ayuda de un libro mágico que nos ayudará a aprender hechizos y a hacernos más poderosos.

Para lograrlo, debemos escanear máquinas, estructuras, enemigos y todo lo que nos encontremos, y al hacerlo, aprendemos más sobre el lore, que vaya que es gigante. Es muy interesante aprender cada detalle de este mundo que se cae pieza por pieza, porque se nos da información sobre cosas que pasaron hace siglos y que al reunir toda entendemos por qué este universo es tan caótico.

Además del libro mágico, hay otro elemento importante: una máquina que nos permite regresar el tiempo. Lo malo es que está rota, así que debemos encontrar sus engranajes para arreglarla. Ya que lo hacemos, uno pensaría que podemos ir a cualquier época de la historia, pero únicamente podemos retroceder 5 minutos, así que es nuestro deber aprovechar esta ventana pequeña para salvar al mundo.

¡El cielo se cae!
¡El cielo se cae!

Cada segundo es importante

Para nuestra fortuna, el tiempo se detiene cuando estamos en La Torre, una especie de guarida que nos sirve de base y en donde podemos tardar lo necesario para prepararnos para la batalla. Ahí es posible construir mesas de trabajo, hornos, cofres para guardar nuestro botín y hasta una máquina costurera. Una vez que estamos listos, atravesamos una puerta mágica que nos lleva al mundo real y tenemos 5 minutos antes de que el mundo comience su colapso.

Es de vital importancia aprovechar ese tiempo. El mundo en el que nos movemos es enorme, y hay muchos ecosistemas, por lo que encontraremos todo tipo de cosas: árboles, arbustos, lagos, pilares de piedra, bloques de hielo y muchas cosas más. Después de recoger los recursos los llevamos a La Torre para construir armas, municiones, ropa y mejoras, así que en esos 5 minutos, además de pelear, debemos farmear como locos.

Sentimos que este aspecto combinó muy bien con el combate (del que ya hablaremos) porque le agrega una capa de profundidad a la jugabilidad. Nos obliga a atender otros aspectos además de eliminar monstruos, y el hecho de tener el tiempo tan limitado, agrega emoción a la experiencia la hace y poco tediosa. En lugar de pasar horas talando árboles o consiguiendo partes de máquinas, lo hacemos en 5 minutos, que son suficientes para conseguir mucho material.

Un lugar en donde el tiempo no va ni viene
Un lugar en donde el tiempo no va ni viene

Manos a la obra

Ya en La Torre, es muy importante saber administrar nuestros recursos y destinarlos a lo más necesario. Como les comentamos, podemos construir varias estaciones de trabajo; por ejemplo, una mesa de municiones. Las balas más básicas son las de madera, pero también hay de fuego, hielo, agua, veneno, aceite y más, que obviamente causan daños diferentes y que incluso se pueden combinar.

Por ejemplo, a un enemigo lo podemos llenar de aceite y después dispararle una bala de fuego para que se prenda en llamas. Nuestras favoritas fueron las de fuego, porque combinan su efecto con casi todas las demás, causan mucho daño, y sirven para conseguir recursos de árboles y plantas con más velocidad. Además, hay mesas de trabajo dedicadas a cada elemento para construir munición y hechizos más poderosos.

Este sistema es sumamente divertido porque hace que estar en La Torre se convierta en un subjuego. Nos recordó un poco a Cult of the Lamb, sólo que, en lugar de proveer a nuestro culto, nosotros somos el foco de atención. Hay muchísimas cosas en las que podemos utilizar nuestros recursos, y aunque eso resulta en un modo de juego vasto, también desemboca en un problema.

Usa cada elemento a tu favor
Usa cada elemento a tu favor

Hay tanto por construir, que durante un tiempo no nos enteramos de todo lo que está disponible, y sentimos que fue así porque el juego nunca nos lo dijo o se perdió en un mar de información. Por ejemplo, se explica la función del horno, pero jamás los elementos que se pueden mezclar para crear material. En este caso, tuvimos que echar lo que se nos ocurrió y poco a poco descubrir las combinaciones disponibles y sus resultados.

Esto fue frustrante porque llevábamos un buen rato farmeando por un material específico, y por curiosidad descubrimos que podíamos hacerlo en el horno, así que sentimos que perdimos mucho tiempo. Además, nos hizo pensar que no estábamos explotando el potencial de cada máquina, pero por más que indagamos en el menú para entender los distintos aparatos, a veces pasábamos por alto algunos detalles.

Ese es otro detalle que juega en contra de Wizard with a Gun: los menús. Son muchísimos, así que al principio fue muy difícil aprender qué botón lleva a cada tablero y perdíamos bastante tiempo descubriéndolo. Esto en el mundo abierto fue un problema grave, porque es imposible pausar mientras los revisamos, así que recibimos mucho daño en lo que tratábamos de encontrar la pestaña para construir una poción o un arma. Es un sistema de navegación muy poco amigable para el jugador.

Prepárate para mil y un menús
Prepárate para mil y un menús

El campo de batalla está listo

Pasemos al combate. Como les dijimos, cada ronda en el mundo dura 5 minutos. Parece poco, pero, afortunadamente, puede incrementar, ya que podemos encontrarnos a los enemigos que son la fuente del caos, y al derrotarlos, adquirimos tiempo extra. Algunos suman 30 segundos, pero otros incluso 3 minutos, así que recomendamos buscarlos al inicio de cada partida para que nuestro cronómetro crezca.

¿Qué pasa cuando el contador llega a 0? El mundo comienza a destruirse, pero lo hace de manera gradual. Los monstruos comienzan a brotar desenfrenadamente, y debemos sobrevivir e huir a la puerta mágica para regresar a La Torre. Estos aliens tienen el poder de destruir el suelo, así que si nos quedamos mucho tiempo ahí, moriremos, y hacerlo representa perder todos los recursos que obtuvimos en esa ronda, y nada es más frustrante.

Además de estos seres misteriosos, hay otros enemigos, y aunque derrotarlos no nos otorga más tiempo en el reloj, nos dan elementos muy útiles para la construcción. Uno de los descubrimientos más importantes que hicimos es que a veces podemos hacer que ellos peleen entre sí, ya sea con un tipo de bala que los hace nuestros compañeros, o simplemente cuando se encuentran.

Hubo algunos minijefes que nos costaron mucho trabajo, pero después se nos prendió el foco y pensamos “¿para qué ensuciarnos las manos, si otros pueden hacerlo?” Así, con ayuda de las otras bestias que hay en el mapa, logramos derrotarlos. Esto es prueba de toda la libertad que el sandbox nos otorga y las diferentes variantes que tiene el combate.

Hay toda clase de monstruos y bestias
Hay toda clase de monstruos y bestias

Hay muchos biomas y es muy divertido e interesante ver lo que cada una de nuestras balas hace en las criaturas que los habitan. Los animales y las bestias que están en la tundra son débiles ante el fuego, así que si exploramos esa zona, es importante llenar nuestro inventario de este tipo de munición, aunque fuera de ahí será menos útil. Descubrir una nueva área es emocionante, porque así estamos obligados a usar todos los elementos.

Otro detalle que nos encantó de cada ecosistema es su música. El soundtrack en general es formidable, pero lo que lo hace tan encantador y fantástico es que combina a la perfección con el bioma en el que estamos. En el campo nevado nos da una sensación de que estamos perdidos, en el pantano tiene un estilo mucho más campirano, en el bosque (nuestra primera zona) es épico y nos hace entender que emprenderemos una gran aventura, y en La Torre es tranquilo y sereno.

Una vez que reunimos los engranajes suficientes, en el mapa se nos revela la ubicación del jefe de cada zona, y decir que son difíciles es poco. Son brutales, al menos jugando en solitario, pero como comentamos, cuando descubrimos su debilidad, simplemente tenemos que ser pacientes y atacar mucho tiempo hasta derrotarlos. Cuando lo logramos desbloqueamos una nueva área en el mapa y éste termina por ser gigante mientras más avanzamos.

Ahora que mencionamos el modo cooperativo, recomendamos ampliamente jugar con un amigo, porque además de que compartirán un rato extraordinario, el juego es mucho más sencillo así. La diferencia es tan notable, que creemos que el juego se va a los extremos: en solitario puede ser brutal y complicado, pero acompañado pasa a ser un paseo en el parque. Esto lo vemos como algo negativo, porque puede ahuyentar a quienes no tengan con quien jugar, y también porque creemos que pudo balancearse mejor.

Unos huesos muy duros de roer
Unos huesos muy duros de roer

Veredicto

Wizard with a Gun es una experiencia que vale la pena tanto en solitario como multijugador, sobre todo para los fans de los roguelites y de los títulos de construcción, administración y estrategia. Tiene defectos notorios, principalmente el balance de dificultad, la complejidad y confusión de sus menús y que cuando hay muchos enemigos y elementos en pantalla la tasa de cuadros por segundos cae bastante, pero creemos que sus fortalezas son más importantes.

A pesar de que su ambición se lo come por momentos, logra sazonar muy bien cada elemento que puso en el plato para que ninguno destaque de más o que alguno nunca explote su potencial. El resultado es maravilloso y es una recomendación sencilla si buscan un título en el que puedan perderse por muchas horas con algún amigo.

Video relacionado: Wizard with a Gun | Launch Trailer

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