Godzilla Minus One libera a la bestia más destructiva del cine japonés

Esta película presume el poder de Godzilla sin rodeos


Godzilla Minus One es una producción que presta atención a los detalles para transportarnos al pasado y toma elementos del cine clásico de kaijus para demostrarnos que Godzilla sigue vigente. La intención de la película es presentar a la enorme criatura como el epítome del caos y la destrucción en un Japón que, de por sí, sufre los embates de la guerra.

Lo interesante es que, desde el principio, el director Takashi Yamazaki presenta a la bestia como un enemigo natural de la humanidad. Todo ocurre justo al final de la Segunda Guerra Mundial, momento que aprovecha para resaltar la fragilidad de la vida y evidenciar la disparidad entre los protagonistas de la historia: Japón en su estado más vulnerable y un monstruo radioactivo de 20,000 toneladas con alto poder destructivo.

Aunque la intención de la película es mostrar a Godzilla en todo su esplendor, la historia centra su eje en Koichi Shikishima, un expiloto que lucha con las consecuencias de sus decisiones. Esto lo lleva a tener una rivalidad con Godzilla hasta un punto obsesivo, así que su objetivo es destruirlo para limpiar su honor. La historia sencilla y sin pretensiones permite que la narrativa sea amable con el espectador y pueda empatizar con los personajes que se unen a Koichi, quienes de por sí tienen un destino incierto en medio de la tragedia.

En este caso, simplificar las cosas de la historia es una buena decisión porque permite apreciar a Godzilla en su estado más puro. Godzilla Minus One transmite la sensación de esas películas de kaijus antiguas en las que un monstruo burdo y salvaje es el protagonista. Aquí, además, el ambiente lleno de despojos evidencia la situación que viven los habitantes de la isla nipona.

Por otro lado, aunque toca temas delicados como la guerra, Godzilla Minus One no profundiza demasiado y el director no pierde el tiempo en lecciones. Los esfuerzos están en dotar a los personajes de personalidad y mostrar a Godzilla haciendo lo que mejor sabe: destruir.

A escala técnica, Godzilla Minus One logra mucho con muy poco, y lo digo de forma literal, ya que el presupuesto fue sólo de $15 millones de dólares. Se nota que cada centavo estuvo bien invertido porque hay grandes momentos de acción donde Godzilla luce más atemorizante que de costumbre. Explosiones, edificios derrumbados y el clásico rayo atómico nos dejan ver que estamos ante una bestia que se divierte cuando demuestra su poder. Todo esto orquestado con grandes piezas musicales y efectos de sonido, como el rugido del gigante prehistórico.

Debo decir que, aunque los efectos especiales logran su cometido y el modelo de Godzilla tiene una calidad sobresaliente, hay momentos en que el CGI decae un poco y los objetos parecen estar en un plano distinto al de los actores o lucen poco realistas. Estos detalles no afectan del todo la experiencia visual, pero rompen un poco la estética clásica que acompaña a la historia.

Godzilla Minus One nos demuestra que menos es más, que el cine de kaijus sigue vigente y que puede consentir a los fans y dar al resto de los espectadores lo que esperan ver sin rodeos. Debo añadir que en ocasiones trata de sorprender con giros de tuerca que no funcionan del todo, pero sabe cómo mantenernos interesados en lo que pasará después. La recompensa de conocer a los personajes y su lucha por levantar Japón de los escombros son dosis de destrucción al más puro estilo de ese cine de monstruos fenomenales que a veces extrañamos. Godzilla Minus One se estrenará el próximo 28 de diciembre en las pantallas de Cinépolis.

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