Retrocompatibilidad o la cura para la falta de juegos

De cómo una función atrasada se volvió estrella del show


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Con el portazo a las conferencias en E3 2015, llega el momento de preguntarse: ¿quién de los 3 fabricantes principales ganó? Al margen de la respuesta, la escala obligada es el tema de la retrocompatibilidad que Microsoft trajo a colación ayer, sorprendiendo a propios y extraños con el anuncio de que el Xbox One será capaz de reproducir juegos para Xbox 360 a fin de año, en lo que para muchos ―yo incluido― tuvo tintes de milagro. Y si piensan que este factor basta para darle la ventaja a Xbox, puede que tengan razón, pero eso NO es necesariamente positivo.

Como cualquiera, me dejé llevar por la emoción, los gritos y los alaridos en el Galen Center ayer cuando Phil Spencer anunció que, de alguna manera, habían logrado traer de regreso los títulos viejos a la nueva consola; una omisión que le mereció desprecio a la compañía y quizás hasta el empleo a más de uno dentro de Microsoft en 2013, no tanto por la incapacidad de resolverla, sino por el controvertido tratamiento que ejecutivos como Don Mattrick dieron al asunto―¿recuerdan aquello de "si quieres retrocompatibilidad, eres retrógrada"?―.

Para quienes no estaban enterados de la situación, vale la pena recapitular en que la arquitectura del Xbox 360 es PowerPC, mientras que la del Xbox One es X86, es decir, el lenguaje que manejan ambos sistemas es distinto y por lo mismo, no podían reproducir los mismos juegos... hasta ahora.

La retrocompatibilidad llega en el contexto de una sequía de juegos AAA exclusivos

¿Cómo resolvió Microsoft este problema? Su conjetura es tan buena como la mía y lo cierto es que Sony aún no encuentra la cuadratura del mismo círculo, pero eso nos lleva a cuestionamientos que, para mi gusto, resultan todavía más importantes: ¿más vale tarde que nunca? y ¿por qué la retrocompatibilidad sigue siendo tan importante? Y antes de que contesten, piensen en qué otros anuncios hizo Xbox en su conferencia: ¿Halo 5: Guardians? ya estaba más que revelado; ¿Gears of War: Ultimate Edition? filtradísimo; ¿Gears of Wars 4? hasta el año entrante; Rise of the Tomb Raider no es una exclusiva real; y la lista sigue hasta el punto en el que un juego indie como CupHead adopta una relevancia inusitada para tratarse de la conferencia de un fabricante de la talla Xbox. No es mi intención menoscabar el mérito de un anuncio como el de la retrocompatibilidad, cuando definitivamente constituye una hazaña en toda la extensión de la palabra, pero llega en el contexto de una sequía de juegos AAA exclusivos.

Y entonces el mensaje se vuelve, de manera implícita, "retomen sus juegos viejos, en lo que se nos ocurre cómo resolver el tema de las exclusivas reales." Es decir, entiendo a la perfección el gusto que deben sentir aquellos quienes, como me pasó en otras generaciones, tuvieron que vender su Xbox 360 para adquirir un Xbox One, y que ahora están ante la oportunidad de recuperar los títulos y el dinero que creían perdidos, e incluso para quienes conservamos nuestro Xbox 360, esto es una buena noticia aunque llegue con año y medio de demora, pero ése es el meollo precisamente... llegó tarde, muy tarde y es síntoma de un cáncer.

Seamos francos: el asunto de tener tus juegos viejos vigentes al inicio de una nueva generación cobra relevancia en el entendido de que, como toda buena transición generacional, no suele haber muchos juegos nuevos al comienzo y mientras el nuevo aparato se asienta, alternas entre títulos antiguos y los pocos recientes. ¿Quién hubiera dicho que a 2 años del debut de la generación, seguiríamos vitoreando casi con lágrimas en los ojos la retrocompatibilidad?

Red Dead Redemption destaca en la lista de candidatos a retrocompatibilidad
Red Dead Redemption destaca en la lista de candidatos a retrocompatibilidad

Lo que la consola y la marca precisaban ayer eran exclusivas AAA con santo y seña, y en vez de eso, tendremos Red Dead Redemption, un gran juego... de hace 5 años, y Mass Effect con captura de pantalla y probablemente Skyrim, etcétera. Todo depende de lo que la gente pida de cara al estreno de esta función en diciembre.

Hasta donde sabemos, el único impedimento para hacer la migración completa es más administrativo y de negocios que de tecnología, por aquello de que tus juegos para Xbox 360 estaban pensados para comercializarse precisamente en ese sistema y su traslado a uno nuevo trae consigo implicaciones del índole comercial, pero vaya, aquellos títulos AAA volverán y, si todo sale conforme a lo prometido, no te costará un centavo. Excelente. ¿Y luego? Ésta era una función para celebrarse con bombo y platillo a mediados de 2013, hoy se siente más como un paliativo para problemas más graves que aquejan no nada más a Xbox, sino también a Sony, enfrascados ambos en una guerra de remasterizaciones, remakes, exclusivas temporales, proyectos de Kickstarter y pendientes para el año que entra, como la colección de Rare, UNCHARTED 4: A Thief's End, Gears of Wars 4, Quantum Break, Scalebound, Shenmue III, Final Fantasy VII y un largo etcétera.

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